Introspección.

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Zaira. Pov.

Hablar con Rosa siempre me tranquiliza y llena de vida a mi alma herida. No se equivocaba mi padre cuando decía que su hermana de corazón,- Mentiroso.- siempre tenía las palabras correctas para solucionar sus problemas. Ella me ha cuidado mejor que mis padres.

Cuando tenía ocho años, mi papá me llevó a la empresa.- La verdad, que en aquel entonces era muy aburrido estar con mi padre en su adorada y amante empresa-. Aburrida ante el letárgico tiempo que no pasaba tan deprisa como quería, y la incesante llamada de las machinas a todo vapor, bajé por las escaleras que daban acceso a la fabrica. Allí se producía y generaba la magia, decía mi abuelo Ciro. La grandes maquinarias producían fuertes ruidos, pero no me espantaban, todo lo contrario. Unos enormes tambores, rellenos de caramelizados dulces que se transformarían en enormes paletas, que disfrutarían muchos niños de mi edad; se iluminó como un enorme letrero. Aquel tanque contaba con una escalerilla que te permitía ves su interior. Curiosa como siempre, subí por ella con el entusiasmos que la edad me proporcionaba. Apenas terminé de subir el ultimo peldaño, comprobé que mi altura no me permitiría acceder a mi tan apreciado misterio por descubrir, y poder ver el interior de aquel maravilloso objetivo.

- Tenes que sujetarte de la barandilla Zaira.- Me dijo Rosa sin asustarme y de manera alma.- Podes caer en su interior y no lograremos en muchas horas sacarte de allí y podrías morir ahogada.

- No puedo ver el caramelo.

- Ven conmigo.- Bajamos juntas las escalerillas y me llevó a otro sector.- Aquí es mejor.- El caramelo, se estiraba y cambiaba de color dentro de una enorme licuadora.( No se llama así, pero las arpas que mezclaban el producto se asemejan a una).- Te gusta?.- Me pregunta Rosa.

- Sí, mucho...- Me hace una seña con su cabeza para alejarnos de la zona de maquinal.

- Zaira, no vuelvas a bajar sola. Te puede pasar algo y tus padres, tu hermano y yo, sufriríamos mucho.

- Estaba muy aburrida, tía.

- La próxima vez que la curiosidad de llame, me lo comentas y buscamos una divertida actividad para hacer juntas.

- No podemos recorrer la fabrica?.- Le pregunté con mi cara de picara niña.

Yo estaba tan emocionada aquel día. Recorrí con Rosa toda las maquinarias. Vi el proceso de los productos desde que ingresaba la materia prima, hasta que finalizaba el materia envuelto en su envoltorio comercial. Aquel día también fue la primera vez que mi padre me dijo que jamás me pertenecería este lugar. Mi hermano sería dueño de la empresa y que yo nunca trabajaría allí.

* * *

- Zaira, desde que hemos comenzado con la terapia, jamás nombras a tu madre.- Me pregunta el psicólogo que tengo frente a mi.

Retomé las consultas con un psicólogo luego de la conversación con Rosa. Nunca me había escuchado tan depresiva y triste en mi vida. Era realista y franca cuando dije aquellas cosas. Todo cambió cuando regresé a mi casa aquella tarde. Al entrar a mi departamento estaba desolado y las copas de vino; por alguna extraña razón no las había quitado de la mesa ratona. Yacían junto a la botella de vino vacía desde que Alondra la compartió junto a mí aquel sábado.

- Mis padres eran muy...mayores...

- Mhujum.

- Mi madre era una mujer...muy...no demostraba sentimientos...hasta que falleció mi hermano Ziro....Yo no existía para ella...o eso sentí por muchos años.. hasta que pasó...- No sé cuantos minutos pasaron desde que me quedé inmersa en mis recuerdos.

Huye...De Mi. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora