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— De nuevo insisto en que lleguemos juntos a la escuela —menciona y detiene el auto—  Es muy temprano, no hay nadie que nos pueda ver.

— Es lo que tú crees —le contesto— ¿Qué tal si algún alumno está ahí?.

— ¿Y qué tal si no?.

— Que tal si —le recalco mientras me vuelto a retocar los labios. Siento su mirada en mí— Puedo sentir que me estás mirando.

— ¿Cómo lo sabes? —sonrie— No me estás viendo —termino de pintarme los labios y lo volteó a ver.

— Listo, ahora sí.

— Me va a ser imposible quitar la mirada en tí.

— Esto va a ser un castigo por dejarme una marca en el cuello —vuelve a sonreír pero está vez de manera juguetona.

— Podría dejarte otra si quieres —roma un mechón de mi cabello y posa detrás de mi oreja.

— Suena exitante, pero no por ahora.

— Por lo menos dame un beso de despedida —ruedo los ojos pero acepto el despedirme de beso.

Le doy un pequeño beso, pero él me toma y me jala de brazo volviendo hacía él. Me besa con desesperación, intente separarme de él, pero él me pegaba más a su cuerpo. Hacía el intento porque no me ganará el deseo de hacerlo aquí, era una idea nueva, extrema y fogosa, pero corria el riesgo de que alguien nos viera, en especial alguien de la escuela.

Deja de besarme en los labios y se dirige a mí cuello, posando sus manos debajo del vestido, a mis glúteos; apretandolos.

— Harper... ya —digo agitada— Tengo que irme, quedé de verme temprano con Jenna

Un gemido sale de mi boca, Harper me había mordido nuevamente.

— ¡Harper! —reclamo apenada— Alguien puede vernos —se separa de mí  con tranquilidad

— Estamos retirados de la escuela, no te preocupes por eso

— Ahora resulta que no te preocupa —saco un espejo de mi mochila y noto la mordida— Carajo. Ahora Jenna tendrá que cubrir ambos

Miró a Harper con odió, mientras él se estaba quitando el labial que tenía embarrado por sus labios.

— Pero tú expresión y lo que salió de tu boca, decía otra cosa, cariño —me sonrojo ante su comentario

Puta madre. La verdad, si me encanto, hasta quería que me cojiera de una vez.

Terminada la conversación, vi la hora y aún tenía algo de tiempo pero debía apresurarme.

— Ya que insistas tanto en dejarme a la escuela. Lo tendrás que hacer —le muestro la hora en mi celular y sin decirme nada enciende el auto y emprendimos el camino.

Llegamos a la escuela. Estaciona el auto en el estacionamiento, se encontraban otros dos autos; uno era el de la directora y el otro de la profesora Janet. Faltaba poco para la hora de entrada, Jenna no dejaba de enviarme mensajes de que me apresurará.

Llege a uno de los tantos sanitarios de mujeres que hay. Abrí la puerta y ahí estaba Jenna.

— Ah, perra. Hasta que al fin llegas —estaba alterada— Te dije, a las 6:00 y ya son 6:25

— Disculpa pero hubo un inconveniente

— Cojer no es un inconveniente, Samara. Debes... —su mirada de dirige al otro lado de mi cuello. Toma el cuello de mi chamarra y lo hace a un lado— Dime qué es una puta broma —dice irritada

— No —agache la cabeza por la pena— ¿Puedes "desaparecer" ambos?

— Si, pero tendré que apurarme —comienza a sacar sus brochas, bases, polvos y otras cosas que tiene en su bolsa de maquillaje, e inicia a hacer el trabajo— A la próxima, dile, que te los haga en un lugar menos observador y también evita que tus hormonas te ganen

— Lo sé, no pude evitarlo

— Es sexy que un hombre domine al momento del acto, pero es más sexy que una mujer provoqué y se haga la difícil —me sonríe y me guiña el ojo— Te lo dijo por experiencia, amiga

— Lo tomaré en cuenta

𝐋𝐀 𝐎𝐁𝐒𝐄𝐒𝐈𝐎́𝐍 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora