He pasado una hora observando el blanco puro de las paredes. Es un tono tan perfecto que me causa una oleada de mareo verlo por más de treinta segundos seguidos. Aunque el sol se está apartando la luminosidad de la habitación es tormentosa. Mis sienes palpitan provocándome jaquecas. Mis manos quieren arrancarme los ojos de la cara para apartarme de esta tortura visual, pero por fortuna o por desgracia están atadas a mis espaldas.
Mis muñecas y brazos duelen por la posición tan incómoda a la que Harriet me ha sometido.
Veo a los demás dormir tan plácidamente que hasta siento como la envidia viajar por mis extremidades adoloridas.
He intentado safarme de las cadenas pero me es imposible. Solo me queda contar ovejas para no caer en la demencia. Aún no me puedo rendir. Todavía no me puedo entregar a las peticiones de mi cuerpo para dejar ir mi cordura.
En mi mente se reproduce como cinta de película la escena de Harriet quitándose la máscara. Mostrando que es en realidad la persona por la que tanto he luchado y aguantado. Golpeo tres veces continuas mi cráneo contra el cemento repitiéndome lo tonta que soy por caer tan fácil en todas sus artimañas.
También navega por mi cabeza la dolorosa información sobre Milly. Ella sabía que Harriet buscaba asesinarme. Murió por querer decirme la verdad.
Aún me quedan muchas dudas.
¿Adella en verdad era su madre? ¿La asesinó realmente?
Mis sospechas al respecto es que solo era una actriz. Una mujer que fue asesinada después de haber cumplido con su función de manipularme, de hacerme sentir que debía encontrarlo y ayudarlo a como de lugar.
Por eso ese día de lluvia Emily me dejó sola con ella. Sabía que así su lavado de cerebro sería más eficiente.
¡Maldita sea!
Me siento muy traicionada por Emily Peter's. Todo lo que he hecho fue por ella, y está de más decir que ha sido en vano.
Mis pensamientos se disipan cuando escucho leves jadeos invadiendo el silencio del cuarto. Detallo a todos los presentes buscado al emisor de los ruidos.
—¿Andy? —veo como mi mejor amigo se retuerce, haciendo a varios de sus músculos crujir, antes de abrir por completo sus párpados.
—¿Mich? —me busca moviendo su cuello con lentitud. Sus ojos lucen cansados. Incluso lo percibo más delgado.
Al encontrarme hace el máximo esfuerzo por elevar sus comisuras.
—¿Cómo estás? —inquiero, preocupada por su estado.
—Me duele todo —se queja intentando sentarse.
Verlo así hace que todo el líquido de mi cuerpo se convierta en lágrimas que deben abandonar mis ojos.
—Todo esto es mi culpa. No sabes cuánto lo siento —mis cuerdas vocales pierden fuerzas.
Él me observa en la distancia. Distingo el pesar en sus ojos avellana.
—No eres la culpable de que nos hayan secuestrado. Sofía y yo no debimos...—hace una pausa para toser —No debimos salir tan tarde del edificio.
Niego frenéticamente:
—No, Andy, no. Todo estaba planeado por Goldstein, y yo hice que su plan se ejecutara a la perfección —me recrimino a mí misma mentalmente. Rezo para que mi casi hermano pueda perdonarme algún día.
—¿Quieres decirme quién es ese Goldstein y por qué, según tú, eres la culpable?
—A mí también me gustaría saber —dice la dulce voz de Sofi. Ella también despertó.
ESTÁS LEYENDO
Démian Gray
RomanceY sí. Sabía que era una pésima idea... Démian Gray es todo lo malo que representa la sociedad. Su personalidad es ese callejón oscuro al que nadie querría acercarse al anochecer. Su físico es una luz que encandila hasta lo más profundo de tus pupila...