Capítulo 63

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El bar no estaba lejos de la residencia Nishimura. De hecho, (Nombre) se sentía agradecida de ser capaz de caminar de un lado a otro en el pueblo sin necesidad de un automóvil. Hoy no era muy diferente. Si, estaba un poco cansada después de bailar tanto tiempo, pero no le molestaba caminar. Especialmente después de que Katsuki se rehusara rotundamente a estar en el mismo automóvil que Shoji después de ver su rostro real.

Era gracioso, el híbrido de araña no le mostraba su rostro a mucha gente, pero parecía gustarle la idea de horrorizar al rubio cenizo. Claramente, la chica ya había visto la cara de su amigo, y podía confirmar que era más arácnida de lo que se sentía cómoda viendo, pero la verdad es que el encanto de Shoji era mucho mayor que el terror a las arañas que tenía.

De cualquier manera, la pareja decidió caminar de vuelta a la casa familiar de (Nombre). Caminaban con tranquilidad y paciencia por un pequeño sendero a través del bosque. Las farolas cálidas del pueblo iluminaban su camino, y la oscuridad los acogía con tanta alegría que cada uno de sus pasos se sentía correcto.

Estaba a punto de ser primavera, y aun así, por alguna razón, el cielo, gris y casi deprimido, tenía otros planes. Hacía frío, y (Nombre) notó inmediatamente el primer copo de nieve caer justamente en la nariz del híbrido, haciendo que sacudiera su cabeza con gentileza, levemente incómodo ante la repentina sensación. Ante este pequeño detalle, (Nombre) sonrió.

No le gustaba mucho que nevara en esos momentos, pues Katsuki podría pasar frío, pero también sabía que tanto le gustaba al chico cada nevada. No era la primera vez que el mitad pomeranian veía la nieve caer del cielo de esa manera, mas siempre reaccionaba de la misma manera.

Siempre paraba en su camino, deteniéndose para ver con calma los copos caer. Pensando tal vez que era mágico. Tomaba grandes bocanadas de aire frío y exhalaba con lentitud, observando el vapor frío salir de sus labios. Su nariz se volvía rojiza, y sus pequeñas y esponjosas orejas se escondían entre sus cabellos rubios.

En lugar de seguir viendo al chico, (Nombre) se tomó la libertad de acercarse a él. Fue cautelosa. Había sido cuidadosa con sus pasos, pero la manera en que sus esponjosas orejas se movieron con sutileza supo que la había escuchado haciendo su mejor esfuerzo para no interrumpir su momento de paz.

Tomó su mano con ternura, recorriendo todas sus cicatrices con la yema de sus dedos, como si eso ayudará a hacerlas desaparecer.

Las manos de Katsuki, rasposas y toscas, eran reconfortantes. Eran grandes y callosas, le gustaba sujetarlas. Eran masculinas y cálidas. Llenas de cicatrices. Habían sido usadas para tanto daño, y aun así la sujetaban con tanta ternura. Con tanta devoción y compasión. Cuando la besaba, solían acunar su rostro o tomarla por la cintura. Como si estuviera hecha de porcelana, siempre parecía temeroso de ser muy brusco.

(Nombre) sonrió.

Recargó por un segundo su cabeza en el hombro del chico, apreciando junto a él la manera en que la nieve caía. Escuchaba su corazón. Latía lentamente. Era rítmico y predecible. Era tranquilidad y paz.

Boom. Boom. Boom.

Había algo dentro de ella. Su pecho se sentía grande. Era un sentimiento embriagador. Como si pudiera tomar el mundo en sus manos. Era más grande que la vida. Hacía que sus mejillas se pusieran rojizas, y sus labios formaban ahora una sonrisa un poco boba.

¿Una colegiala enamorada? Tal vez eso le quedaba corto.

Desgraciadamente, no podían quedarse afuera mucho más. No quería que ninguno pillara un resfriado. Su pequeño momento había terminado.

Dejó ir la mano de Katsuki, y comenzó a caminar lentamente. Escuchaba la nieve, esa misma que se había formado en su camino, crujir bajo sus pies con cada uno de sus pasos. Pero no escuchaba los pasos del chico. Sabía que seguía ahí. De pie donde lo había dejado. Mirando al cielo como un bobo. Igual que ella hizo.

Híbrido!  Katsuki Bakugou x tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora