Conociéndote Más [ShikaIno]

~14: Sombra ~

Capítulo doble hoy, prepárense para hacer la lloración junto conmigo :')

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El frío tacto de las losas que componían las paredes de aquel sanitario masculino, pegaba en su mejilla derecha, aplanándola cada vez más. La cara le dolía, y la mueca que evidenciaba este hecho en su rostro infantil no tardó en manifestarse. Varios moretones estaban dispersos por su cara, principalmente uno que comenzaba a hacerse más notorio exactamente sobre su ojo izquierdo.

Una mano, bastante más pesada de lo que se veía, mantenía su cabeza cauta contra la pared, mientras su portador, ahora dibujaba una siniestra sonrisa en su rostro y se acercaba al oído del infante.

—Que sea la última vez que te niegas a algo que yo te ordene —Susurró ese niño, que ya probablemente estaría en secundaria, sin dejar de sonreír de aquella forma que tanto intimidaba al moreno — ¿Quedó claro, piña?

Shikamaru tembló un poco cuando su cabeza fue presionada con más fuerza contra la pared. El dolor aumentaba en los huesos de su cráneo. Con el rostro contraído, hizo un tembloroso asentimiento con la cabeza, todo lo que aquel agarre le permitía moverla.

—S-si...

—Perfecto.

Entonces lo soltó. Shikamaru dejó de sentir dolor un momento, después de unos segundos de tener libre su cuerpo, y luego de frotar un par de veces su mejilla. Observó en silencio, sentado en el suelo del baño, donde Yato lo había dejado tirado, como la espalda de su atacante desaparecía por la puerta. Volvió a sentir tranquilidad, puesto que ya estaba a salvo. Nunca debió negarse a hacer aquellos ejercicios, aunque le costara todo un día resolverlos, ya que era una materia que él aún no estudiaba.

Pero almenos no habría sido humillado de esa forma, golpeado hasta el cansancio de Satoshi, y terminado en el baño de la Academia cubierto de moretones, y agua maloliente que no quería analizar de dónde provenía.

Otra vez sintió dolor...

Su ojo, parte de su mejilla, su barbilla, sus brazos y piernas...

Todos los lugares donde había sido golpeado quisieron darle una lección al mismo tiempo, palpitando, provocando un dolor tan fuerte que le era casi imposible poder ponerse en pie.

Pero lo hizo, soltando un quejido tras otro, sin poder evitar que una que otra lágrima escapara de sus ojos. Logró ponerse en pie, y sin importarle la suciedad que cubría su cuerpo, salió del sanitario, comenzando a caminar por los pasillos que conducían a las puertas hacia el patio delantero de la Academia. Ya allí, se dirigió a los grandes contenedores de basura, tomó su mochila cubierta de desechos, la sacudió un poco y se la puso sobre sus hombros. Allí iban a parar sus pertenencias muy a menudo, incluso cuando hacía lo que Satoshi le ordenaba. Era una manera que tenía el acosador de recordarle quien estaba al mando, por lo tanto, a Shikamaru ir a buscar su mochila a aquel lugar ya se le había vuelto costumbre. Almenos, si obedecía, su cuerpo no saldría físicamente afectado como lo había hecho ese día.

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—¡Shikamaru Nara! ¡Otra vez traes el uniforme lleno de mugre! ¡Y la mochila! ¡¿Que diablos estabas haciendo para acabar todo magullado?!

Yoshino no paraba de gritar, alterada, al mismo tiempo que, agachada frente a su hijo, intentaba limpiar un poco su rostro e inspeccionaba aquellos sospechosos moretones. Shikamaru estaba parado aún en la puerta de su casa, con la mirada baja y sin ninguna otra expresión que no fuera de dolor cada vez que su madre, en busca de más daño, tocaba un lugar maltratado.