Alondra. Arrepentimiento.

15 3 0
                                    

Sería capaz de dejarla y no volver a verla nunca más?. Quién en sus cabales continuaría con una persona que desde un principio, sin rodeos, te dice que ella no se arriesgaría por vos?.

Bianca en testarudez tiene toda la razón. Aunque me cueste admitirle que está en lo cierto. Mi amiga jamás dudo del amor que Zaira siente hacia mi, pero mis viejas heridas le han hecho pagar a mi ex novia un alto precio. Dijo a su vez que era de esperar que Zaira huiría, como lo ha hecho en el pasado al sentirse acorralada de enfrentarse a un cambio tan radical como la crianza de otro ser humano. Que no estaba comprendiendo la situación tan extrema, que, por mi egoísmo arrastré a la que era mi novia a chocarse contra un muro de concreto.

En cambio Lala, por su extensa experiencia de vida, (No diré jamás en voz alta que su edad le da ese plus), comprendía con claridad la situación extrema a la que ambas estábamos enfrentando. Zaira conoció un nuevo mundo y yo se lo arrebaté de un soplido.

El juicio por la muerte de sus padres implicaba tener que sacrificar muchas cosas. Entre ellas no verme con tanta frecuencia, sabiendo que eso me crearía conflictos y cuestionamientos que acabarían con nuestra frágil y poco consolidada relación de pareja.

Que en mi estoica personalidad, vi mi sueño perderse conforme pasaba el tiempo; sumando a la ecuación, que todas las personas a mi alrededor obtenían lo que yo deseaba.

Como un juez dictamine mi propia sentencia. Acorralé a mi novia a vivir con intensidad situaciones que deberían de haber cumplido un tiempo prudente para ser asimilados. Pretendía acelerar sus tiempos de incorporar, dirigir y confrontar a escaso y corto plazo.

Obviamente no dormiría a escasos metros de distancia, de la que antiguamente era mi habitación, siendo consiente que la personas que amaba, y pretendía no volver a ver, estaba detrás de una puerta asimilando mi cobarde decisión. Sí cobarde, porque preferí dar por terminada nuestra relación cuando sé claramente que no es lo que quiero. Quiero luchar por nosotras, por lo que sé que ella también siente cada vez que estamos juntas. Lo sentí, lo volví a sentir en sus besos y en su manera única de mirarme.

Era de esperar también que mi cuerpo y mi bebé sentirían la carga emocional de las ultimas horas. Una piedra era mi panza. La tensión nerviosa y mis autorreproches no me dejarían tranquila. Ni mucho menos ayudaría a conservar la templanza, que estaba pretendiendo sostener para que este embarazo no termine como el anterior.

Tampoco dejo de pensar en la amenaza que recibió mi padre. Qué hubiera pasado si esas personas cumplían con su promesa?. Tanto sacrificio por parte de mi ex novia para que terminara pasándome algo por mi testarudez, poniendo en peligro la vida de mi bebé.

Mi abuela lo dijo bien claro: No uses tu auto para ir a ver a Zaira. Y yo qué hago?, salí corriendo sin pensar y tomé las llaves de mi coche para correr a los brazos de la mujer que hace unas horas le pedí que no volviera a verme nunca más en su vida.

- Eliel.- Sonrió sola, es la primera vez que le asigno un nombre.- Perdóname hijo por exponerte a estos tratos.- Acaricio mi abdomen.- Sé que te sientes presionado por mi pancita, pero pronto se parará la tensión.

Una mierda son las Braxton Hicks. Aunque estas contracciones sin dolor me recuerdan a las que tuve en mi anterior embarazo, trato de no alarmarme. Pero algo me dice que no subestime mi instinto.

Escucho la puerta abrirse de la habitación de Zaira. Con disimulo me acomodo sobre el sofá pretendiendo que todo está bien.

- No podes dormir?.- Le pregunté y puedo ver que la sorprendí tanto que se ha llevado una de sus manos al pecho.

- No...Alondra vos deberías de descansar, no te hará bien desvelarte.- Ni verte en esa bata que marca las curvas de tu cuerpo, que despierta en mi el libido que trato de manejar cada vez que te apareces en mis húmedos y eróticos sueños nocturnos.

Huye...De Mi. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora