Con una sonrisa que no llegó hasta sus ojos, Natalie aceptó el refresco que le ofrecía su cuñado (que caminaba con pasos vacilantes por el reducido espacio entre las butacas) y agradeció en un susurro, mientras asentía a la historia de Bárbara, para darle a entender que aún tenía toda su atención en ella. Era difícil escucharla en medio de tanto ruido, pero no quería perderse los detalles, cuando les estaba contando como uno de los jugadores le dio entrada libre hasta los vestidores, resolviendo el misterio de su presencia...y Jay estaba más que dispuesto a acompañarla.
La escritora había logrado mantener su ansiedad a raya hasta el momento, lo cual si le preguntaban, era un verdadero logro; había tanta gente a su alrededor que le costaba incluso mantener un ritmo neutral en sus respiraciones. Ya ni hablar del esfuerzo que estaba haciendo porque ninguno de sus amigos o hermana, se dieran cuenta de que no lo estaba llevando bien.
Lo intentaba, de verdad. Con cada latido de su corazón, con cada simple exhalación, con sus movimientos, incluso con la forma en que meditaba seriamente cada palabra que le dirigían, o que ella misma expresaba en voz alta; pero su maldita sombra seguía pegada a ella como... bueno, como su sombra. Además, sin Nick a su lado para apoyarla, resultaba mucho más complicado pues debía lidiar con todo sola.
No se lo recriminaba, por más que le doliera lo cierto es que Nick siempre había marcado muy bien los límites de su relación; si se hizo un poco más fluida fue a causa de Bárbara, pero no por eso se atrevió a cruzar la línea entre paciente y doctor. Era una pena, pero debía aguantar que él también tenía una vida que atender, muy por aparte de sus histéricos y problemáticos delirios agorafóbicos.
-¿Te molesta estar aquí?
La voz de Aarón sobre su oído la paralizó, sacándola por un instante de sus pensamientos. Él aprovechó que Jay y la pelirroja discutían respecto a quien de los jugadores era el más apuesto, para poder hablarle; no es que Bárbara lo intimidara, simplemente prefería mantener una estratégica distancia.
Naty se giró para poder verlo; a la hora de repartir los asientos, quedaron en primer lugar su cuñado, luego su hermana, seguida por el maquillista, la agente, ella y finalmente el actor. Ella había insistido en quedar al final justo al lado de las escaleras, la mejor vía de escape que su amiga le consiguió; pero Aarón se negó en seco, alegando que era imposible que la dejara tan expuesta. Un gesto muy caballeroso de su parte, pero bastante problemático para la escritora.
-¿A qué te refieres?-. Preguntó notando que de los nervios la voz le salía extremadamente chillona. ¿Acaso era tan obvio que quería salir corriendo? -Estoy bien-. Explicó rascando ligeramente su cuello. Necesitaba encontrar un movimiento en cual canalizar sus energías, pero hasta ahora, ni tronarse los dedos, ni mover excesivamente el pie derecho, estaba dando resultado.
Él la miró de arriba a abajo, escaneando a detalle la postura tensa de su cuerpo, encarando una ceja acusatoriamente.
Desde que regresara del trabajo, y la encontrara sentada mirando hacia la nada en la ventana, supo que algo no andaba bien. En eso pocos días se había percatado que ella solía hacer eso constantemente, adentrarse en sí misma, en sus diversos mundos imaginarios, para luego reaccionar con alguna mueca divertida y una idea nueva; sin embargo, esa mañana fue distinto. Parecía más bien perdida, no concentrada.
Tal vez se estuviera arrepintiendo y quisiera estar en un sitio más VIP...
-Bueno, es que aunque es un buen lugar...-. Observó su alrededor, dejando a un lado sus ideas. Estaban en las gradas que quedaban a espaldas de la enorme botella de coca cola y el guante, no es que se quejara de la vista, pero... -Estoy seguro que los boletos originales tenían una ubicación privilegiada.
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Como en mis libros...
Literatura FemininaCameron Cross, una famosa escritora reconocida mundialmente por sus historias que van desde fantasía épica, hasta romance paranormal, ha lanzado al mercado su nuevo libro, haciendo una entrada triunfal en el género de la literatura erótica. Ningún c...