Capítulo 44

39 3 2
                                    

Narración Dion

¿Dónde estoy? El cielo es claro, la hierba acaricia mis dedos y mis alas reposan extendidas sobre el césped. Me levanto con prisa cuando oigo una voz:

—¿Eres Dion, verdad?

Una mujer pelirroja vestida de blanco, la madre biológica de Michell, aparece ante mí.

—¿Qué hago aquí?

—Has entregado tu vida por mi hija. Te estoy eternamente agradecida.

—¿Es este mi lugar de descanso eterno?

—No aún no has cruzado la línea. Tienes que regresar.

—¿Regresar?

—Sí, pero antes hay alguien que quiere conocerte.

Ella se gira y veo a un dragón oscuro que se transforma en una mujer de cabello negro, con ojos tan oscuros como los míos. Sus labios forman una sonrisa.

—¿Hijo?— su voz es delicada y suave.

Una lágrima cae por mi rostro al ver a mi madre por primera vez. No sé qué sentir: ¿dolor? ¿Amor? ¿Arrepentimiento? ¿Culpa? ¿Resentimiento?

Ella corre hacia mí y me abraza. Siento su calor, su corazón.

—¿Mamá? — es lo único que me atrevo a decir 

—Sí, aquí estoy.

Ella me envuelve en un abrazo cálido, y no quiero separarme.

—¿Cómo es posible?

—Cuando la Reina me invocó, ella entendía el amor de una madre hacia sus hijos. Te he extrañado tanto, pero nunca creí verte tan pronto...

—Mamá, yo...

—Escucha, Dion, siempre estaré contigo. Ahora, regresa y vive libre de oscuridad y dolor.

Ella seca mis lágrimas con ternura.

—¡Ve y vive tu vida! Sé un dragón recordado no por la oscuridad, sino por desafiarla. Aprende a amar y a ser amado.

—No lo sé...

—Siempre estaré contigo, sin importar lo que pase. Nos veremos dentro de muchos años.

—¡Ahora tienes que volver con Michell!— insiste Mérida, la madre de Michell.

—¡La ironía de que mi hijo esté con tu hija!

—Sí, lo pensé también, Yul.

—¿Yul?— pregunto.

—Sí, ese es mi nombre. Hijo, ahora vete. Tu futura novia te espera— dice orgullosa.

—Vengan a visitarnos— dice Mérida.

—Tenemos que arreglar el caos que dejaron— aclaró con una sonrisa sarcástica.

—No somos las mejores madres del mundo, pero lo importante es que los amamos y los protegimos hasta el final— dice mi madre.

Me abraza con fuerza, y siento que me hunde en un profundo sueño.

Narración Michell

Dion lleva tres días en coma. La directora dice que es porque le transmití parte de mi energía, pero no sabemos cuánto tiempo resista.

Las sombras, con la ausencia de Dion, han empezado a causar caos, pero el escudo evita que entren. Ahora nadie puede entrar ni salir de la escuela sin enfrentarse a las sombras.

De repente, la puerta de la enfermería se abre.

—Michell...

Kai se sienta junto a mí.

—Kai, ahora no es el momento.

—Sí, es el momento. Quiero que me digas: ¿por qué él y yo no?

—Kai, te quiero mucho. Has hecho mucho por mí y te agradezco desde el fondo de mi corazón, pero con Dion es diferente. Siento algo que no he sentido contigo. Siento como si nuestro vínculo hubiera estado esperando durante mucho tiempo. Con Dion, siento que vivo. Siento tantas cosas. Espero que me perdones, Kai...

Él cierra los ojos y suspira.

—He pasado el mejor año contigo, Michell.

—Yo no te merezco, Kai.

—No es así, Michell. Lo entiendo. Espero que Dion y tú tengan una oportunidad. Si no es así, aquí estaré de nuevo.

Lo abrazo y dejo que mis lágrimas caigan.

—Gracias por tanto, Kai.

—Gracias por ayudarme a respirar, Michell.

Kai sale de la sala y me quedo mirando a Dion, sintiendo cómo lo estoy perdiendo.

—¡Dion, por favor, regresa conmigo! Aún no hemos probado todos los sabores de helado juntos. Nos falta visitar todo un mundo juntos...

Acaricio su frente. Sus alas están extendidas, lo que significa que se siente en peligro.

—Estoy aquí contigo. No me iré.

Nada. No se mueve ni respira. Lo estoy perdiendo.

Pero recuerdo la Profecía de Dragones:

"Bajo el resplandor de la luna llena, la gran batalla entre las escamas de la oscuridad y el fuego de la luz se desatará. En ese conflicto ancestral, solo el vínculo del amor verdadero entre dragones podrá restaurar lo que ha sido perdido en las llamas del desequilibrio. Cuando las fauces chocan y los rugidos retumban en el firmamento, el amor se elevará como un viento fresco, sanando las heridas de siglos y restaurando la gloria de un tiempo olvidado. Así está escrito en las escamas y así se cumplirá."

Hoy es luna llena. La tierra ruge.

Necesito llevar a Dion afuera.

Lo levanto de la cama. Es pesado, pero creo que puedo cargarlo.

Lo llevo hasta afuera. Las sombras rodean el escudo.

Por favor, que la profecía se cumpla.

Abro el escudo y dejo que las sombras entren. Se quedan inmóviles, mirándome.

—Yo soy Michell, la Reina de los Dragones. Amo a Dion. Necesito que me ayuden a traerlo de vuelta.

—¿Por qué deberíamos ayudarte?

—Porque si Dion regresa, sus almas serán liberadas. Lo haremos juntos. Solo díganme cómo salvarlo.

—Si de verdad lo amas, sabrás la respuesta. Pero vengaremos a Dion.

Las sombras comienzan a atacar la escuela. Los dragones salen a defenderse. Todo se vuelve un caos: fuego, cenizas, gritos, espadas, sangre...

Si de verdad amo a Dion, debo saber la respuesta. O todos morirán por mi culpa.

Me inclino frente a Dion y coloco mis manos sobre su pecho. Permito que mi instinto de dragón surja.

De mis manos brota una luz intensa, obligándome a cerrar los ojos. Siento la energía de nuestros cuerpos fusionándose. Me dejo llevar por el poder, perdiendo el control...

La Profecía De DragonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora