Como en mis libros...

CAPITULO XII

El libreto que sujetaba con su mano, se resbaló de la misma forma en que su mandíbula lo hizo hacia el suelo. Lo que acababa de escuchar al otro lado del teléfono era simplemente increíble. Sus neuronas se negaban a aceptar las palabras que oían, y no fue hasta que la maquillista que estaba a su lado, le paso las hojas que había tirado, que su cerebro retomo las funciones normales.

-No me jodas...-. Susurro inevitablemente. Cuando escuchó la risa contenida de la joven, carraspeo y se acomodó en su silla; aunque de la impresión ninguna pose logro acomodarse a sus necesidades. -¿Estas bromeando conmigo, no?

-No... ¿Viste el... archivo que te envié?-. Preguntaron entrecortadamente... estaban masticando comida, no había duda al respecto.

-No...

-Por eso no... me crees. Es el contrato...

-¿Y acepto?

-Aunque no lo creas. Además, estaba feliz cuando me lo dijo...

La realidad de lo dicho golpeo al actor como un tornado, y sus ojos brillaron con la intensidad del mar antes de que su risa hiciera eco por todo el estudio. Al instante todas las miradas fueron puestas en él, y sin poder hacer mucho para remediar la situación, se llevó una mano a la boca para intentar contener el ataque de carcajadas, mientras hacia una inclinación para pedir disculpas.

Roland Taylor estaba en medio de una grabación de su nueva película. Había audicionado junto con Aarón, entre muchos otros, pero al final fue él quien consiguió el protagónico; y aunque la verdad se estaba divirtiendo de lo lindo en su trabajo, había disfrutado mucho más las audiciones, porque pudo pasar un rato fastidiando a Aarón.

Entonces, un par de días atrás, cuando en medio de una conversación con el director, este le contó sobre el nuevo proyecto de un amigo suyo (un importante y disparatado proyecto), a Roland le pareció gracioso mencionarle que tenía un conocido que encajaba perfecto con lo que buscaban; sin embargo, jamás se imaginó si quiera que Adam fuera a tomar enserio sus palabras. Ahora que le decía que el trabajo era de Aarón, le resultaba gracioso a más no poder.

-Estas consciente de que no te lo había dicho enserio...-. Comentó tratando de apaciguar su risa... -Eso era, bueno, solo estaba jugando...

-¿Enserio?... Me mandaste una información muy detallada, la verdad no pensé que lo hicieras jugando...-. Al otro lado de la línea, Adam dejó sobre la mesa las papas fritas, y miró involuntariamente hacia su maletín; como si por arte de magia fuesen a salir las hojas que había impreso respecto al trabajo.

-Estaba seguro de que en cuanto se lo dijeras a Aarón, se pondría a lanzar fuego por la boca... pensé que ni siquiera se lo mencionarías; o que me llamarías para reclamarme...-. Conociendo el temperamento del sujeto en cuestión, dudaba mucho que esto terminara de la forma en que había pasado...

-Francamente... pensé que lo hacías porque era un trabajo en el cual nadie podría meter sus manos; después de todo, parece no ser importante...

La diversión se esfumó al instante del rostro de Roland, y una mueca seria se apoderó de sus facciones mientras que sus músculos se tensionaban. Sí, también lo había pensado, aunque por la naturaleza del empleo, dudaba que Aarón aceptara hacer algo así.

Sin embargo, se había equivocado. Afortunadamente. En cuanto se dio cuenta de su perfecto error, sus labios volvieron a sonreír.

-Tienes razón, parece no ser importante... es bueno que sea tan listo y lo notara...

En ese momento fue Adam quien soltó una carcajada, escupiendo el refresco que acababa de beber.

-No, de hecho ni siquiera se detuvo a analizarlo. Parece que no lo conocieras... Además, tenía tantas cosas en que pensar, que este fue la menor de sus preocupaciones...