Capitulo 14

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Al despertar, estoy en una camilla. Al mirar a mi alrededor, vi a Kai sentado a mi lado.

—¿Michell, estás bien? —preguntó Kai.

—Sí, eso creo —respondí, mirando mi cuerpo. Al ver mi brazo derecho, noté que tenía un tatuaje en forma de dragón, una obra maestra. Nunca había visto algo igual.

—¿Qué rayos me pasó? —pregunté. Kai soltó un suspiro y me contó cada detalle.

—No sé qué me pasó, sentí el deseo de acabar con ella. Kai, me estoy convirtiendo en un monstruo —dije, mirando mis manos.

—No lo eres. Tienes el poder de cada dragón, además fue tu primer combate. No fue tu culpa. Ese tatuaje que te apareció es una marca de cuando activamos nuestro poder por primera vez —dijo Kai, levantando su camisa para mostrarme el suyo. Era hermoso, con el color azul en los ojos de su dragón.

—Bueno, ¿me puedo ir a mi habitación? Quiero tomarme una larga ducha. ¿Mañana tengo que ir a clase, no?

—Mañana tienes el día libre. Después de clases, vamos a la biblioteca a hacer los trabajos.

—Gracias, Kai.

—¿Por qué?

—Por sacarme de mis pensamientos. Si no hubiera sido por ti, habría matado a Sonia y nunca me lo habría perdonado.

—De nada. Y a seguir entrenando, te falta mucho camino por recorrer. —Kai me acompañó hasta mi habitación y se fue. Me di una relajante ducha.

Eva y Roci me ayudaron en todo, me sentía fuerte por primera vez en mi vida... Eva y Roci salieron con sus novios, así que me quedé sola en la habitación mirando al techo... Se me ocurrió retomar la composición de mi música... Además, Camila y Ali me habían enviado mensajes antes de clases... Coloqué mi guitarra en la cama, saqué mi libreta y un lápiz... Entonces comencé con mis notas... Empecé a cantar la música que me conecta de una manera inexplicable, acompañándola con mi guitarra.

🎶

¿De dónde vengo?
¿De dónde soy?

Mil preguntas pasan por mi mente

Que disfrute lo que viene

No me importa
A quién tenga que enfrentar

Navegaría mil mares
Cruzaría mil desiertos

Solo para saber mi verdad

🎶

Escuché un ruido en la puerta y, al voltear, vi a Kai en el marco de la puerta.

—Lo siento, no pares por mí. Solo quería saber si necesitabas algo.

—No, tranquilo. Si quieres, entra —dije. Kai entró y se sentó en la silla de mi escritorio.

—Tocas muy bien. ¿Tú escribiste la letra?

—Gracias, creo que sí. Le faltan algunos ajustes a la letra, pero sí.

—¿Me enseñarías a tocar?

—Si tienes paciencia, sí —le pasé la guitarra y le puse las manos en las cuerdas, luego en los trastes.

—No sé qué hacer —dijo Kai, algo confuso mirando la guitarra.

—Déjate llevar. Ahora vamos con las notas musicales; te las diré por números.

Pasamos como media hora entre risas, enseñándole a Kai cada parte de la guitarra.

—Creo que me quedo mejor con el combate —dijo, colocando mi guitarra en la cama.

—Y yo con la música.

—Tienes razón —dijo Kai, mirándome fijamente. Luego carraspeó.

—Es mejor que me vaya para que puedas dormir.

—Sí, claro, Kai.

—Buenas noches, Michell.

—Buenas noches, Kai. —Cerró la puerta de la habitación y entonces me tiré en la cama, jugueteando con mi collar hasta quedarme profundamente dormida.

La Profecía De DragonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora