~9: Ahogada... ~

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—Mocoso ¿Cuántas veces tengo que decirte que no te metas en problemas? —Preguntaba Jiraiya, caminando junto a Naruto hacia el salón de clases del mismo, donde lo dejaría a seguir con sus clases.

Naruto observó al hombre algunos segundos. Este permanecía con un porte relajado, y pese a lo que le estaba diciendo, no parecía estar molesto en lo más mínimo.

—Perdón, sabio pervertido.

El hombre sonrió al escuchar su apodo. Desde temprana edad, Naruto siempre lo había llamado así... por diferentes razones. Una de ellas se derivaba a las constantes visitas del viejo a bares de ambiente.

—No pude evitarlo —Prosiguió Naruto, con el ceño fruncido y evidenciando su molestia ante el recuerdo —. Ellas estaban molestando a Saeko, la estaban lastimando. Yo solo la defendí. Es mi compañera de clases ¡Los compañeros se ayudan cuando lo necesitan, de veras!

El de cabello blanco procedió a rascarse dentro del oído con el meñique, mientras de reojo le dedicaba una sonrisa maliciosa al chico.

—Así que Saeko... ¿Es bonita?

—¡¿Eh?! —El rubio miró a Jiraiya, espantado ¿A que niveles llegaba la perversión de aquel hombre? —¿Que demonios te pasa, sabio pervertido? ¡Tiene mi edad! ¡Es ilegal!

—No lo decía por mí, estúpido —Dijo, entrecerrando los ojos con molestia por aquella grave acusación —. No soy un maldito pedófilo, Naruto.

—Ah... —Naruto suspiró, sintiéndose aliviado por aquella afirmación —. Que susto. Pensé que estaba viviendo con un completo enfermo.

Jiraiya lo Ignoró y, colocando ambos brazos detrás de su cabeza, volvió a bromear sobre el tema inicial.

—No evadas mi pregunta. Dime ¿Es bonita?

Naruto permaneció en silencio algunos segundos, analizando aquella pregunta y alguna posible respuesta. Conocía lo suficiente a aquel viejo como para saber las intensiones ocultas detrás se esa pregunta, sin embargo, de nada servía mentirle. Si, era bonita.

—Pues sí, lo es. —Respondió sinceramente, asintiendo con la cabeza despacio.

La sonrisa de Jiraiya se ensanchó.

—¿Más que Sakura?

La cara de Naruto pasó por diferentes fases en segundos ante aquella pregunta. Primeramente la incredulidad, luego la sospecha, resignación, duda, y finalmente: la vergüenza. ¿A dónde quería llegar Jiraiya?

—Si, más que Sakura-Chan —Respondio, con un leve rubor por aquella pregunta inesperada. Fuera lo que fuera, Naruto le estaba dando lo que quería.

Sin embargo, el viejo no dijo nada más. Sólo se dedicó a sonreír y a llevar su mirada al frente. Naruto tampoco le dio más cabeza al asunto, pasando a observar al de cabellos blancos con cierta curiosidad, recordando la pequeña discusión que el hombre había tenido con aquella odiosa mujer en la oficina de la vieja Tsunade.

—Oye, sabio pervertido —Lo llamó. El nombrado apenas y soltó un sonido inteligible, para dar a entender que lo estaba escuchando. Naruto sonrió —. ¿Te referiste a mí como tu hijo? 

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