-Lo siento, pero realmente no estoy interesado en esas cosas...-. Contestó con una sonrisa forzada el hombre en la mesa que Natalie estaba atendiendo, al rechazar su propuesta para ser fan oficial de Aaron
La escritora parecía un demonio en labor de recolección de almas mientras iba de un lado a otro en la cafetería, embaucando a los pobres clientes para que se convirtieran en miembros del club.
Una de sus neuronas se ajustó los lentes en un gesto sombrío, citando la frase "Si vienes al lado oscuro te daremos galletas". Había que tirar carnada, de eso iban todos los negocios ¡La vida misma! Ofrecer lo que alguien pudiese desear, citas soñadas, accesos exclusivos, material visual personal (esa parte siempre la mencionaba en un tono más bajo y sensual, señalando despistadamente al actor), llamadas, mercancía; en fin, un paraíso al alcance de tu mano, todo por una mínima cantidad de dinero y tus datos para el registro.
-Lo entiendo...-. Respondió tan dulce como los panecillos que servía, a la par que unos cuernos comenzaban a asomarse por entre sus caóticos chinos, y la cola se balanceaba a su espalda. -Cenas privadas con él y sus compañeros de trabajo, autógrafos, pases a eventos especiales, viajes, accesos a locaciones en set....-. No tenía reverenda idea de cómo iba a ingeniárselas para conseguir eso, pero ya lo vería sobre la marcha, o le rogaría a Bárbara que la auxiliara con lágrimas en los ojos y aura lastimosa. -Demasiado trabajo por el que encima pagas...-. Suspiró teatralmente. -Esto más que para valientes, es para locos...-. Se encogió de hombros con soltura...
Los ojos del sujeto se desviaron en automático hacia la mesa donde todavía se encontraba el elenco de la serie, donde un par de chicas que ya habían firmado su membresía estaban hablando con ellos gracias a que Aaron cumplía con su parte regodeado en su ego. No es que no hubiese sido amable con todo el mundo, pero a los que Nat le señalaba, ciertamente les estaba dando un trato especial.
-¡Yo sí quiero!-. La mujer que lo acompañaba se puso de pie azotando ambas manos en la mesa, con corazones brotando de su cabeza al ver lo que otras ya estaban disfrutando...
La comisura de los labios de la escritora se levantó en una mueca depredadora y satisfecha, contrastando completamente a la usual nerviosa que se le escapaba; al mismo tiempo que otras de sus neuronas, una en un apartado lugar de su mente donde un aura maligna se emitía hacia el resto, retenían a la que gritaba muerte y desmembramiento por mirar de forma tan lujuriosa a su Aaron... resultaba que tener bajo control sus celos era más complicado de lo que creía, eso sin contar la acidez estomacal.
De acuerdo a las cuentas de Henrry, a esas alturas ya debía tener una buena cantidad de contratos en su poder... nuevos reclutas, o como sea que se les llamara a aquellos que quedaron atrapados en su maquiavélico encanto. Incluso él estaba metido ya.
Era extraño y divertido a partes iguales verla, aunque por demás sorprendente pues hacía muchos años que la ansiedad le impedía sacar ese lado travieso de su personalidad en medio de una multitud. Tanto Sophia como él, que la conocían desde su infancia por la amistad que tenían con Cat, recordaban todavía esa chispa que la hacía un imán de atención sin esfuerzo y que ahora difícilmente dejaba salir por culpa de su enfermedad a excepción de sus escritos; también la habían visto día a día luchar para recuperar esos fragmentos de sí misma más allá de la fantasía.
Por eso, en esos instantes notándola tan entusiasmada hablando con cuanto ser vivo se le cruzara en su camino, sin temblar, sin tensarse, se sentía como un logro hasta para ellos; tan así, que su amiga no pudo resistir la tentación de grabar unos cuantos segundos para enviárselos a Cat y Bárbara, segura de que si no lo veían no se lo creería.
Lo cierto es que Natalie no estaba del todo bien, su corazón palpitaba en una carrera insana, la adrenalina se mezclaba por su torrente sanguíneo, su sistema nervioso estaba en alerta máxima, y sus pobres neuronas estaban librando una batalla para poder sobrellevar la situación; sin embargo, por primera vez en mucho tiempo no estaban dispuestas a rendirse o retirarse. Querían ganar, no, ellas necesitaban ganar.
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Como en mis libros...
ChickLitCameron Cross, una famosa escritora reconocida mundialmente por sus historias que van desde fantasía épica, hasta romance paranormal, ha lanzado al mercado su nuevo libro, haciendo una entrada triunfal en el género de la literatura erótica. Ningún c...