Capítulo 20

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¿Cuántos días tienen que pasar para olvidar una pregunta relacionada con lo que sientes? ¿Cuantos dias hay que desperdiciar intentando sacarte un pensamiento tan corrosivo? ¿Cuantos malditos días deben de pasar? ¿Por qué no podía dejar de pensar al respecto? ¿Por que no podía olvidar aquellos pensamientos tan rápido como habían invadido su mente? ¿Por que solo podía pensar en (Nombre)?

No lo sabía, y desearía saberlo. Desearía tener una respuesta para todas aquellas preguntas, pero eso no era posible. No es como si le desagradará el pensar acerca de la chica, era completamente lo contrario, pero aún así no estaba deseoso de no poder sacarla de su mente. Vaya. Pobre ingenuo. No sabe que esa chica se quedará implantada en su conciencia hasta el día en él que perezca. 

Intentando olvidar y desviar su atención, el chico caminó por la pequeña casa y fue hacia el cuarto de nuestra protagonista. Cuando se habían mudado decidieron poner todos los libros en el mismo lugar para no tomar demasiado espacio, lo cual había sido una buena idea, pero ahora cada vez que quería leer tenía que ir al cuarto de (Nombre), lo cual no le molestaba. Era entrar a aquella habitación la cual olía como ella de cabo a rabo. Era verla dormida, trabajando o simplemente relajándose un rato, y de vez en cuando incluso podría unirse a una tarde relajante con ella.

En cuanto él entró, ahí estaba ella. La chica estaba sentada en su escritorio escribiendo algo. Seguramente uno de esos largos ensayos que le encargaban en la universidad. Habían un par de libros esparcidos por él escritorio, seguramente los que debía de citar para que sus palabras fuesen apoyadas y sea válido para su profesor. Era una vista bastante agradable.

Por otro lado, la chica detuvo sus actividades para ver como él joven entraba a su habitación, y al reconocer prontamente su cabellera rubia ceniza alborotada, la rubia continuó trabajando. Era normal que Katsuki llegara a darle unas visitas de vez en cuando en el día, después de todo, sus instintos eran de proteger, incluso cuando era una raza pequeña.

—Hola— Dijo la chica, aún demasiado sumergida en su trabajo. Era bastante evidente cuando la chica no esperaba una respuesta: Mantenía su ceño fruncido, y vista en papeles o computador sin muchos deseos de ser interrumpida.  El contrario soltó un sonido desde su garganta en el cual no podría describir, pero fue una clara señal de que él le regresaba el saludo.

—¿Dónde demonios está el libro de Ryunosuke Akutagawa?— Preguntó él. La contraria se encogió momentáneamente de hombros sin siquiera intentar voltear a verle. Era bastante obvio el hecho de que no iba a intentar ayudarle a encontrarlo. 

—Es muy grande, dudo mucho que se pierda en él estante— Comenzó ella —, a menos que seas ciego— Terminó de manera socarrona. El contrario, ignorando lo que la chica acababa de decir, gruño al no estar seguro de donde se suponía que estaba, y, buscando con la mirada, intentó encontrarlo, pero no dio con él libro. En su lugar encontró algo de un color azul brillante. Sus ojos se pegaron a este objeto y no pudieron despegarse.

¿Por qué (Nombre) tenía algo así?

—¿Qué jodida mierda es esta?— Preguntó él, tomando el objeto con la punta de sus dedos intentando no tocarlo demasiado. En cuanto la chica dio la vuelta a su silla para verlo, él joven siguió con sus palabras —Esto es para un jodido perro, (Nombre). Mierda— Exclamo mostrando su claro disgusto sin pudor. —¿Acaso lo compraste cuando llegue? ¿Pensabas que era un maldito perro?— Terminó él. La contraria abrió los ojos como platos bastante impresionada. Era él pequeño hueso de juguete. Era uno de esos huesos de juguete para caninos los cuales estaban diseñados para morderlos una y otra vez. Esos juguetes que soltaban un sonido irritante cada vez que los apretabas.  

—No--No era para ti— Respondió la chica un tanto nerviosa. Katsuki, frunciendo el ceño y completamente ofendido continuó hablando. 

—¿Ahora tienes otra miertera mascota? ¿Acaso tienes más putos híbridos? ¿Otro puto perro? ¿Que mierda se supone que debería de pensar de esta estúpidez?— Sus palabras a cada segundo se hacían más y más sonoras, haciendo que la pequeña chica se sintiera incómoda. La chica suspiró y bajó levemente la mirada. Entendía que el chico estuviese ligeramente enojado por la idea de que tuviese otro híbrido, o siquiera otra mascota, era normal. Son simples instintos los cuales de vez en cuando lo controlan. No lo culpaba por aquella actitud un tanto posesiva. Durante su vida no había sido enseñado a compartir o a ser muy sociable, y era normal. Realmente no tenía problemas con ello, pero no le agradaba saber que le estuviera gritando sin saber para qué era aquel pequeño y tierno juguete.. 

—No lo entenderías, Katsuki— Dijo ella. Él contrario nunca espero esa respuesta. Al contrario, pienso que le diría algo como:  “De una mascota que tuve hace años y me trae buenos recuerdos”, pero esa respuesta nunca llegó, de hecho, ese pequeño juguetito se veía bastante nuevo. Como si lo hubiesen comprado recientemente. La contraria, inhalando profundamente, dejó su lápiz en el escritorio y soltó un gran suspiro.

—¿Por qué mierda tendrías algo así? ¿Por qué demonios no me contarías algo así de importante? ¡Joder!— Continuó él, aún pensando que la chica tenía otra mascota en algún otro lugar.

Evidentemente, él mitad canino estaba celoso. Ella era suya. No necesitaba de ningún otro híbrido o perro que no fuera él. ¿Por qué tenía otro juguete? ¿Acaso él no era suficiente? ¿Acaso su compañía no era tan buena como la de algún otro canino? ¿Acaso su compañía no era tan buena como la de algún otro híbrido? ¿Por que la chica nunca le había dicho que había otra mascota además de él?  

—Es mio, Katsuki. Yo lo uso. No lo toques.—  Soltó. Sus ojos zafiro lo miraron sin siquiera titubear. Se veía tan decidida y segura de sí, que sería simplemente imposible que ella estuviera mintiendo. Su vista no se desvió, conectando sus ojos zafiro con los ojos rubí del chico. Era como si estuviera diciendo la verdad. Era como si eso fuese la completa y absoluta realidad. ¿Por qué un humano mordería un juguete para perro?

—¿Qué?— Preguntó él.  

¡Dos capítulos en un solo día! ¿Que les puedo decir? Soy una mujer de sorpresas. Además, mi semana fue un tanto miertera así que decidí escribir mucho. Espero les haya gustado. ¡Gracias por leer!

Híbrido!  Katsuki Bakugou x tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora