𝑩𝒆𝒚𝒐𝒏𝒅 𝑻𝒉𝒆 𝑺𝒄𝒓𝒊𝒑𝒕 || 𝑳𝒆𝒆 𝑺𝒖𝒉𝒐

Chapter 59

-------- ∆ --------

Después de la confesión de Moon Sun-hee me sentía inmerso en la felicidad.

No podía creer todo lo que había dicho y que correspondía a mis sentimientos.

Además, el hecho de que ahora seamos novios me hace sentir el chico más afortunado del mundo.

- ¿En serio tendrás esa sonrisa de tonto todo el día? - preguntó Han Seojun.

- Por supuesto que sí - dije rápidamente - Moon Sun-hee y yo somos novios.

- ¿¡Qué!? - exclamó Seojun - ¿¡Ya!? ¿¡Tan rápido!? - dijo - Primero invitala un café o algo.

- No podía esperar más - dije - Imagínate se retracta.

Seojun río ante mi comentario.

- Me alegra que por fin estén juntos - dijo - Realmente estaba harto de ustedes, ¿cómo es que se tardaron tanto?

- Tenía que asegurarme de sus sentimientos - dije - No podía confundirla así como así - seguí - No quería que esto fuese una obligación para ella.

- Vaya - dijo sorprendido - De verdad eres un hombre, Lee Suho.

Reí ante lo que dijo.

- Siendo sincero - dije - Jamás me había sentido así - seguí - Nunca me había enamorado así de alguien - dije - Francamente tengo miedo.

- No tienes que temer, amigo - dijo - La mocosa es una buena chica, créeme que te hará feliz - siguió - Espero que se disfruten el uno al otro, ojalá las reglas no influyan en su relación.

- ¿Las qué? - pregunté extrañado.

De pronto, Han Seojun se tapó la boca con ambas manos, se veía nervioso.

- ¿Reglas? - pregunté extrañado - ¿De qué hablas?

- A-ah - dijo Seojun - N-Nada, yo no dije nada.

- Claro que sí - dije - Acabas de decir que las reglas...

- ¡Cariño! - exclamó alguien.

Me volteé para ver de quien se trataba. Mi abuelita entró a la habitación y se dirigió directo a mí.

La anciana besó con dulzura mi cabeza. Dejó una bolsa de papel dentro del cajón que estaba a un lado.

- Te traje tu ropa interior - dijo ella - ¿Cómo te sientes?

- Mucho mejor, abuelita - dije - Han Seojun me ha cuidado.

Mi abuelita volteó a ver a mi compañero de habitación.

- Buenas tardes, señor Lee - dijo sonriente Seojun.

- ¡Oh, dios mío! - exclamó ella - ¡Miren a este jovencito!

Mi abuelita se acercó a Seojun y comenzó a besar tiernamente su rostro.