A la mañana siguiente, me preparé para irme a la universidad junto a Ali. Estudiaremos en la misma universidad, pero en diferentes carreras. Finalmente me decidí por Música; me arriesgaré. Estábamos vestidas como futuras universitarias... en fin.
—Michell Anderson, estudiante de Música, año 2023, estás matriculada para iniciar las clases en un mes —aclaró la secretaria de la universidad.
Le agradecí y salí directamente hacia donde estaba Alicia, que besaba a su novio Jacob. Me sentí incómoda. Con mis dieciocho años, nunca he salido con ningún chico.
Porque mis expectativas están basadas en libros, y no quiero un amor a medias.
—Nos vemos luego, amor —dijo Alicia, abrazando a Jacob como despedida.
—Nos vemos, Michell —dijo Jacob, al que respondí despidiéndome con la mano.
Jacob es el tipo chico bueno, pero me daba mala espina. Era alto, con ojos cafés y cabello castaño. Según me dijo Ali, estudiará ingeniería. Ellos están juntos desde la secundaria, pero ¿Quién soy yo para interponerse en los planes de Cupido?
—¿Al final qué decidiste, Mic?
—Estudiaré Música.
—Me alegro por ti. ¡Vamos a comer helado para festejar! —chilló de emoción Alicia.
—Bueno, pero tú pagas —aclaré. Ella frunció el ceño.
—¿Qué dijiste? Navidad antes de diciembre.
—Tú fuiste la de la idea.
—Bueno, la próxima pagas tú.
—Trato.
Ali y yo terminamos en una heladería. Pero algo pasó; me empecé a sentir extraña, comencé a marear, me temblaban las piernas, y mi vista se nubló. Lo único que pude escuchar fue a Ali gritando ayuda. Luego, todo se volvió negro.
Al despertar, vi el techo blanco.
—¿Dónde estoy? —me senté inmediatamente.
—Michell, ¿estás bien? —preguntó Ali, con lágrimas en los ojos. Al voltear, vi a mi mamá.
—Cariño, ¿te sientes bien? —preguntó mi mamá.
—Sí, lo estoy. ¿Qué pasó? —Al verme, estaba conectada a un suero.
—Te desmayaste. Llamé a urgencias. Tu mamá estaba aquí, así que atendió —aclaró Ali.
—El doctor dijo que pudo ser una baja de azúcar o de tensión. Te envió unos medicamentos —aclaró mi mamá. Después de una hora, me dieron de alta. Mi madre nos llevó a casa y dejamos a Ali en su casa. Al llegar, no tenía hambre. Mi cabello estaba más rojo de lo normal, pero no le presté atención y me preparé para irme a dormir.
A la mañana siguiente, mi mamá me llevó el desayuno.
Me desperté con energía, lo que es extraño viniendo de mí.
Me despedí de ella y empecé a limpiar la casa y mi habitación. Decidí llamar a Ali para que viniera a ver una película; aceptó.
Mi batería de celular estaba al 5%, así que lo puse a cargar. Al conectarlo, sentí electricidad en mis venas y el enchufe explotó.
—¡Cálmate, Michell! Debió estar dañado —me dije a mí misma. Entonces fui a tomarme un vaso con agua. Al llenar el vaso, el agua salió por sí sola. El susto hizo que el vaso cayera al suelo y se rompiera.
—¡Qué carajos está pasando!
Mientras limpiaba, me corté un dedo. Me enfadé, y de mi mano salió una llama de fuego. Me asusté y sacudí la mano, pero la llama solo aumentaba. Abrí el grifo con agua, pero solo salía humo. Finalmente, me empecé a tranquilizar y la llama desapareció.
—Son los medicamentos—me dije a mí misma. Entonces salí a correr para despejar mi mente.
Es un deporte que me gusta practicar. Pasé por una tienda de ropa y vi mi reflejo: mi cabello estaba totalmente naranja y mis ojos ya no eran verdes, sino naranjas. ¿Qué rayos? Sentí un temblor y pequeñas piedras empezaron a seguirme, como si fueran un imán.
Al llegar a casa, limpié todo el desastre, me duché y esperé a Ali. Al llegar, ni siquiera la saludé.
—¿De qué color son mis ojos? —pregunté alterada.
—Cálmate, verdes como siempre.
—Ali, creo que me estoy volviendo loca.
—Cuéntame —le dije.
Entonces le conté cada detalle de lo que pasó. Ali estaba sorprendida, pero al final se rió.—Michell, ¿qué te has fumado?
—¿No me crees?
—Vamos, es imposible. De pronto son tus medicamentos; te hacen ver cosas.
—Sí, tienes razón.
No insistí más. Nos acomodamos en mi habitación, colocamos la película, pero escuchamos ruidos raros en la cocina. Entonces bajamos lentamente las escaleras. Al ver un chico, como de nuestra edad, de espaldas con una chaqueta de cuero y unos jeans oscuros, al voltearse pude ver sus ojos azules como el color del mar.
Ali y yo corrimos nuevamente a la habitación y le echamos seguro a la puerta.
—¿Será un ladrón?
—No lo sé.
—¿Llamamos a la policía?
—Sí.
Fuimos a llamar cuando el chico entró por la ventana. Entonces salió agua de sus manos; creó una especie de barrera que a simple vista era agua. El teléfono cayó al suelo. En mi mesa de noche tomé un libro y lo tome por si intentaba algo.
—¿Quién rayos eres? —grité. Ali se hizo detrás de mí.
—Michell, escúchame —habló el chico.
—¿Cómo sabes mi nombre? —pregunté.
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La Profecía De Dragones
FantasiSinopsis: Michell Anderson ha vivido una vida tranquila y protegida con su madre adoptiva, pero siempre ha sentido que hay algo más en su interior. Cuando descubre que tiene poderes de dragón y está destinada a ser la próxima reina de los Dragones...