Paraíso... Alondra.

16 3 0
                                    

Zaira pensó en todo, absolutamente en todo. Los colores, las texturas a detalle, mi esposa captó con precisión con cuales me siento cómoda. Ni hablar del estilo, el tamaño y que tipo de materiales son los que selecciono como accesorios. Qué creen qué estuve haciendo yo desde que leí su nota y tomé aquellos objetos con mis manos?.. Sí, llorar como una idiota. Tanto que las chicas que contrató Zaira, para que me dejaran hermosa, han tenido que batallar con mis incontrolables lagrimas.

- Lo siento...- Mi voz emerge desde mi garganta, resonando angustiante y quebrantada.- Quiero dejar de llorar, pero no sé qué me sucede.- La maquilladora me extiende una toallita para que secara mis lagrimas.

- Cuántos meses tiene su hijo?.- Me giro para ver a Eliel en brazos de mi abuela haciéndole morisquetas a la mujer que me ha hecho un hermoso peinado, tratando de distraerlo.

- Ocho meses.- Contesté sonriendo, observando los brazos de mi niño extendidos en mi dirección tratando que lo cargue.

- Puedes cargarlo...No podré maquillarte en este estado..- La mujer posa una mano en mi hombro para luego arrastrar una silla y sentarse cerca de mi. Su mirada me transmite confianza y comprensión a mi deplorable estado anímico.- Zaira es tu esposa?.- Asiento con mi cabeza. Toma unas almohadillas de silicona y las pega debajo de mis ojos.

- Conoces a mi esposa?.- Pregunto. Ella asiente. Ojalá no sea una de sus ex amantes. La mujer frente a mi tendrá unos pasaditos treinta, sonríe aplicándome una sustancia refrescante en mi rostro.

- Soy la prima de Cristóbal...El mejor amigo de Zaira?.- Retira aquella sustancia con un apósito diminuto.

- Sí, sé quien es.. No he tenido el agrado de conocerlo...Personalmente.

- Alondra sos una mujer hermosa, no necesitaré utilizar demasiado maquillaje para resaltar tus perfectas facciones.

- Deberías decirle a mi madre eso...- Dije por lo bajo.

- Qué has dicho?!.- Pregunta mi abuela.

- Dije una tontería.- Contesté mirando a mi hijo.

- Tienes un cuerpo privilegiado- Dijo la maquillista que no recuerdo su nombre al estar tan centrada en mi angustia. Abro los ojos al sentir como retira las almohadillas siliconadas debajo de mis ojos. Se siente muy refrescante, la verdad.- Fuiste madre hace ocho mese y pareciera que jamás has estado embarazada.

- Yo le dije lo mismo, pero parece que ella no se entera...- Increpa mi abuela.- Y creo que en los últimos meses has bajado de peso, Alondra.- Agrega extendiendo sus manos para que le pase a mi hijo.- Eva necesita maquillarte. Ven Ángel de la abuela...- Eliel, entre pequeños saltitos sobre mis piernas, pasa a los brazos de Rosa que lo llena de besos.- Iré a cambiarlo.

-Yo tengo dos hijos...- Dijo Eva indicándome con gestos que pasaría una crema sobre mi rostro. Acepto afirmando con un simple gesto.- Meses después de nacer mi primera hija pensaba que mi esposo no volvería a...- Aclara su garganta.- Gustarle.. Me miraba al espejo y me veía deforme...- Toma una esponjita, esparciendo con ella una base en crema.- Me enfoqué tanto en lo que creía ver a través del espejo, que terminé apartar a mi pareja con mis constantes quejas.- Deja la esponjita sobre la mesita, pasa a tomar unos pinceles con su mano derecha y con su mano izquierda sostiene una paleta de colores.- Federico, mi esposo, no se rindió.. Volvió a reconquistarme.- Eva sonríe.- Cierra los ojos, por favor, voy a delinearte...- Siento como pasa el delineador con delicadeza sobre mis ojos.- Conozco a Zaira hace muchos años, y puedo decirte que esa mujer está profundamente enamorada de vos.

- Lo sé, ella es como tu esposo. Zaira no se rindió, pero hace mese que no dejo de comportarme como una...desgraciada.- Eva niega con su cabeza.- No sé porque, pero comencé a sentirme muy insegura....Y poco atractiva.

Huye...De Mi. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora