La idea de que era igual a un trueno en el cielo, volvió a cruzar sus pensamientos. A su alrededor parecía que solo él importaba, opacando lo demás; sin embargo, esta vez ella no pretendía dejarse embaucar tan fácilmente.
-¿Qué haces aquí Aarón Cassel?-. Preguntó como respuesta sin aceptar el saludo.
-Bueno, yo quería agradecerte por salvarme la vida...-. La inseguridad que lo envolvió brillo en luz neón. Obviamente estaba mintiendo.
-Ok...-. Natalie se encogió de hombros y luego esbozo una tierna sonrisa, que por un segundo engaño al actor. -No fue nada...-. El gesto amable desapareció, y una máscara de indiferencia se adueñó de sus facciones. -Adiós Aarón Cassel...
Ella sabía perfectamente que él no estaba allí por esa razón tan tonta; si le había salvado la vida, o bueno casi, pero dudaba mucho que se hubiese tomado tantas molestias en averiguar su nombre real, y dirección, solo para decirle "Gracias". En cuanto lo despidió, se dispuso a cerrar la puerta, pues ahora estaba pensando que había cometido un grave error al volver a abrirla.
Sin embargo, Aarón se dio cuenta de sus intenciones y fue más rápido que ella, logrando colocar su pie sobre el marco de entrada, para evitar quedar totalmente fuera de la casa. Lo cual, que aunque lucía como un gran plan en su cabeza, físicamente resultó ser más doloroso de lo que se veía en las películas.
-Mierda...-. Soltó entre dientes, aguantándose las ganas de sobarlo para aliviar las punzadas que le dieron.
Para ese momento, Naty lejos de sentirse valiente por enfrentarlo, comenzaba a tener serias dudas respecto a su seguridad, y a cuán estúpida puede volver la arrogancia a las personas. Pensar que por qué estaba en su casa podía abrir y enfrentarse a un desconocido, probablemente era peor que sufrir miedo en medio de una multitud, por qué eso era una enfermedad; y lo primero claramente, falta de sentido común.
-Mueve.Tú.Pie...-. Su voz fue seria y de mando, pero la verdad es que a esas alturas, sus manos ya estaban sudando demasiado para su propio gusto. Había escuchado historias respecto a lo que algunos fans podían hacer, pero vamos... eso no le pasaba a un escritor ¿Oh sí?
-Solo quiero hablar...-. Aarón se tragó el dolor que surgía de su pie hasta su garganta, y modulo sus palabras en un tono casual, mientras levantaba las manos en signo de rendición; pero sin quitar su pie. Estaba seguro que si se movía, ella lo dejaría fuera sin contemplaciones. Aunque honestamente, tampoco pensaba que le fuera a ser fácil convencerla de lo que quería.
Natalie sintió una horrible opresión en su estómago, al notar que él no retrocedía. La situación se estaba volviendo tensa, y en ese instante, por más que sus neuronas intentaban pensar una solución práctica, no lograban atinarle a nada. Si él quería entrar, fácilmente entraría.
-Entonces mueve tu pie...
-Cerraras la puerta, y yo...¿No te da olor a quemado?-. No pensaba preguntar eso en voz alta, pero simplemente se le salió, mientras una mueca curiosa deformaba sus facciones. Aun le dolía la nariz, y no estaba seguro si el golpe le hubiera provocado un severo trauma a su sentido del olfato.
Por su parte, Natalie no prestaba mucha atención a sus palabras; ella lo único que quería era alejarlo lo suficiente para poder cerrar la puerta; y no fue hasta ese instante, cuando una idea se le ocurrió. Era tonta pero igual podía funcionar, si le daba un buen pisotón...
De pronto, un chillante silbido comenzó a sonar desde el interior de la caza. Naty dio un brinco a causa del susto, e involuntariamente liberó el agarre que tenía sobre la puerta, para girarse sobre sus pies, y tratar de ver que provocaba el ruido. Cuando una enorme nube de humo comenzó a salir de la cocina, interiormente estrelló su cabeza contra una pared, por haber dejado la estufa prendida.
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Como en mis libros...
ChickLitCameron Cross, una famosa escritora reconocida mundialmente por sus historias que van desde fantasía épica, hasta romance paranormal, ha lanzado al mercado su nuevo libro, haciendo una entrada triunfal en el género de la literatura erótica. Ningún c...