Capítulo 26: El cuarto violeta

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La película se encuentra en una de las escenas más "emocionantes" en donde Christian Gray le da seis buenos azotes a la chica. En cada azote y viendo el rostro de sufrimiento de la protagonista me encojo reprimiendo chillidos de dolor. En el cuarto azote Démian gira su cuello en mi dirección al sentir los movimientos hiperactivos viniendo de mi parte.

-¿Eso te parece doloroso? -pregunta burlón.

Lo observo atónita:

-¿Acaso a ti no? -cuestiono alzando la voz.

Hace una mueca que no supe interpretar y continúa viendo la película. Me quedo mirándolo unos segundos esperando a que dijese algo más. Me di por vencida y volví hacia la película también.

Anastasia como cualquier persona con sentido común abandona el cuarto rojo enojada.

-Anastasia es mi nueva ídola -hago una señal de aprobación en dirección a la proyección.

-Te doy un spoiler -Démian se acerca a mi oído deleitándome con su perfume una vez más -Luego le ruega que la vuelva a llevar al cuarto rojo -susurra. Su aliento hace erizar los vellos de mi nuca.

Volteo la cara provocando un roce entre nuestras narices. Observo sus labios entreabiertos. Muerdo los míos antes de poder darme cuenta.

-Te pareces a Anastasia haciendo eso -su atención se vuelve completamente hacia los recién mencionados.

-U-umjum-trago saliva torpemente.

-¿Sabes? Yo también tengo uno de esos cuartos en mi casa -me sujeta desde las ebras del cabello acercando mi rostro al suyo.

Emito un sonido ridículo ya que mi cerebro no logra procesar correctamente ninguna palabra.

Mi voz tiembla al igual que otras muchas partes de mi cuerpo.

-¿Igual a ese? -digo echa un manojo de nervios. La idea de Démian dándome azotes no se ve tan desagradable.

-No -muerde suavemente mi labio inferior. Las respuestas de mi cuerpo son caóticas. Una punzada de calentura choca con mi vientre creando una corriente eléctrica que viaja por mis extremidades -. Es mucho peor.

Antes de poder expresar nada me encierra entre sus labios en un beso apasionado, similar al de hoy cuando salí del edificio. Me sienta a horcajadas sobre él sin parecerle un problema mi peso. Otro impacto de calor me golpea cuando lo siento duro debajo de mí. Las Michelitas internas ya perdieron el control sobre mi cuerpo y mente. Mis acciones ya no responden a la cordura. Este hombre me vuelve loca.

Empiezo a mover de forma lenta las caderas encima de él mientras su lengua juguetea con la mía. Sus manos bajan hasta mis glúteos y les da un ligero apretón antes de intentar frenarme.

-¿Qué pasa? -jadeo prácticamente sin aliento -¿No te gusta?

-Me gusta más de lo que debería -su pecho se eleva ante cada respiración brusca -Pero no quiero hacerte daño -dice de repente, agarrándome desprevenida.

Suelto una risilla confundida:

-Hacerme daño en qué sentido -inquiero.

Apartó un mechón de cabello de mi rostro para masajear mis mejillas con el dorso de sus dedos.

-En todos los sentidos que puedas imaginar -me aparta de encima suyo. Gesto que me fastidia bastante -Te puedo dañar tanto físicamente como sentimentalmente. No es lo que busco contigo Michel.

Tomo aire sin poder creer lo que estoy escuchando.

¡Él fue quien me provocó y ahora me hace esto!

Démian GrayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora