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Harper:

Me he sentido extraño últimamente. Estos días e estado desconcertado, como si algo me hubieran arrebatado. Diría que melancólico, pero claro, no debo preguntarme el "¿por qué me siento así?". No debí haber dicho aquellas palabras, creí hacer lo correcto pero, pase la línea.

Y ahora ella me detesta, en verdad me detesta. Lo veo en sus ojos, su expresión; cambia cuando me mira, si es que lo hace. Cada vez que la veo por algunos de los pasillos, en la biblioteca, al entrar al salón e incluso las veces que ido a la cafetería. Ella ni siquiera hace el intento de mirarme, y, si lo hace su sonrisa se desvanece al verme, viendo solo seriedad en ella, como si algo hubiera muerto por dentro.

Yo habría hecho lo mismo. Aunque no es necesario pensarlo ya que me estoy detestando en estos momentos.

Quiero disculparme, pero me detengo.

Le he preguntado a Emma sobre Samara. Si se ha encontrado bien, y ella me responde que si. Emma es la única que sabe sobre lo que pasó, se lo platiqué porque ella notó que algo no anda bien conmigo. Además de que ha sido alguien cercano a mi últimamente, una amiga.

Mi mente se siente perdida.

Quiero tenerla, estar cerca de ella, pero no puedo. No es correcto, ya que ella es mi alumna, y no puedo arriesgarme. Pero... El tenerla lejos de mi, me lastima, es un castigo para mí.

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Samara:

Tú y el profesor Harper... —se queda boquiabierta

— Si. Eso fue hace unos días —tomo una bocanada de aire— específicamente el último día del castigo. Me insistió en llevarme a casa, y llegando... Se me cayó el celular por la parte de atrás del auto, ambos quisimos recogerlo al mismo tiempo, nuestras caras estaban demasiado cerca y sucedió lo que te acabo de contar

— ¿Lo hicieron en su auto? —una sonrisa se dibuja en su rostro

— No. Estábamos a punto de hacerlo, pero él se detuvo

— Que carajos. Ya estabas encima de él, se besaban apasionadamente y... Esto es una estupidez

— Jenna —menciono su nombre entre dientes— No te exaltes. Quieres

— Disculpa, es solo que es tan jodidamente emocionante

— Se que debí decirte esto antes, porque eres mi mejor amiga pero, no sabía cómo decírtelo y tampoco creí que me fuera perjudicar emocionalmente

— No tienes porque disculparte. No porque sea tu mejor amiga debas de contarme todo, entiendo eso de las cosas privadas o personales

— Gracias —sonrie

— Tú y el profesor Harper. Un romance entre una alumna y un profesor; siento envidia de ti —ambas reimos— Ahora entiendo porque pregunto por tí el día que faltaste

— ¿Preguntó por mí?

— Si, me habló para preguntarme acerca de tí. Se notaba muy preocupado

Hago una mueca, arrugando la nariz

— Pero esa preocupación se le quitaría ese mismo día

— ¿Qué pasó?

— Cuando llegue a la cafetería él se encontraba ahí. Yo lo saludé y de la nada se volvió cortante, frío; y empezó a insultarme —llevo mis manos a los lados de mi frente, haciéndome masajes como si me estuviera dando dolor de cabeza— No como tú crees, pero... ¡Aaggh!. De solo acordarme me hierve la sangre

— ¿Pero que te dijo?

— Que ahora entendía porque había faltado. Osea que, quise faltar porque salí con los hijos de Elizabeth, pero se refería a Anthony

— ¡Oh, Dios! —se emociona— Le dió celos

— Suponiendo que fueron por celos. No debió haberme faltado al respeto, porque también mencionó sobre la problemática que tuvimos —me levanta exaltada— Porque al parecer, se empezó a soltar un rumor de que me estoy "revelando" ante los profesores estrictos como él para ser vista. Básicamente me dijo que soy una "don nadie"

— Wow. Si que fue un golpe bajo

— Uno bastante bajo —ya me estaba encontrando en mi punto de ebullición. A punto de explotar todo ese coraje

A lo lejos vemos llegar a un hombre, iba caminando hacia nosotras. Ambas lo reconocemos, el profesor Harper.

Lo que me faltaba

Al verlo tomo mi mochila, me despido de Jenna y me retiro. Dando pasos rápidos y marcados.

— Que tal, Jenna —la saludo— Aún sigue molesta, ¿verdad?

— Lo que le sigue de molesta —se cruza de brazos— Ya me contó todo lo que pasó entre ustedes

— Mm... ¿Igual estás molesta conmigo?

— Si, pero el problema no es conmigo. Ve con ella y disculpate

— ¿Creés que no es lo que he estado pensando?. Quiero hacerlo pero...

— Pero ¿qué?. ¿Acaso es su maldito ego el que no te deja?

— No es eso. Es solo que... No quiero que esto llegue lejos o siga a algo más

— Escuché. No sé del todo sobre lo que está pasando entre usted y Samara, pero de lo que si sé. Es que ella está en verdad lastimada; decepcionada y molesta

— Pero ella no quiere hablar conmigo —me siento a su lado— Lo he intentado pero ella me evita

— Vaya hoy en la noche a la cafetería, cuando estén a punto de cerrar. Así podrá hablar con ella

— ¿Crees que si me querrá escuchar?

— Tal vez le pida que se vaya, pero si le insiste, ella lo va a escuchar

— Gracias Jenna

— Solo como consejo —me mira con seriedad— Sea directo, ella detesta que las personas no sean directas en lo que van a decir —sonrie como si un recuerdo le hubiera llegado en mente— Es desesperante para ella

— Claro. Te debo una Jenna

— Después me lo paga





𝐋𝐀 𝐎𝐁𝐒𝐄𝐒𝐈𝐎́𝐍 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora