Capítulo 28

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La chica dejo de llorar, y sus sollozos fueron remplazados por los quejidos de Katsuki, quien se mordía su labio inferior intentando no dejar escapar ningún sollozo mientras miraba al suelo. Por otro lado, (Nombre) solamente miró hacia el piso. No habia algo que pudiera decirle para que el chico se sintiera menos culpable, y no habia nada que él pudiera decir para que la chica se sintiera un poco mejor por la muerte de la única familia sanguínea que le quedaba. No habia algo que realmente los ayudara a sentirse cómodos con el otro. No en ese día. (Nombre) inhalo fuertemente, limpio las lagrimas de sus ojos, vio al chico un par de minutos, y después de eso comenzó a caminar de vuelta a la carretera, donde, después de encargar otro taxi con la poca señal que le quedaba en el teléfono, se quedo a esperar. Katsuki, por su parte, solamente seguía a la chica de cerca con su cola enroscada y sus orejas escondidas en su cabellera. No sabia si debía de seguir a (Nombre) o no, considerando que no se habían dirigido palabra desde su confesión, pero, por si acaso, la seguiría. 

El taxi llego después de unos minutos en los que la tensión estaba tan presente y palpable que se podría cortar fácilmente con un cuchillo. La chica entro, le dio las direcciones al taxista, y Katsuki espero a que le ordenara que entrara detrás de ella. Esperaba a que la chica cerrara la puerta y lo dejara ahí, pero eso no paso. La joven no podría hacer nada como eso. En su lugar, la chica chasqueo la lengua y, como si los papeles se hayan invertido, (Nombre) simplemente rodo los ojos irritada y exclamo:

—No tengo todo el maldito día, entra ahora al puto auto, demonios— Dijo la chica mientras suspiraba, a lo que el contrario suspiro algo aliviado y finalmente entro a aquel taxi. El conductor suspiro, un tanto asustado por lo que pasaba entre ambos, se veían tan tensos y estaban tan callados que temía que intentaran asaltarlo en algún momento del viaje, y además, pidieron que los recogieran en un lugar bastante alejado de la cavilación, lo cual es bastante poco común. Siendo honestos, el taxista si que las tenia todas de perder.

—¿Por qué no me dijiste antes que te sentías de esa manera?— Pregunto el chico. La rubia simplemente suspiro y miro a la ventana por unos minutos, calculando cuales palabras debería de usar. Era verdad, se sentía realmente destrozada, pero ahora que sabia que el responsable era Katsuki no habia manera que le dijera todo lo que pensaba de golpe. Ahora no era como se sentía ella únicamente, sino también lo que el sentía. No podía omitir lo que Katsuki pensaba nunca, mucho menos ahora que se muestra tan culpable de todo lo que le ha pasado. Ella no parecía haberle dado la suficiente atención a la muerte de su hermano, lo cual dejaría a cualquier persona confundida, pero él... El le habia dado tanta importancia que incluso daba miedo. 

—No lo sé... Siempre pensé que estaría bien cuando descubriera que paso, pero no lo estaba. No podía aguantar ver su foto en mi pared sabiendo que no logre hacer nada por el... No quería que te preocuparas por algo así. No quería que te preocuparas por lo que sentía, cuando ni siquiera yo podía comprender que era lo que estaba pasando en mi cabeza— Dijo ella. El chico chasqueo la lengua, estaba un tanto enojado. Estaba enojado por saber que ella no habia sido lo suficientemente honesta con el, pero ¿Qué derecho tiene el de reprocharle cualquier cosa acerca de ocultar algo?

—¿Qué harás conmigo ahora?— Pregunto el chico, casi en un murmuro. (Nombre) alzo una ceja confundida. No entendía a que se refería, por lo que espero a que el rubio continuara hablando. —¿Qué harás conmigo ahora que lo sabes? ¿Te desharás de mí? ¿Me llevaras a un refugio? ¿Me echaras a la calle?— Volvió a preguntar. 

—¿Por qué haría algo tan estúpido? Por lo menos sé quien fue... No tendré que buscar al responsable.—Dijo la chica encogiéndose de hombros. Sabia lo que el rubio cenizo sentía, y entendía que estuviera ansioso, pero tampoco le gustaba saber que se encontraba dudando de ella para este punto de su relación donde, desde que llego, ya habían pasado dos navidades. Un año y medio habia pasado desde que el rubio entro en su vida. La rubia suspiro pesadamente, un tanto decepcionada de que Katsuki aun no lograra confiar en ella completamente. Estaba frustrada de que pensara que ella seria capaz de hacer algo como eso, pero tampoco podría culparlo. —Katsuki, si tu quieres irte algún día, la puerta esta abierta, pero nunca te echaría de casa.— Dijo la chica, finalmente acercándose al contrario. (Nombre) no evito sus instintos, los cuales le decían que pusiera su mano encima del hibrido de poneranian, por lo que eso hizo. El chico pego un pequeño brinco al sentir el cálido tacto de la chica en su mano izquierda, pero cuando ella entrelazo sus dedos con los de el... No pudo evitar volver a llorar silenciosamente. 

Su esponjosa cola se enrollo, y mordió la segunda articulación de su nudillo para no dejar escapar ningún sollozo. La chica de orbes zafiro suspiro, y se acerco al chico.

—No te preocupes Katsuki, superaremos esto. Estaremos bien.— Dijo la chica permitiendo que Katsuki recargara su rostro en su hombro, a lo que el chico abrazo a la contraria por la cintura. La rubia pasaba una de sus manos por el cabello del chico, mientras que con la otra hacia movimientos circulares en su espalda. Esa escena se mantuvo de esa manera por el resto del camino de vuelta al departamento en el taxi, ya que, después de unos cinco minutos de esa manera el rubio volvió a caer dormido, dejando a (Nombre) en una posición incomoda e incapaz de moverse. 

Cabe destacar que, ante toda esta escena en la parte posterior del auto, el taxista solamente se mantenía al margen, incomodo de estar en esa situación, deseando que este sea un mal sueño, o que mejor lo asaltaran y se fueran de su auto. Simplemente ante el era incomodo haber escuchado una conversación como esa, pero al escuchar los ronquidos de ambos jóvenes después de unos minutos más se relajo un poco, dedicando su completa atención a ir a la dirección que debería.  

—Estos jóvenes de hoy en día. Siempre tan emocionales— Murmuro para si mismo el hombre, relajándose al saber que no habría más incomodidad ahora que sus pasajeros estaban dormidos.  

Híbrido!  Katsuki Bakugou x tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora