CAPITULO VI

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El terrorífico grito hizo eco por toda la habitación, y el corazón de Natalie primero se detuvo, y después acelero la marcha de forma desenfrenada a causa del susto. Su cuerpo se movió impulsado por la inercia, y en menos de un segundo ya estaba sentada en su cama, con los ojos abiertos de par en par; mientras que la máscara que usualmente los cubría para dormir, se mantenía prisionera en su mano derecha.

La habitación estaba en completa oscuridad, pero unos ligeros rayos de luz se colaban a través de la ventana provocando sombras dispersas; ella miró a su alrededor aun desorientada, y el segundo grito (o tercero) le dio la pista que necesitaba para saber qué estaba pasando.

Aun en medio de la conmoción sus labios se torcieron en un gesto de disgusto, al tiempo que sus ojos buscaban el fastidioso resplandor que debía provocar el pequeño aparato. Cuando sus dedos finalmente dieron con su celular bajo las sábanas, ya otro grito la hacía estremecerse; no por el sonido, sino por la dueña de tal sinfonía entre sus contactos. Bárbara. Tal vez su hermana tuviera razón, y debía cambiar el tono... aunque en su defensa, no había en el mundo uno mejor para identificar a su agente.

Durante una fracción de segundo, sus somnolientas neuronas hicieron un rápido cálculo de los daños, y antes de que pudiera sonar otra vez, el dedo de Naty se deslizo por la pantalla para rechazar la llamada; acto seguido apagó el teléfono, y se dejó caer sobre su preciada almohada. Sin embargo, ahora le sería imposible volver a retomar su perfecto sueño donde lo había dejado; porque despierta era muy fácil imaginar a Nick Conte colándose en su habitación, pero que Morfeo se dignara a dejarlo entrar a sus sueños, eso sí que no pasaba todas las noches.

-¿Enserio piensas que esa fue una buena idea?

La voz de Cat la tomó nuevamente por sorpresa, y su pobre corazón sufrió el segundo infarto del día. Naty se giró sobre la cama, y al ver a su hermana recargada en el marco de la puerta, sus músculos se relajaron, aunque no la expresión de su rostro. En ese instante tuvo la sensación de que ese sería un día demasiado largo para su gusto.

-¡Casi me matas de un susto!-. Reclamó molesta arrojándole la almohada que descansaba a su lado. -¿Qué rayos estás haciendo allí parada?

-Nada en particular...-. Cat la atrapó en el aire y se la regresó con precisión... y presunción. -Aunque seguramente hubiera sido mejor para ti morir a causa del susto, sería menos doloroso que lo que sea que Bárbara esté planeando ahora mismo. Le colgaste.

Naty sintió como un escalofrío le recorrió la espina dorsal, y luego se recostó boca abajo con su almohada encima de la cabeza. Un minuto atrás y ochenta por ciento más dormida, esa había sido una buena idea; ahora mismo sentía que ella misma había dictado su sentencia de muerte.

-Ya me encargaré de ello cuando sea necesario...-. Dijo saliendo y con cara de pocos amigos. -Ahora...regrésame la llave

-¿Cuál llave?-. Su hermana puso una cara de inocencia, que solo hizo se le crisparan más los nervios.

-Con la que entraste, y la cual te di específicamente para emergencias...-. Siempre que se enojaba quería quitársela; aunque sabía perfectamente desde el momento en que la puso sobre su mano, que jamás la recuperaría. Y siendo honesta, tampoco estaba muy interesada en hacerlo, pero necesitaba guardar las apariencias.

-Bueno, que tu hermana no responda el teléfono por tres días; y peor aún, que su jefe tenga que hablarte para preguntar que le ocurre... yo diría que califica como emergencia. Pero si quieres puedo darle el teléfono de nuestros padres...

-Bruja...

-Floja...

Una vena salto en la frente de Naty. Su hermana tenía una habilidad impresionante para sacarla de sus casillas, y salirse con la suya en cada una de sus ridículas peleas. Pero de pronto todo el enojo se desvaneció; la forma en que la mirada de su hermana cambió, hizo que el pecho de Natalie se sintiera como si lo estuvieran comprimiendo. Su preocupación era evidente, y por más que quisiera ocultarla fastidiándola, sus ojos la delataban.

Como en mis libros...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora