Capítulo 21

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VALERIE


No vi a Harry volver a casa antes de que yo saliese. Eran cerca de las seis de la tarde,Gemma y yo decidimos ir a una nueva yogurtería que habían abierto cerca del centro de la ciudad. Así aprovecharíamos para hablar un rato y desconectar.

A pesar de que las fotos del evento habían sido publicadas, suponía que no tendrían mucho impacto, se trataba de una reunión de economía, no de un premio musical.

Durante el paseo que dimos por el barrio de Nueva York, Gemma me iba explicando como había sido su vida en el lugar, desde que llegó hasta ahora. Uno de los temas de los que más me hablaba, era sobre sus fracasos amorosos:

-Entonces, he llegado a una conclusión: odio a los tíos -Comentaba Gemma, quien me estaba contando una historia de uno de sus ex novios.

-Solamente tienes que esperar que llegue el adecuado -Intenté animarla, con lo guapa y simpática que era, encontraría a un chico maravilloso que la apreciaría tal y como es.

-¿Qué me vas a decir?Estás enamorada y tu positividad está por las nubes -Suspiró Gemma, apoyó su hombro en el mío cuando paramos delante de Central Park-. El otro día me fijé en Harry sin camiseta, no sabía que tenía tantos tatuajes.

-Sí, bueno, a él le gustan esas cosas -Comenté-. El otro día vino con una sirena tatuada, es la cosa más fea del mundo.

-Se podría haber tatuado La Sirenita de Disney -Sugirió Gemma, asentí pues aquel era el tatuaje que menos me gustaba de él.

-Ha cambiado tanto des dela última vez que le vi, pensaba que vendría conmigo a Nueva York,pero cuando llegué al aeropuerto hace años, me di cuenta de que no sería así.

Los ojos de Gemma se mostraban tristes. No sabía qué decir, nunca se me había dado bien consolar a las personas. Me acerqué a ella y le di un abrazo.

-Ahora no te preocupes por eso, él está aquí y todo está bien -Sonreí, y ella asintió.

-Tienes razón. ¿Te he dicho que tú y Harry hacéis buena pareja?

Negué con la cabeza,sonriendo.

-Pues ya lo sabes -Gemma guiñó el ojo derecho. Seguimos caminando por Central Park un rato,era un inmenso lugar y casi imposible de visitar en un día su totalidad. Paseamos hasta llegar al lago, donde las barcas navegaban y muchas personas observaban el panorama, apreciando la naturaleza que había dentro de un núcleo urbano como Nueva York.


El local que ambas buscábamos, estaba repleto de adolescentes hormonados, los gritos resonaban por todo el local a la vez que una música retumbaba. En el mostrador nos atendieron agradablemente, pedimos ambas unos yogures helados y nos sentamos en una de las pocas mesas que quedaban libres en el segundo piso. Era un lugar enorme, a pesar de toda la gente que lo ocupaba, se veía espacioso. Estaba decorado con asientos azules y las paredes yacían pintadas de color blanco, como parte de la decoración; podíamos ver fotografías de yogures enmarcados.

Cuando me senté en las sillas, disfrutando de la comodidad del lugar. Gemma se quitó el bolso cruzado que llevaba y lo dejó a un lado de la silla; colgando.

-Este sofá acabará roto, con tantos adolescentes... -Miró a la juventud que había por ahí.

-Técnicamente, aún soy una adolescente -Añadí y ella abrió los ojos, sorprendida.

-¿En serio? -Yo asentí-.¿Cuantos años tienes?

-Diecinueve -Comenté-.Aunque de aquí dos meses cumpliré los veinte.

La Mafia #2 (Harry Styles)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora