Capítulo 43

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El hombre tomó con calma las manos de su esposa, y les dio un apretón, besando sus nudillos y prosiguiendo a ver a la mujer a los ojos, quien únicamente sonrió tenuemente ante la tierna manera que tuvo su esposo de llamar su atención, mientras, al mismo tiempo, alzaba una ceja un tanto confundida acerca de a que quería llegar su esposo con aquello, pero cuando el hombre se sentó a su lado y le dio otro beso, esta vez en la coronilla de su cabeza, la mujer solamente cerró los ojos.

—Déjame contar esta historia, ve a descansar, sé que te pones nerviosa con solo pensar en el pasado— Dijo el hombre, sonriéndole galante a su mujer, quien únicamente alzó levemente la mirada y se dejó mimar por un par de segundos, finalmente cediendo y levantándose de la cama. La mujer salió del cuarto, no sin antes sonreírle a su hijo por última vez en esos momentos, quien únicamente estaba esperando pacientemente para entender qué pasaba. Escuchó los pasos de su madre alejarse, y finalmente desvanecerse hasta la cocina, y, finalmente, su padre comenzó a hablar.

—Era mi último año,—

Oh dios, aquí vamos.

[...]

El hombre estaba en una pasantía aun en Tokyo, donde le ayudaba a algunos diseñadores con su trabajo de creación y la organización de su papeleo, para, de esa manera, ya tener un poco de experiencia con el proceso creativo y la creación de nuevas prendas. Era prácticamente un requerimiento para encontrar un buen trabajo.

Un día común, mientras el hombre organizaba con calma y cuidado los papeles de su jefe por ese día, poco antes de su cambio de turno y el final de su jornada, una sorpresiva llamada entró en su celular. Era aquel número que tenía tatuado en el cerebro. Aquella joven de brillante sonrisa, encantadora risa y deslumbrantes cualidades, la cual se había quedado en el pequeño pueblo de Surufutsu únicamente para garantizarle un futuro.

El joven sonrió con el simple pensamiento de escuchar su melodiosa voz, dejando de lado los papeles por un momento. Usualmente no llamaba durante su trabajo, por lo que podía suponer que era algo realmente importante. Tal vez había entrado en celo nuevamente, y necesitaba que el hiciera llamadas para informar que no estaría dispuesta, y luego de eso tener sexo telefónico. Dios santo, en ese caso, era su bendito día de suerte.

—Mitsuki, ¿qué sucede?— Preguntó el joven por la línea, sosteniendo su teléfono entre su oído y su hombro, tomando un trago de su taza de café, la cual probablemente no debería de tener cerca de las creaciones y papeles de su jefe.

—Tengo que decirte la verdad, Masaru.—Comenzó la joven, causando un pequeño escalofrío en la espalda del contrario. Hablaba con un tono muy serio, y no solo eso, le había dicho "Masaru". usualmente le decía cariño, o algo parecido, pero esta vez era diferente. Incluso su voz se sentía diferente. Tal vez un poco más seca que de costumbre. —Quiero terminar.

—¿Qué?—

—Ya no puedo con esto. Ya no te amo como lo hacía antes. Tal vez fueron los años, o la distancia, no lo sé. Tengo otras razones, pero no quiero decirlas de esta manera. No aquí y no ahora.— Dijo la mujer, su tono de voz, apático y realmente apagado, hicieron que el corazón del contrario diera un brinco. Su estómago se revolvió, y su garganta se secó de golpe. Nunca...Había pensado escuchar aquellas palabras, no de Mitsuki y no por teléfono.

—¿D--De qué hablas? ¿Qu--Qué sucede, cielito? ¿Por--qué lo dices? P--Podemos arreglarlo. Lo--Lo que sea que necesites. Puedo--Yo— Comenzó a tartamudear el hombre, sintiendo como el temblor comenzaba a esparcirse por su cuerpo. Seguramente se escuchaba patético. Seguramente a la contraria no le agradaba escucharlo de aquella manera, pero realmente no podía hablar. No como lo haría en cualquier otra situación. No porque acababa de escuchar a la mujer que ama rechazarlo de aquella manera.

—No digas mierdas, sólo quería avisartelo. No vuelvas al pueblo, porque no quiero verte ni una vez más en mi vida. No te daré más dinero, pero no te cobrare un centavo porque yo fui quien decidió dártelo.—

—¿Por qué? ¿Por qué me lo dices ahora? ¿Por qué por teléfono? ¿Por qué ya no me amas? ¿Qué hice mal? Pensé que lo estábamos haciendo increíble... P--Pensé que lo estaba haciendo bien.— Preguntó el chico, bombardeando a la contraria con preguntas que claramente la chica no tenía intenciones ni tiempo de responder.

—En un año, cuando termines la escuela, te daré explicaciones. En un año responderé cada estúpida pregunta que tengas.—

—¿La escuela? Carajo, Mitsuki, ¿estás hablando de la escuela ahora? Puedo volver. Puedo volver para arreglar esto frente a frente justo ahora.—

—¿Tengo que deletrearlo? No vuelvas. Ya no te amo, Bakugo. Si tanto insistes en respuestas, no tendrás problema en esperar un año por ellas, ¿no?— Dijo la mujer. por primera vez en su vida, lo había llamado por su maldito apellido, como si fuera nada más que un extraño. Como si fuera nada más que un desconocido y no su mejor amigo, confidente, novio, y tal vez--en un futuro--prometido.

El hombre se había quedado sin palabras, pero tuvo que retener las lágrimas, y tuvo que ignorar aquel nudo en su garganta para seguir trabajando. Mentiría si hubiese dicho que cuando volvió a casa no intentó llamar a la joven mientras lloraba lleno de rabia y desesperación. Quería entenderlo. Quería saber qué mierda había pasado. La intentó llamar incontables veces. Llamó una, y otra, y otra, y otra, y otra vez.

"El número que usted marco no es accesible."

¿Acaso lo había bloqueado? ¿Como mierda podía hacerle eso? No le importaba una mierda el dinero, sólo quería saber por qué lo había dejado. ¿Qué rayos había hecho mal? ¿Qué diantres habría podido cambiar para no perder a la joven que amaba? No lo sabía, pero sabía que había una verdad en las palabras de Mitsuki. Debía de terminar la escuela. Había comenzado gracias a ella, y sería un puto sacrilegio el no terminarla estando tan cerca.

Cuando su escuela terminará, volvería a por la mujer que ama, y pelearía por ella.

Entonces, cuando tuvo su diploma, finalmente volvió a aquel mágico pueblo que había sido su refugio durante tanto tiempo. Maletas hechas, y una maldita sonrisa de estúpido que no podría salir de su rostro. Estaba listo para ver a la chica que le gustaba, y finalmente pedir explicaciones. Explicaciones de por qué todo se había terminado. Explicaciones de por qué lo había abandonado de manera tan repentina.

Aún recuerda vividamente cómo lo vieron todos los humanos al llegar. Estaban atónitos. Estaban perplejos de ver un híbrido en el lugar, pero, al mismo tiempo, estaban eufóricos. Mientras los humanos se alegraban por encontrar a una de esas personas de cola y orejas, el pobre de Masaru únicamente alzaba sus puntiagudas orejas, y se preguntaba donde rayos estaban los demás híbridos, y qué le había pasado a aquel próspero pueblo que lo había visto crecer.

No se parecía en nada ahora. Las calles eran tan tristes, y estaba todo tan callado...

—Señora Ming,— Comenzó el hombre, acercándose a la primera cara familiar que había salido a recibirlo: una mujer mayor, la cual alguna vez vió en sus cincuentas. Su voz hizo que la señora mayor diera un pequeño brinco, pero al reconocer al agradable joven que había mimado durante tanto tiempo como si fuera una abuela solamente pudo sonreír tiernamente. —¿Dónde está todo el mundo?— Preguntó él, confundido, esperando explicaciones.

—¿No te enteraste?— preguntó aquella señora con aquella voz cansada y temblorosa.

—¿De qué habla?—

Todos los híbridos del pueblo fueron capturados.—  





Pensé toda la semana acerca de esta bendita historia. Escribí capítulos de escenas futuras, y aún no tenía estos hechos. Soy un verdadero desastre. Espero llegar a futuros capítulos, porque esos realmente me emocionan. Quiero ver como reaccionan. Tal vez publique otro capítulo mañana, de esa manera podré llegar a aquellos capítulos que me emocionan más rápido. 

También tengo que editar el último desagradable capítulo de "Un Alfa Roto", ya que no salió bien, y más encima tengo que publicar uno nuevo para que Wattpad recomiende la historia. Ser escritor es tan complicado.  

Gracias por leer. Estrellita. Comenten. Lloren. 

¡Shi No Tenshi Itte Iru!

Híbrido!  Katsuki Bakugou x tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora