❝ Nudes | Levi Ackerman ❞

9. Encontrando sentimientos.

Han pasado algunos días desde que empecé a trabajar para Levi, aproximadamente 2 semanas, de lunes a viernes trabajaba en la tarde y el fin de semana trabajaba por la mañana.

En la escuela me iba excelente, Armin y los demás se había ganado mi confianza por completo, se han mostrado muy amables conmigo.

En éste momento estaba en el edificio de Levi arreglando algunos documentos desde la A hasta la Z en la oficina de al lado, mi oficina estaba a un lado de la Levi.

Tenía mi Messenger abierto en la laptop, recibia mensajes del chat de amigos que tenía con los chicos. Leía los mensajes mientras organizaba todo con sumo cuidado.

El día me estaba llendo de maravilla, me sentía cómoda y feliz conmigo misma, quién diría que a mis diecisiete años tendría la vida resuelta.

Una linda casa, amigos, auto propio, un trabajo donde ganó mi propio suelto, todo me iba bien gracias al cielo. Parece que la vida me quitó una parte de mi llevándose a mi abuelo pero poco a poco las cosas mejoraban.

En el chat hablaban sobre que Armin había conocido a una chica y que quería presentarnosla.

—¿Por qué no hacemos una cita triple? –Dice Mikasa.

Claro, Mikasa y yo, Armin y su novia, y Jane y su soledad— Dice Eren.

Solté una carcajada con ese mensaje.

—Mi soledad es mejor que una persona que puede ser me infiel en cualquier momento–Respondí.

Jane 1 - Eren 0 —Dice Armin.

Mi teléfono sonó, claramente era Levi. Atendí y lo coloque en mi oído. —¿Si, jefe?

—Ven a mi oficina.

Colgó, yo cerré la laptop y fui a su oficina como el me había pedido. Toque la puerta primero y el grito “Adelante”, entre cuidadosamente.

Como siempre estaba con su semblante serio y muy misterioso, me mantuve de pie hasta que el me ordenó sentarme. Me senté en la silla frente a su escritorio.

—Hoy antes de las 3:00 p.m necesitamos ir a comer con algunos de los inversionistas de la empresa, tienes que acompañarme.

—Claro, señor.

—Ya te he dicho que no me digas señor, dime Levi.

—Lo hago por respeto Levi.

—Cuando estemos solos no me molesta que me llames por mi nombre.

Sonreí dulcemente, me percaté que algo iba mal con el cuando examine el torso de Levi, su pecho subía y bajaba continuamente y se miraba agotado. Me levante de mi asiento y camine hasta quedar detrás de él.

No se de donde carajos salió tanta confianza de mi misma que coloque mis manos en sus hombros y antes de continuar pregunte; —¿Puedo? –El asintió como respuesta.

Yo comencé a mover suavemente sus hombros, apretaba de forma firme pero con ese toque delicado. El se inclinó hacia delante y así pude masajear su espalda y daba leves golpesitos.