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- ¿Y de qué tanto hablaron? -pregunta Jenna

- Solo de libros, nuestros géneros favoritos literarios -le doy un sorbo a mi café- Solo eso

- No te creó. Debieron hablar de otras cosas

- Es la verdad no hablamos de otra cosa

Entra el profesor a la cafetería. Inmediatamente la mayoría de las miradas de las chicas se percatan de su presencia, entre ellas la de Jenna.

- Hablando del rey de Roma -me hace señas

- No lo miraré -entro a mi instagram para no verlo-

- ¿Porqué no?

- Solo no quiero. Además me pude percatar por como la mayoría de las chicas voltearon, y también eso hará que el profesor creerá que me interesa

- ¿Y no es así? -recarga sus brazos en la mesa

- No -hago un gestó de disgusto- ¿Cuándo dije que me interesaba?

- No lo has comentado pero noto la tensión entre ustedes

Ella agarra mi vaso de café y le da un sorbo, desplazando su mirada hacia otro lado. Siendo honesta, me gustaría hablar de este tema con ella pero, no es algo seguro. Aún tengo dudas referente a todo esto, lo que está pasando, lo que estoy sintiendo, y quiero aclararlo primero.

El profesor se encuentra en la barra, pidiendo su almuerzo; lo miro con discreción, chocando con su mirada.

Carajo

Mi corazón se acelera, se cortan nuestras miradas cuando la cocinera le habla para entregarle lo que pidió. Se despide y se retira del lugar; no sin antes mirarme nuevamente.

- Lo viste -me da un golpe en el brazo

- ¡Carajo!. ¡Me dolió!

- ¡Si está pasando algo entre ustedes! -quedo perpleja

- Baja la voz -miro a mi alrededor para percatarme de que nadie más la escuchará

- ¿Entonces si? -dice emocionada

- No. Todo lo que veas, lo que estes pensando. No es verdad -me acabo todo el café como si fuera un shot de tequila- Solo son coincidencias

Suena el sonido del timbre. Ya es hora de regresar a nuestros salones.

Por esta vez me siento feliz de que sonará el timbre, ya quería terminar con este alboroto que hizo Jenna. Aún así en el camino me estuvo insistiendo en que le dijera lo que ha ocurrido, o lo que nunca ha ocurrido.

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Al fin me encontraba en mi casa. Paz y tranquilidad, pero solo sería por unas dos horas, ya que me toca trabajar.

Me dispongo a dibujar y escuchar música. Pasando el tiempo miro la hora y faltaban 15 minutos para entra a trabajar. Así que me retoco un poco el maquillaje y me hago una coleta con una pinza. Salgo de mi casa y me voy caminando; son 10 minutos de mi casa al trabajo.

Llegó con 5 minutos restantes.

- Hola Elizabeth -me acerco a ella y la saludo con un beso en la mejilla

- Hola cariño. Como siempre llegas unos minutos antes -me sonríe

Elizabeth es la dueña de la cafetería. La conocí cuando llegue a esta ciudad. De hecho fue a la primera a la que conocí y la que me dió la bienvenida. Cuando recién llegue quise dar una vuelta a ver qué lugares tenía y en una de esas tope en esta cafetería. Entre pedí un frappé con una tarta y cuando me percaté ya estábamos hablando ella y yo. Días después me preguntó si no quería trabajar en su cafetería, cosa que casualmente estaba buscando. Lo acepté e inicie.

Ella es como una segunda madre para mí. Me ha apoyado y ha estado conmigo en varias situaciones, y no decir de que se preocupa por mí y del cariño que me da.

- ¿Necesitás que te ayude en algo?

- Oh no, cariño -termina de recoger los trastes de una de las mesas- Todo en orden, de hecho casi no ha habido clientes

- Que extraño. Y es cuando más gente debe de haber por la fecha

- Así es, pero como últimamente estos días se han sentido muy frescos. La mayoría prefiere estar en sus casas, además de que de nuevo algunos entraron a trabajar, otros a estudiar...

- Cierto. ¿Te importaría si tomo un poco de café?

- Claro que no. Ya te dije que no tienes que pedirlo. Si quieres algo, puedes tomarlo. No te descontare

Agarro una taza y me sirvo café. Ya que no había personas que atender, saco mi celular y me dispongo a leer. Escucho que la campanita que se encuentra colgada en la parte de arriba de la puerta, suena.

- Buenas tardes

Esa voz...

𝐋𝐀 𝐎𝐁𝐒𝐄𝐒𝐈𝐎́𝐍 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora