Natalie entró como un dragón en pleno ataque de furia a su casa. Si tuviera la capacidad física de lanzar fuego, probablemente lo estaría haciendo; aunque con la cantidad de maldiciones que estaba gruñendo, el efecto se podría decir que era bastante similar.
Cómo se atrevía ese psicópata descerebrado de Roland a hacerle esto. ¡Estaba loco! Era un maldito loco obsesivo. Si claro, lo supo desde el inicio, pero de alguna manera... creyó que... las cosas que hizo... honestamente, en lo más profundo de su ser, debajo de toda la intolerancia que le despertaba, se había estado divirtiendo con sus encuentros; y aunque jamás de los jamáses lo diría en voz alta, incluso llegó a pensar que era una buena persona que realmente amaba, aunque muy a su curiosa manera, a Aaron.
No lo aprobaba, no estaban bien las cosas que hacía, por eso era su aversión apenas lo veía; pero tampoco sintió que estuviera tratando de herir a nadie, no al menos hasta ese momento. Esto que acababa de hacerle tanto a ella como al hombre que supuestamente amaba, era "diferente", repugnante en varios niveles, y francamente la disgustó como nunca antes pensó pudiera estarlo, al imaginar cuantas veces había utilizado semejante bajeza para destrozar los sueños u otras relaciones de su querido inquilino.
La forma en que el tipo la miró, como le habló, las expresiones que usó para referirse a Aaron, todo, cada maldita palabra de esa absurda conversación fue peor de desagradable que los improperios que estaba gritando al viento; no porque la hubiese rebajado a ella, difícilmente alguien podía insultarla más de lo que su ansiedad hacía, fue a él a quién le tocó la peor parte. Estaban reduciéndolo a una cosa, algo sin voto que podía simplemente tomar porque le gustaba; sus sentimientos, sus esfuerzos, los logros que consiguió a lo largo de su vida, sus sueños pisoteados por un baboso descerebrado que se sentía el rey del mundo...
Era frustrante, molesto, doloroso e injusto, y sabía que este tipo de conductas era de lo más común, usualmente de hombres a mujeres; pero experimentarlo en primera fila fue mucho más pesado de lo que estaba dispuesta a soportar. Las personas no eran objetos, nadie tenía derecho sobre otra.
Notando que todo en ella bullía por la ira, arrojó con rabia uno de los cojines del sofá al suelo y se tiró de rodillas para comenzar a golpearlo tratando de drenar algo de la energía junto con sus gritos. Probablemente los vecinos ya la tenían catalogada como la loca del vecindario, unos cuantos gritos no les extrañaría en absoluto.
Cuando finalmente se agotó... lo que no tardó demasiado ya que su condición física era un asco, por lo que tendría que agendar entre sus nuevos objetivos de vida ser un poco más activa... divagaba...se quedó tirada sobre la alfombra, usando el cojín que había servido como saco de boxeo con la imaginaria cara de Roland; pensando que pasaría de ahora en adelante.
Lo más lógico sería decirle a Aaron la oferta que recibió, para que supiera la alimaña rastrera que tenía por pretendiente, romper de tajo cualquier posibilidad a un posible perdón/ reconciliación entre ellos; sin embargo, si ella tenía toda este conflicto emocional a él seguro que lo afectaba al triple, siendo tan noble, bueno, amable, confiable, puro, inocente... bien, era un hombre hecho y derecho que seguro afrontaría la situación de forma mucho más madura que golpeando algo acolchado, aun así se rehusaba a ser la portadora de tales noticias.
Estaba tan condenadamente concentrada en sus cavilaciones que no se percató del tiempo que paso ni del sonido de la puerta al abrirse, hasta que una sombra cubrió parte de su visión redecorando el paisaje en una versión celestial que invitaba a las más pecaminosas fantasías.
-¿Estas tramando un asesinato o algo así?-. Aarón la miró desde toda su altura, rozando la punta de sus zapatos con los pies extendidos de la escritora. Llevaba el cabello oculto bajo un gorro, unos jeans desgastados, tenis y una hoodie negra adornada con un Foxy Fu vestido muy similar al atuendo que portaba; si existía una persona que pudiera mezclar lo adorable con sexy ese era él
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Como en mis libros...
ChickLitCameron Cross, una famosa escritora reconocida mundialmente por sus historias que van desde fantasía épica, hasta romance paranormal, ha lanzado al mercado su nuevo libro, haciendo una entrada triunfal en el género de la literatura erótica. Ningún c...