Capítulo 29

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Cuando ambos salieron del taxi estaban cansados, querían seguir durmiendo, y nadie los culparía. Cansancio emocional era una de las cosas más normales que podían sentir en estos momentos. (Nombre) estaba cansada de estar triste y frustrada consigo misma. Simplemente no podía pensar claramente en todo lo que estaba pasando. Mientras tanto, Katsuki, aceptándolo o no, se encontraba cansado. Estaba cansado de estar asustado y enojado. Estaba cansado de sentir miedo y ansiedad respecto a algo que seguramente no pasaría. Nadie podría culparlo, pero nadie lo defendería tampoco. (Nombre) sonrió, cansada. No sabía cómo, pero en las pocas horas que habían pasado comenzaba a tener ojeras, se veía tan cansada. Se veía exhausta.

—Vamos a casa, Katsuki— Dijo la chica tomándolo de la mano. Parecía que el lugar al que se dirigían era aterrador. Como si lo que los esperara dentro de esa casa fuera nada más y nada menos que un asesino, o un ladrón, pero, en cuanto pusieron un pie en aquella silenciosa y vacía casa, se dieron cuenta que tan solos estaban. (Nombre) no pudo evitar pensar que de ahora en adelante serían solo Katsuki y ella contra el mundo. No sabía cómo sentirse ante ese pensamiento. Por un lado era encantador saber que estaban juntos en eso, pero por otro se sentía triste, sabiendo de que la soledad comenzaría a acosarlos y hartarlos en cierto momento.

Ambos se dirigieron al cuarto de la chica, y se acostaron uno al lado del otro. Era una tarde tan triste, pero, por lo menos, sentir los brazos del chico alrededor de su cintura, su rostro oculto en su hombro, y la calidez que éste emanaba lograba sentirse un tanto reconfortada. Así pasaron bastantes horas, sin ganas de salir de la cama, sin ganas de moverse. Sin ganas de gastar más energía de la que tenían en esos momentos.

Solo los dos contra el mundo.

—Saldremos de esto, y todo mejorará nuevamente para nosotros, solo hay que tener un poco más de paciencia—Dijo la chica acariciando el suave pelo del contrario y tocando con bastante libertad desde la raíz hasta la punta de sus orejas. Estaba segura de que mimos así le ayudarían de cierta manera. Le harían sentir que había alguien ahí con él, y para él.

—No tienes que decirlo para que me de cuenta, (Nombre). Pero hay que dormir por ahora.—Habló él, aunque su voz no fue tan alta como debería, ya que estaba pegado aún al hombro de la chica, intentando ocultar el rostro de su humillación y vergüenza.

Las semanas pasaron en un suspiro, sin emoción, sin deseos, sin ganas de siquiera salir de cama. Era tan difícil ir a la universidad en ese estado. (Nombre) parecía estar dentro de un trance, era un simple zombie más en el mundo, donde tienes que moverte para sobrevivir, incluso si no lo deseas.

—Hay que salir a dar un paseo— Dijo el chico moviendo su esponjosa cola de un lado hacia el otro. —No podemos mantenernos en casa todo el día otra vez, ya es tiempo de parar— Volvió a hablar. La contraloría tomó un gran respiro. No se sentía demasiado enérgica, pero entendía las razones que tenía el rubio cenizo. Era un canino pequeño y enérgico, por lo que es bastante normal que quiera salir. Se sentó en la cama apaticamente, estiró sus brazos, y dejó que la luz de un nuevo día golpeara su rostro. Tiempo. Todos dicen lo mismo. "Deja que el tiempo sane las heridas". ¿Que pasa si no hay tiempo que perder? ¿Qué pasa si avanzar es lo único que puedes hacer? Eso es lo que la vida siempre quiere, ¿No? Que avances por el camino relamiendo la sangre de tus heridas, porque el tiempo no hace nada. El tiempo no hace nada que no puedas hacer si tan solo intentas ser fuerte. Está bien llorar hoy, pero no se te olvide sonreír mañana.

Era tiempo de hacerle caso a ese consejo.

La chica asintió. Esta bien, un paseo no dañaría a nadie. Tal vez el sol y las plantas le ayudarán a sentirse un poco más relajada. Tal vez salir acompañada del híbrido le dé un poco de tranquilidad.

[...]

Las manos de la chica tomaban un vaso de café que habían comprado en él camino al parque, ya que era un tanto temprano, y seguramente le ayudaría con la falta de energía. Suspiro levemente sintiendo el calor recorrer las palmas de sus manos, y sonrió ante él simple y delicioso aroma del café.

—Oe, Kastuki... ¿nunca te has preguntado qué hubiera pasado si es que... te hubiese adoptado otra persona?—

—¿Te refieres cuando entre al puto mercado de las peleas? No. Joder nunca. Dudo mucho que hubiese alguna diferencia. Era eso, o nunca salir del refugio. No es como si no fuera un buen híbrido, pero mi carácter de mierda no me hubiese ayudado a salir. No soy el chico más carismático del maldito planeta, y lo reconozco, pero aún así... todos los días me pregunto, qué hubiese pasado, si tu nunca hubieras entrado a ese callejón miertero, o si hubieses salido corriendo de ese lugar la primera vez que solté un quejido... Diablos, me lo pregunto cada noche antes de dormir, y cada maldita mañana después de despertar.—El chico miraba al cielo, aún acostado en el césped, sintiendo la tranquilidad invadir su mente después de tantas semanas de culpa y tristeza.

Si. Ya era tiempo de seguir avanzando.

—No importa si pasa una y otra vez, yo siempre terminaría de recorrer ese callejón, si al final lo que encuentro eres tú. Siempre dices que yo te salve, pero ambos sabemos que tú me salvaste de mí misma. Tú me salvaste de mi soledad, y nunca podré pagarte por eso.— Dijo la chica mientras se recostaba en el pecho del chico, quien no logró evitar sonreír felizmente.

Ya no había nada más por lo que llorar. Había que ser fuertes, porque donde sea que ese chico tan amable este, seguramente está feliz y libre, conociendo las maravillas de un mundo el cual tuvo que verlo morir para abrazarlo como uno de los suyos.

Híbrido!  Katsuki Bakugou x tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora