~27: Propuesta ~

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~~~~Unas horas antes~~~~

La rubia muchacha detuvo su caminar tras escuchar el grito eminente, que pronunciaba su nombre, y resonaba en los pasillos de la ya casi vacía institución. Volteó un tanto alarmada cuando reconoció la voz de la secretaria de la directora Tsunade, una mujer muy simpática que todos allí querían mucho, Shizune. La vio acercarse a ella muy agitada, y por inercia retrocedió. ¿Se habría metido en algún lío y no lo sabía? ¿Habría pasado algo malo?

—¡Ino! Que bien que consigo alcanzarte —Suspiró Shizune, en tono de evidente alivio.

—¿Shizune-san? —Inquirió, pues debía pasar algo importante para que la estuviera buscando tan desesperadamente —. ¿Pasó algo?

Shizune, tratando se recuperar el aliento le hizo un gesto con la mano, orientándole que aguardara un momento, quizás hasta que ella volviera a recuperar la capacidad del habla. Finalmente, tras casi un minuto, Shizune se enderezó y sonrió a Ino, aliviando un poco a la muchacha, pues por era sonrisa no parecía que hubiera pasado nada malo.

—Tus padres te han llamado, a la oficina de Tsunade-sama —Habló Finalmente.

Sus palabras sorprendieron a Ino, pues no esperaba una llamada de sus padres ese día, a esa hora, y menos que le llamarán a la escuela.

—¿Mis padres?

—Si —Asintió Shizune —. Preguntaron por ti, y dijeron que volverían a llamar en unos minutos. Quieren hablar contigo.

Ino enseguida se mostró feliz y una sonrisa que evidenciaba aquel hecho hizo aparición en su rostro. En verdad extrañaba a sus padres, y deseaba hablar con ellos.

Asintiendo enérgicamente siguió a la joven mujer de cabellos castaños hasta la dirección, despacho de Tsunade. La mujer no se encontraba allí, algo que extrañó a Ino, pero Shizune enseguida le aclaró que había salido para dejarte algo de intimidad con tus padres, y asi aprovechaba para estirar un poco las piernas.

Cuando el teléfono sonó una vez estando Ino sola en el despacho, pues Shizune había seguido el ejemplo de Tsunade, Ino emitió un suspiro, se acercó cautelosa hacia el teléfono, y algo nervioso descolgó la llamada, llevándose el auricular a la oreja izquierda.

—¿Hola? —Su voz se sintió temerosa. No iba a negar que estaba muy nerviosa, eran meses desde la última vez que había hablado con sus padres.

—¡Mi niña! —Inmediatamente escuchó la alegre exclamación de su mamá del otro lado de la línea, y una sonrisa creció en sus labios, a la vez que un nudo se le formaba en su garganta. Era su mamá... su voz, después de tanto tiempo.

—Mamita... —Respondió, sintiendo como su voz se empezaba a quebrar.

La conversación se había entonado en lo habitual, los típicos saludos, las cuentas de nuevos acontecimientos y pensamientos que se habían pasado por alto en el tiempo de distancia. Durante casi media hora había estado charlando con su mamá, también con su papá, quien prácticamente había llorado con ella durante toda la conversación. El tema de que se echaban de menos unos a otros era el que más resaltaba en la conversación. Y aquello llevó, justamente a la pregunta que había desembocado tantos sentimientos e inseguridades en Ino.

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