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Felix se sintió nervioso en el momento de que el paquetito del condón se abrió, dejando ver el preservativo y como Chan lo colocaba en su muy duro, grande y delicioso pene.

Okey, lo último estuvo de más, pero para Felix era un deleite tenerlo en la boca.

El lubricante de nuevo entró en escena, solo que esta vez fue para Chan, esparciéndolo muy bien en todo su pene enfundado con un condón para que al entrar pasara más rápido y fácil. El castaño había soltado su pierna, dejándola reposar en la cama para mayor comodidad de Felix, no sabía que tan flexible podría ser el menor así que mejor regresar a la posición sencilla.

El menor miró todo atentamente y contuvo la respiración cuando sintió la punta acariciar su entrada, Chan notó esto así que se inclinó sobre su cuerpo y lo besó, intenso y pasional para hacerlo olvidarse de todo y así entrar lentamente.

Y le funciono, porque Felix estaba tan distraído por como Chan le chupaba la lengua que solo supo que lo penetró cuando la punta tocó hasta el fondo de si, soltando un gemido que se escuchó tan sorpresivo y extasiado que Chan le mordió el labio y comenzó a moverse, no muy fuerte, está bien que ya lo había dilatado y que el cuerpo de Felix estaba blando a comparación del principio, pero tampoco iba a ser bestia.

—O-Oh Dios... y-yo...Dios Chan—jadeaba el rubio con los ojos desorbitados y aferrándose a los anchos hombros del mayor, incluso si no se estaba moviendo muy fuerte se sentía demasiado intenso.

Todo gracias al primer orgasmo, pero Felix aun no lo entendía, después de eso se lo explicaría.

—¿Te gusta? —gruñó la pregunta contra su odio, mordiendo y chupando su lóbulo, Felix gimoteó fuerte intentando esconder su oreja encogiendo el cuello, pero la cabeza de Chan no se lo permitía, el castaño sonrió al encontrar un punto erógeno nuevo que aprovecharía al máximo.

Felix balbuceó algo muy parecido a un "por supuesto que sí" pero por culpa de los jadeos y gimoteos no se llegó a entender muy bien.

Entonces Chan aceleró el ritmo-cansado de ir tan lento (o al menos para su gusto)- y todo se descontrolo.

Felix gimió agudo por el abrupto cambio, tensando su cuerpo alrededor de Chan, sus fuertes y definidas piernas cerrándose alrededor de sus caderas y sus brazos enredándose en su cuello al mismo tiempo que empezaba a gemir con forme las envestidas de Chan; el castaño tenía aun su cabeza enterrada en el cuello del menor por lo que se dedicó a besar tanta piel como pudo, conteniéndose a sí mismo de morder y chupar con la fuerza que quería.

No podía dejarle marca alguna en el cuerpo.

No se podía permitir ser tan egoísta y marcarlo como quería porque el menor no era suyo, al menos no de esa forma.

El solo le estaba enseñando que hacer, nada más.

Estar teniendo sexo no significaba nada, ellos no eran amantes.

No podían serlo.

Sería demasiado.

El rubio sentía que se iba a desmayar cuando gradualmente las envestidas se volvieron cada vez más intensas, fuertes y profundas, no supo porque el cambio tan abrupto en su movimiento, era fuerte, demoledor, como si estuviera enojado y necesitara descargarse con sexo rudo, no le importo, se sentía fantástico, si seguía así no iba a durar mucho más tiempo y no quería privarse de tan delicioso y agresivo movimiento.

Solo que no pudo aguantarlo más, el movimiento se aceleró todavía más si era posible, sobre estimulando su abusada próstata al grado de voltearle los ojos hasta la nuca y hacerlo correrse fuerte, duro e increíblemente fantástico.

3...2...1 ¡Acción!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora