Capítulo 44

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—¿Todos? ¿Incluyendo Mamá?— Pregunto el chico, alzando sus orejas levemente aturdido. No se esperaba ese desenlace a su historia. Digo, mierda, desde el principio había pintado aquel pequeño pueblo como un lugar mágico, inocente y lleno de vida en donde los híbridos podían ser libres y felices, pero aparentemente no fue así. ¿Por qué todo eso cambiaría de una manera tan abrupta? ¿Por qué su madre había roto con su padre de aquella manera? ¿Qué puta lección querían darle?

—Así es. Los ancianos del pueblo dijeron que MItsuki logró ver como llegaban y se llevaban a los demás así que comenzó a huir. Hizo una llamada, y tiró su teléfono al mar antes de finalmente ser capturada. Según los que vieron como fue capturada, solamente dijo: "Lo puse a salvo. Nunca volverá. Nunca volverá y ustedes, miserables perros rabiosos, nunca podrán ponerle un dedo encima."— El hombre sonrió, poniendo una mano en la cabellera esponjada de su hijo, haciendo que el cachorro únicamente hundiera sus orejas entre sus esponjados cabellos, levemente confundido. No estaba de humor para ladrar y enojarse por el contacto físico, así que únicamente actuó sumiso ante su padre, dejando que le diera palmaditas en la cabeza como si fuera apenas un niño.

—Lo que pasó después es una historia para otro día,— El hombre sonrió, quitándose los lentes y frotando su entrecejo lleno de frustración. Usualmente se enojaba mucho al pensar en esa época, saber que Mitsuki había hecho tanto por él, y que, por el contrario, el no había logrado hacer prácticamente nada por ella le daba mucha rabia, porque entendía que en una relación tenían que dar y recibir constantemente, pero el se sentirá toda su vida en deuda con la adorable mujer con quien se había casado, ya que ella había dado siempre más de lo que había recibido.

—Katsuki, tu madre me dijo que no me amaba, porque si no lo hacía y me decía la verdad iría tras de ella, y entonces ambos hubiésemos tenido una mala vida, separados e infelices en un laboratorio o perrera. Lo que queremos decir es, hay veces que debes hacer lo mejor para la otra persona, incluso si eso no es lo que tú quieres.— Dijo el hombre, mirando a su hijo a los ojos, sonriendo tenuemente. Sabía que su hijo estaba confundido. Entendía que tan enojado estaba. Entendía que tan triste se sentía. Tal vez era la persona que más podía entenderlo, porque habían pasado por lo mismo, la única diferencia es que harían para reparar las cosas.

La única diferencia era lo que su hijo haría de ahora en adelante. Mientras Masaru únicamente esperaba la respuesta de su hijo, el pobre mitad pomeranian más joven de la residencia únicamente se hundía en sus pensamientos, recordando. Quería entender. Quería saber si lo que la joven le había dicho eran simples y desagradables mentiras para alejarlo de su lado, y darle una vida que ella pensaba era mejor para él.

"Ellos son tu familia, y los has estado buscando por mucho tiempo"

"Bueno... Yo no puedo quedarme en Tsuwano"

"Ellos estarán al lado tuyo cuando enfermes, cuando crezcas más y cuando hagas malas decisiones, no sabes lo que yo podría hacer o si sería capaz de dejarte."

"Ellos merecen que te quedes"

"Tu ya tienes una vida aquí"

"Será bueno para ti, ¿No te das cuenta?"

"Yo no soy la decisión correcta..."

¿Por qué...Por qué en todas aquellas palabras, la chica nunca había hablado de lo que ella quería? ¿Por qué en la mayoría de sus palabras hablaba de sus padres o de él? ¿Por qué sólo había hablado acerca de que sería mejor para él? Si realmente no lo amaba, ¿Por qué había huido lejos entre lágrimas y sollozos? Si realmente no lo quería, ¿Por qué le había dado un anillo? ¿Por qué le había ayudado para encontrar a sus padres? ¿Por qué había pasado incontables noches en vela a su lado? ¿Por qué le había consolado cada vez que lloraba? ¿Por qué lo calmaba cada vez que tenía una pesadilla? ¿Por qué le había ofrecido ir a la universidad? ¿Por qué estaba tan preocupada de que el mundo lo olvidara?

¿Por qué estaba tan ansiosa por hacerlo feliz?

Dios santo, si que era un bendito estúpido.

—Si estabas tan seguro que no te amaba, ¿por qué ahora estás dudando?— Preguntó Masaru, sonriendo levemente burlón. Él entendía muy bien lo que sucedía, y apreciaba que su nuera fuera tan desinteresada. Su hijo había conseguido una joven encantadora, la cual lo acompañaría y lo guiaría por mejores senderos.

Masaru se levantó.

—Será mejor que empaques pronto, ya ha pasado una semana. Ve y pelea por lo que quieres.— Masaru camino a pasos lentos y perezosos hasta la puerta, la abrió con lentitud y salió de la habitación, dejando atrás a su cachorro, el cual tenía mucho en lo que pensar. Ni Mitsuki ni Masaru podían obligar al joven a ir por su novia y arreglar las cosas, ambos lo sabían bien, pero lo que podían hacer era ayudar a su hijo a entender el punto de vista de la joven.

Todos siempre dicen, "Si realmente amas a alguien debes dejarlo ir." Tal vez esa era la manera en que (Nombre) le probaba su amor al contrario. Tal vez esa era la manera en que la joven mostraba que tanto le importaba.

Tal vez aquellas palabras de ira e irracionalidad habían sido demasiado apresuradas. Tal vez cuando él lloraba y suplicaba que no se fuera simplemente había dañado más a la joven. Tal vez cada vez que él le decía de manera indirecta a la contraria que era egoísta no podía ver que sus intenciones detrás eran las más puras que podían haber. Tal vez, cuando estaba cegado por la rabia, tristeza y desesperación había olvidado todas aquellas veces en las que la joven había dejado su dolor y pena para sonreírle a él y solo a él.

Tal vez había dicho cosas de las cuales se arrepentía ahora...

Tal vez... (Nombre) tenía razón en una cosa: la gente que vela por ti pensando en tu bienestar, aquellos que se quedan a tu lado mientras estás enfermo, mientras creces como persona y cuando hagas malas decisiones... Tal vez esas personas merecen mantenerse a tu lado el resto de sus vidas.

Ella había hecho todas esas cosas. Veló por él cada vez que tenía una pesadilla, y cuando recién despierto después del tratamiento médico del chico cuervo. Se quedo a su lado mientras estaba en celo. Le ayudó a ser una mejor versión de sí mismo. Seguramente... Si llegara ese mismo día a su residencia, lo perdonaría sin dudarlo, aunque él haya sido quien tomó malas decisiones...



La esperanza en estos momentos es como una pequeña y débil flama en medio de una tormenta de nieve o de un huracán. ¿Es mejor tener una esperanza que no sirve de nada, o apegarse a la realidad desde el comienzo? ¿Ustedes que opinan?

Tengo que arreglar otra historia, y terminar otro capítulo de la misma, así que estaré un tanto ocupada hoy. 

Gracias por leer, estrellita, no lloren mucho, preparen más pañuelos, y disfruten el día, caris. 

¡Shi No Tenshi Itte Iru!


Híbrido!  Katsuki Bakugou x tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora