Capítulo 14

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—Joder, enserio lo siento— Dijo el chico mientras bajaba sus orejas y su cola lleno de resignacion. Se sentía culpable por meter a la chica en tal problema.  La pobre (Nombre) solamente le sonrió con comprensión intentando hacerle sentir mejor y revolvió su esponjoso y rebelde cabello rubio cenizo. Se veía como un pequeño cachorro regañado, y no lo culpaba, era normal el que después de causar problemas el se sintiera culpable al respecto, incluso cuando no era su culpa. Era algo de lo más común. Lo que era extraño es que no importa su situación siempre se las arregla para decir malas palabras, lo cual es impresionante. La chica sonrió enternecida respecto a su culpabilidad por el incidente mientras continuaba acomodando las cajas en aquel pequeño cuarto de hotel que había rentado.

—No fue tu culpa que nos echaran del departamento, además, el hotel no esta tan mal, podemos quedarnos aquí un par de semanas mientras buscamos un lugar donde quedarnos, no sera muy dificil encontrar un lugar en el cual podamos quedarnos permanentemente y asentarnos— Dijo la hermosa chica mientras dejaba un par de cajas al lado de la única cama de la habitación por la que había pagado. El chico solo maldijo entre dientes a el hombre gordo el cual les había gritado como nunca. Ese que les hizo empacar sus cosas a ambos y practicamente les hecho a patadas. Para la suerte de ambos no tenían demasiadas cosas y (Nombre) tenía una reserva de dinero la cual usaria algun día para rentar un lugar nuevo. Había ahorrado dinero restante de tu beca, por lo que no tendria ningun problema con el dinero. 

—Pero no podemos quedarnos en un maldito hotel de mierda, es Japón, gastarias demasiado por mis estupideces— Dijo el mientras fruncia el ceño a lo que ella solo volvió a sonreír. Siendo sincera, no le interesaba el dinero, solo quería demandar a su casero y luego de eso buscar una casa la cual finalmente sería de su propiedad. El dinero es algo que no dura para siempre. Cada día imprimen más, y no se quedará consigo después de la tumba, la satisfacción de haberle arruinado el día a su casero se quedará consigo incluso en el infierno, donde le contara a los demonios como le armó una escena a una persona en el reino de los humanos. Es más fácil gastar dinero que encontrar buenas anécdotas hoy en día.

—Estaremos bien, solo hay que relajarnos un momento, las finales son mañana y debería de estar más relajada que estresada si es que no quiero morir... Contemos chistes!— Dijó mientras sonreía tenuemente mientras esperaba a que el chico se calmara un poco aunque sea. Era una de las cosas más divertidas que podría ver. El rubio era bastante histérico, y se preocupaba bastante por el futuro, algo que ella usualmente no hacía. No importaba. Siempre estaría bien, no importa en donde se encontrará, con quien este, no importaría ni siquiera si estuviera en la gran depresión en New York, estaría perfectamente bien. Tal vez muriendo de hambre. Pero perfectamente.  

—Ya te sabes el chiste de la puta y la sorda?— Preguntó tiernamente mientras sonreía. El chico solo sonrio burlon, no iba a caer en aquel juego estúpido, era lo suficientemente maduro e inteligente para no caer en aquella estupidez, y personalmente, no se pensaba que (Nombre) fuese tan inocente para pensar que él no lo sabía. Era uno de los chistes más divertidos que alguna vez escuchó.

—Que? — Pregunto sonriendo triunfante.  

—Pues lo que quieras que sea guapo— Dijo invadiendo su espacio personal bastante rápidamente. Una de sus manos tocó su glúteo derecho y sonrió llena de picardía. No faltó demasiado tiempo para que el chico tuviese una cara de trauma y ella estuviera riendo bastante fuerte por aquella reacción tan linda y al mismo tiempo inocente de su parte. Era una de las cosas más extrañas que había hecho con un amigo, pero nunca estaba de más la jotería entre compas. Se eso se basa una amistad. Si no hay jotería entre ustedes entonces no se quieren we.  

—Que inocente Katsuki— Dijo la hermosa chica mientras finalmente se separaba del canino el cual se sentía completamente violado por su repentino contacto físico el cual no era el más apropiado para dos amigos, pero entendía que era simplemente un juego, y que de alguna manera extraña este no le molestaba. No era un pervertido, al contrario, pero sus instintos eran bastante fuertes considerando su mitad animal. 

—Bueno, eso me ayudó a recuperar mi humor, vamos a ver una película, dormir un poco y mañana por la mañana cuando vuelva de la universidad decidiremos un lugar al cual mudarnos, o por lo menos buscaremos uno, bien?—Habló (Nombre) mientras sonreía satisfecha con su plan. Era simplemente sublime el poder tener alguien tan cercano que se preocupara por algo de lo que ella nunca se preocuparía. Le relajaba el saber que alguien de ahora en adelante la esperaría en casa cada día después de la universidad y/o el trabajo. No podría describir ese sentimiento que se formaba en su pecho cada vez que veías a Katsuki sonreir.

Por la parte del rubio, él no podía creer que así era una vida normal. Nunca pensó que gozaría de una vida tan feliz y apacigua como la que el ahora tiene, pero muy dentro de él, sentía que tal vez las cosas no podrían mantenerse de aquella hermosa manera por siempre. Temía que la chica que había peleado por su independencia lo dejara atras. Temía que él no fuera suficiente para alguien como (Nombre). Aunque estaba algo ansioso por el futuro, deseaba simplemente olvidar el pasado, disfrutar el presente, y no pensar en el futuro. 

—Que película quieres ver?— Preguntó (Nombre) mientras abría netflix en su laptop escolar. Después de un momento decidieron ver una comedia de Eugenio Derbez en inglés, llamada Overboard, de un hombre rico el cual fue tirado por la borda de un barco por una fuerte marea, y luego fue manipulado para pensar que tenía una esposa en un pequeño pueblo en Oregon, donde él era albañil y tenía tres hijas. Una película de romance y comedia. 

Ambos en pijama, ambos cansados, y al mismo tiempo de buen humor. El cabello de la chica estaba esponjado, y por alguna razón se rehusaba a cooperar con ella desde la mañana de ese mismo día. Por otro lado, Katsuki no tenía camisa, ya que aparentemente no le gustaba dormir con estas. El chico se acostó en la cama, y la joven Kirishima se acostó en su pecho. Una sábana blanca los cubría a ambos y la cola de Bakugo se enredaba en su pierna. Una costumbre extraña que tal parece era bastante común en híbridos. El aparato electrónico estaba en sus pies mientras que ambos reían y eran felices juntos solo disfrutando de esa compañía amistosa.

Parecían una de las parejas más hermosas del mundo, pero todavía no se daban cuenta de aquel sentimiento, o por lo menos no tenían el valor de mencionar nada al respecto. Por ahora, solo preferían estar ahí solos, siendo felices, sintiendo la calidez en su pecho la cual por el momento compartían hasta quedarse dormidos.

Híbrido!  Katsuki Bakugou x tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora