Capítulo 15

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La chica tarareaba lentamente una canción de cuna mientras pasaba sus manos en repetidas ocasiones por el pelaje esponjado y crispado del chico. La cola del pobre híbrido de pomeranean estaba enroscada y tan baja como podía estar, al igual que sus orejas, las cuales estaban tan hundidas en su cabello que apenas eran visibles para cualquiera que lo vea sutilmente. La cara de Katsuki estaba en el pecho de la chica escuchando la relajada respiración de (Nombre) y los latidos de su corazón en un intento de calmarse. Era un mal día para el. (Nombre), por otro lado, se había despertado solamente para brindarle apoyo moral al pobre chico, quien había comenzado a temblar y sollozar a su lado unos minutos antes. La yema de los dedos de la joven masajeaba suavemente el cuero cabelludo del contrario, hundiendo sus dedos en el cabello de Katsuki, otorgando un sentimiento de calma y tranquilidad. 

 Bakugo aún podía recordarlo todo tan vividamente, y, aunque tuviese una vida tan feliz ahora, aquella pesadilla seguía ahí, muy dentro de él. Recordaba cada uno de los híbridos a los que tuvo que arrebatarles la vida solamente para sobrevivir... Claro, solo hasta Ese día. Hasta el día en el que logro entender que si quería vivir esa no era la manera adecuada. Un día en el que finalmente se decidió a no pelear, justo como aquel chico rubio de ojos azules. Un día en el que no le importo el morir ni salir herido. Ese mismo día lo arrojaron al basurero de un callejón. Aquel olor a basura, moho, y su propia sangre era suficiente para darle arcadas, pero ya no tenia fuerzas ni siquiera para pensar. Ya no tenia fuerzas ni siquiera para vomitar... ¿Qué tan jodido es eso? ¿Qué tan jodido es ni siquiera tener las fuerzas para devolver su inexistente desayuno?

La basura debajo de su cuerpo había amortiguado su caída, por lo que no le había dolido tanto cuando lo lanzaron a aquel corredor para morir. Intentaba mantenerse alerta, despierto y fuerte, pero no había manera en la que eso sea posible. Intentaba hablar, gritar, hacer cualquier sonido, pero era imposible. Estaba tan débil que con suerte podía mantener sus parpados abiertos. Entonces, escucho unos pasos venir hacia el. Aquel sonido que se acercaba era lento, silencioso. Parecía como un cazador asechando a su presa, pero ¿cómo podría él saberlo? No lograba ver que era lo que sucedía.  

"¿Q-Quién esta ahí?" Pregunto una voz femenina mientras tartamudeaba. Aquella voz sonaba más nerviosa de lo que él estaba, y eso le ayudaba a relajarse un poco. El mitad canino intento con todas sus fuerzas reunir la energía para decir "¡Aquí! ¡Mierda, estoy aquí!" pero esa fue una tarea complicada. El único sonido que logro emitir fue un gemido de dolor tan fuerte que seguramente habría asustado a la chica. Después de soltar aquel gruñido, el híbrido rezo en su interior. Su quejido fue bastante fuerte, y era muy posible el asustar a la curiosa. Si ella se iba y daba media vuelta llena de terror el moriría. 

"¡Si algo me pasa m-mi amigo va a hacer hasta lo imposible para encontrarme! Esta en mi departamento conmigo" Dijo aquella voz mientras continuaba acercándose. Aún dudosa. Aún llena de miedo. "¡GRACIAS!" Pensó el híbrido de manera instantánea. ¡No se había ido! Katsuki estaba tan malditamente feliz que seguramente hubiese llorado si es que tuviese las fuerzas y lágrimas para hacerlo. Mientras aquella figura se seguía acercando a el, un olor a vainilla y fresas comenzó a invadir sus sentidos opacando completamente su sangre y la basura a su alrededor. Evidentemente, el canino prefería enfocar sus sentidos en ese olor tan sutil y delicioso. Ese fue el primer día en el que Katsuki logró finalmente encontrar algo que le gustase. Fue solo un olor, pero fue la primera señal de que las cosas iban a mejorar. 

"¿Hola?" Volvió a repetir aquella chica, pero antes de que el rubio cenizo lograra identificar quien fue la persona que se acercaba, o siquiera el ver su rostro, la perdida de sangre se volvió demasiada, y sin más remedio cerro sus ojos. Tenia miedo de morir, como cualquier persona, pero los brazos cálidos de la joven tomándolo y cargándolo como podía le dio la esperanza que necesitaba. Katsuki lo único que tenia que hacer era reunir su fuerza y procurar no morir. Esa era su única tarea.       

Volviendo a la realidad, la chica continuaba tarareando y manteniendo la compostura por su querido híbrido, el cual después de un par de minutos en esta posición y de esta manera, pudo recuperar la seguridad de que esto no se iría a ningún lado, y que todo lo que estaba viviendo con aquella hermosa joven no era solamente un sueño cruel. Eso era el mundo real. Finalmente, el rubio cenizo fue capaz de sentarse más calmado y relajado, a pesar de que sus cabellos siguieran tan crispados como hace unos minutos. La chica al notar que su híbrido ya estaba, aunque sea, un poco mejor, se estiro y bostezo de la manera más alta posible. Era simplemente una mala hora para despertar, pero mejor ahora que nunca. Además, si quería llegar temprano para sus exámenes debía de comenzar a arreglarse ahora. 

Katsuki solamente agito suavemente su cola al ver como la contraria se levantaba de la cama pesadamente, y sus orejas se levantaron al ver como ella comenzaba a caminar arrastrando los pies hacia el baño. Debía de darse una ducha mañanera para despertar completamente y debía de desayunar algo si quería estar concentrada. Claramente, la chica no quiso desaparecer de la vista del medio canino sin antes decir "No tienes que preocuparte, te prometo que no iré a ningún lado" sonriendo comprensivamente. Aquella vista había sido todo lo que Bakugo necesitaba para lograr recuperar aquel buen humor que había sido arrebatado de el tan súbitamente. Siendo honestos, ver a la chica con los ojos cerrados, adormilada, con su cabello rubio alborotado y despeinado, con pantalón de pijamas y una blusa de tirantes era encantador. Ver cada aspecto de ella sin preocupaciones era lo que le indicaba que ella tenia la confianza suficiente en el. 

Mientras que (Nombre) tomaba una ducha rápida, el canino comenzaba a hacer el desayuno, ya que, aunque ella supiera cocinar, no planeaba hacerla trabajar más de lo que debía en un día tan estresante y terrible como en las finales, y eso significaba no hacerla estresarse por una semana entera. Claro, la chica ya no le confiaba la cocina de la misma manera al rubio cenizo debido al incidente de la cocina del departamento anterior, el cual aun no remplazaban, pero le dejaba cocinar a su placer siempre y cuando ella este en casa, ya que no podía imaginarse que hubiese pasado si ella nunca hubiese interferido.



Gracias a la persona que me presiono de manera indirecta para escribir un capítulo un par de días atrás. Gracias a ella logre encontrar algo que escribir. Cuando entre a la historia para revisar noté que tenía medio capítulo listo, aunque al final prácticamente lo hice desde la raíz. Prontamente vendrán los problemas, y más vale que teman porque esta vez quien los dirige no es el equipo Rocket, sino yo.










Híbrido!  Katsuki Bakugou x tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora