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Llegué al edificio dónde se encuentra Harper, entré con algo de nervios ya que era la primera vez que entraba sola, sin que el me acompañará. Espero no tener algún problema con la recepcionista ya que no soy de ahí y, no sé si se acuerde de mí.

Entré, pasando por la puerta giratoria; esa cosa me marea, pero a la vez divertido. Cruzo por el largo pasillo, pasando a lado de recepción en el cual se encontraba la recepcionista. Ella me vé y me saluda con un "buenas noches" y una carismática sonrisa; al cuál yo correspondo, haciendo el mismo gesto.

Llegó a uno de los dos ascensores, aprieto el botón y esté abre las puertas. Se encuentra un hombre como casi de la misma edad de Harper; debo admitir que es atractivo, es más, le da un ligero parecido a Harper en su vestimenta. Portaba un traje color negro, pero un negro oscuro y bastante reluciente, perfectamente planchado sin ninguna arruga ni pelusa.

— ¿Vas a entrar? —me pregunta, mirándome con seriedad

— Ah. Sí —exclame y entro al ascensor— Lo siento— Él no responde y vuelve su mirada a su celular

— ¿No apretaras alguno de los botones? —de nuevo se dirige a mí

— ¿Qué? —lo miró y él me alza las cejas esperando a que haga algo— Ah, claro. Disculpe —aprieto el botón número 17

Escuché como suspiro con pesadez lo cual me hizo sentir mal pero a la vez me molestó. Así que solo lo ignore.

Un silenció inundó el ascensor, ni siquiera una musiquita clásica como ponen en las películas, puro silencio. Me sentía un poco incómoda ya que lo más obvio, notó que lo estaba mirando o más bien analizando. Al pensarlo se me caía la cara de vergüenza, sentí como mi cara se puso caliente y de seguro se puso roja también, pero en eso recordé su reacción hacía mí. Admito que soy distraída, pero tampoco es para que se ponga de esa manera.

En eso le entra una llamada a su celular y el responde inmediatamente. Al escuchar su voz un escalofrío recorrió mi cuerpo, no sabría poder describir si fue por qué se escuchaba jodidamente sensual o por el tono serio y algo molesto que tomó. De reojo pude percatarme como se le marcaba mucho la mandíbula y un poco las venas; mis manos comenzaron a sudar y me mordi los labios.

¿Qué mierda me sucede?. Debo dejar de mirarlo, si no, se dará cuenta.

Carajo. Esté ascensor es demasiado lento, y lo peor es que Harper vive en los departamentos de arriba. Lo que me faltaba.

Termina de hacer su llamada y nuevamente suspira con pesadez. Ahora sentí más la tensión; me llega un mensaje de Harper, preguntando si ya venía en camino. Le respondo que me encontraba en el ascensor, pero que este está siendo algo tardado a lo cuál, después me responde que hubiera subido por las escaleras.

Ay sí, irme por las escaleras hasta el piso 17. De por sí me duelen las piernas por estar de aquí para allá.

El ascensor se detiene y abre las puertas, el hombre sale molesto. Algo se le cae, era su cartera; justo cuando iba a salir a entregárselo, las puertas se cierran.

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— Me hubieras dicho que fuera por ti —me dice. Dándole un bocado a su comida

— No. Que pena

— ¿Por qué pena? —hace una mueca— Sin problema. Es más, cualquier cosa que necesites me puedes decir —sonrio ante su comentario

— Gracias, pero en verdad; no es necesario —le sonrio y le tomo su mano— Aún así es lindo saber que cuento contigo

— Y siempre será así —besa mi mano con dulzura, provocándome un sonrojo

— Por cierto. Tengo que hablar contigo respecto a una situación

— ¿Situación? —musita— ¿Es algo grave?

— Ahm... No tanto así, debo creer

Le cuento sobre la situación que paso en el transcurso de la escuela. Su rostro no dice nada, ninguna expresión; ni siquiera una seriedad. Parecía como si no estuviera pensando en nada. Por un punto, era algo bueno el que no reaccinara de manera negativa.

— Antes que digas algo. Te cuento esto porque no quiero que se mal intrepenten las cosas, además de que eres mi pareja y quiero que confíes en mí

— Cariño —me toma de la cara— No tienes porqué preocuparte por eso —me da un beso en los labios— Me alegra saber que confías en mí

𝐋𝐀 𝐎𝐁𝐒𝐄𝐒𝐈𝐎́𝐍 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora