Capítulo 15: La Verdad No Duele... Quema

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—Luna no es solo la exnovia de Gray, es la chica que ha sido capaz de sacar algo bueno de él. La única mujer que le ha enseñado que es el amor. Su talón de Aquiles, o como el prefería llamarla, hasta hace una semana, "El amor de su vida". Algo muy cursi viniendo de alguien como él.

—Dime más. Estoy segura que no es solo eso lo que sabes —repliqué cuando detuvo su explicación. No puede decir que esa chica será mi peor pesadilla y luego no darme alguna pista de algo.

—¿Por qué estás tan segura? —sonrió torcido.

—Estoy convencida de que no me trajiste aquí solo para decirme eso —aposté.

Inesperadamente abrochó su cinturón de seguridad.

—Chica observadora. Te diré todo lo que sé a cambio de algo —prendió las luces delanteras del coche.

—¿A dónde vamos? —también me aseguré en el asiento. Siento pequeños pinchazos en mi estómago por la incertidumbre de mi próximo paradero, pero sé que necesito esa información y a Max.

—Quiero que me digas quién eres para Gray —ignoró mi pregunta. Prendió el auto y comenzamos a alejarnos del bar.

Me desconcertó su duda. Se supone que lo sabía.

—Su novia —respondí a la vez que frunzo el entrecejo.

—¿De verdad piensas que me creo esa chorrada? —negó levemente —. Si quieres que hable más te vale ser honesta —advirtió.

Debatí mentalmente que debía hacer. Decir la verdad, seguir con la mentira o idear una nueva que no nos deje mal parados a Démian ni a mí.

Siento el peso de sus ojos intensificándose, buscando una respuesta que lo convenza.

—Él necesita mi ayuda —dije sin más.

—Para... —hizo un gesto con la mano incitándome a continuar.

Maldije mentalmente.

—Para investigar sobre el asesinato de sus padres —solté una verdad a medias. No pienso hablar de Benja, mucho menos sobre el asesinato de Milly. Aún no estoy convencida que tiene que ver él en ese último tema y no pretendo inquietarlo.

—Michel, por última vez, dime la verdad. No me gusta negociar con gente mentirosa —habló con un deje de ira que erizó mis vellos corporales.

—Te estoy diciendo la verdad —afirmé.

—Mira, ya me hartaste —detuvo el auto en seco y por inercia impacté contra el asiento —Última oportunidad —no me percaté del momento en que tomó una cuchilla entre sus manos. La colocó debajo de mi mentón ejerciendo presión en mi cuello. Sus ojos me miran con una frialdad que parece de otro mundo.

Mi cuerpo entero segregó un sudor frío en tanto se me enrreda la lengua intentando articular palabra:

—Por dios, Max, te estoy diciendo la verdad. Sus padres murieron cuando él era un niño —mi voz salió débil a la vez que desesperada porque me creyése. El miedo no vaciló en aparecer, él lo notó. Me observó a ambos ojos unos intensos segundos para apartarse.

Guardó el objeto filoso en su bolsillo y de otro sacó su celular. Se tardó unos momentos mientras yo lo miro como si fuese el ser más raro y tenebroso del planeta. Intento controlar mi respiración, ya que el silencio provoca que sobresalgan mis gemidos.

—Toma —me tendió su celular.

Mis manos lo sostuvieron inseguras. Antes de mirar el contenido le eché una ojeada a él por última vez con algo de pavor. Él por otra parte está impasible, con su particular toque sombrío.

Démian GrayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora