Capítulo 20: Te amo, pequeña

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No te enojes Mitchel, guarda esa ira para lo que sigue.

¿Se acuerdan de esa frase?

O más bien, de esa noche.

Sí...

Es la noche en la que Max desmintió la muerte de los progenitores de Gray y me llevó a lo desconocido, descubriendo parte del verdadero secreto de Démian. Ese secreto que pensé que sería lo suficientemente fuerte para acabar con mi atracción por él.

Como ya comprobamos eso no ha pasado en mi persona, pero tal vez sí cambie la percepción de ustedes.

Flashback

—¿Dónde estamos? —pregunté al salir del coche y toparme con una casa en medio de la nada. Aunque el camino desierto ya me lo había advertido.

La respiración de Max chocó con mi cuello provocandome un leve respingo al notar la corta distancia.

—Es la casa de "tu novio" ¿No lo sabías? —sigue burlándose con el tema.

Le ofrecí una hermosa vista de mi lengua en un instante en que me dio la espalda antes de centrar mi dedicada atención a la casa.

La oscuridad no me permite apreciarla como me gustaría. Por lo poco que veo es moderna pero a la vez mantiene un perfil bajo, pues la construcción es de madera, específicamente de roble. Tiene dos pisos. En el primero hay un pequeño portal con dos sillones afuera. Me pareció tierno imaginar a los papás de Démian tomando té o café en la tarde.

A su lado hay un pequeño jardín bien cuidado, donde resaltan entre los girasoles y las margaritas unas hermosas rosas rojas. Esta solo cuenta con una ventana grande mientras que al pasar la mirada al segundo piso noté que hay cuatro de tamaño mediano. Achiné los ojos al ver entre la oscura noche un descuadre en el panorama.

—Tienen una ventana abierta —señalé.

—El aire fresco es agradable, ¿no crees? —dijo sin brindarle una gota de importancia.

Negué con la cabeza confundida.

—Es peligroso —razoné —. Solo porque vivan en medio de ningún lado no significa que puedan...

—La madre de Démian, Daniella Muller, ama la naturaleza. No le va la climatización, prefiere el aire natural.

Démian Gray Muller

Mi mente, siempre tan sutil, me gritó "¡Idiota!" para centrarme otra vez en el tema.

—Yo si fuera ladrona o asesina sin duda entraría ahí. Démian debería advertirles —crucé los brazos a la altura de mi pecho.

Max rió a mis espaldas, ganándose el perfil de mi rostro.

—Michel, no eres la única persona que lo ha pensado. Muchos ladrones y asesinos también —afirmó —. Pero ninguno a salido con vida o como mínimo con una extremidad intacta.

Terminé de voltearme hacia él:

—Pero Démian en las noches está en las ruinas de South Central —dije, ya sintiendo una pequeña desorientación.

Elevó los ojos al cielo:

—¿De verdad no lo entiendes? -habló con fastidio ocasionando un pinchazo en mi estómago.

—¿Entender qué? —contesté con cierta molestia.

—Los padres de Démian son peligrosos al igual que él, Michel —explicó, dejándome atónita.

—Tienen como 50 años, ¿es eso posible? —cada vez todo se vuelve más turbulento.

—¿No te han dicho que eres muy prejuiciosa?

Démian GrayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora