Capítulo 25

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VALERIE


Lo sucedido me llevó a recordar aquello que estudié hace años en la clase de filosofía. Decían hace milenios, que el hombre era malo por naturaleza, es egoísta e irracional. Y Christian no iba a ser una excepción, él seguía esa teoría al pie de la letra. Caminé por el pasillo por el cual Ginny me había guiado, volviendo al ascensor que me había transportado al piso. 

La chica de cabello castaño se encontraba en la posición que la había encontrado un rato antes, levantó la mirada cuando, al parecer, notó una presencia y se acercó a mi. 

-¿Cómo ha ido ahí dentro? -Preguntó, sus ojos mostraban curiosidad pero, obviamente aquel tema no era de su incumbencia.  

-No te importa -Contesté rápidamente. Evitándola, aunque ella pareció no importarle pues, tomó mi brazo e hizo que le dirigiese la mirada. 

-¿Te ha amargado la vida, verdad? Lo puedo ver en ti, has salido del lugar de forma diferente -Comentó y sus labios se curvaron en una sonrisa-. Te recomiendo que te vayas, que no vuelvas, que huyas: lejos y fuera de su alcance -Murmuró, se acercó a mi oído y comenzó a susurrar, tratando de que solamente yo la escuchase-. No te quedes aquí, él acabó con mi vida. Tu aún puedes salir de esta, Valerie. 

-No tengo tiempo para hablar contigo -Contesté-. Y mucho menos para escuchar tus mierdas -Me liberé de su agarre y entré en el ascensor. Deseaba salir de aquel edificio, que solamente había sabido complicar todavía más mi humilde vida. Ese lugar se había presentado para mí, como una cárcel, como un infierno. Quería salir de allí, alejarme de Christian y reflexionar. 

Los ojos verdes esmeralda de Ginny me observaban, sabía que trataba de decirme que no mentía. Pero, aquello no me haría creerla. No sentiría compasión por una persona que trataba de matar a Harry y que encima intentó acostarse con él. Estaba casi convencida de que mentía, y con ello, era una buena mentirosa. 

Tenía una tarde entera para decidir qué hacer, y no me parecía tiempo suficiente. No sabía qué era lo correcto. Tenía miedo de equivocarme, perder a la persona que más me importaba, miedo a no hacer lo correcto. La incertidumbre de escoger el mal camino, me impedía pensar con claridad. Sentía que todo me confundía. 

Tenía miedo de que Harry supiese lo que sucedía pero... ¿a quién recurriría? Era casi imposible hablar con Gemma de forma privada y sin que Harry se enterase. Además, Gemma tampoco resultaría ser una gran ayuda, quizá ella tampoco sabría qué hacer. Siempre podía llamar a Niall... El rubio siempre encontraría alguna solución, o eso quería creer... 

Niall. 

Él era la respuesta. O quizá, simplemente sabría darme una respuesta objetiva de la situación. Saqué mi teléfono móvil cuando salí del ascensor y llamé al chico rubio. Salí del edificio rápidamente, mientras observaba la calle y la gente pasar. Fue una breve llamada, pues me dijo que su apartamento se encontraba a dos manzanas de Wall Street y por lo tanto, no tendría problema alguno para llegar en poco tiempo. 

Comencé a caminar, dejando que mis zancadas me llevasen hasta la calle que Niall había indicado. Un lugar despreocupado, tranquilo y deleitoso. Ambos lados de la carretera estaban decorados con jóvenes árboles que tenían como finalidad darle un poco de sombra a la acera en épocas primaverales y de verano, cuando el sol  abrigaba Nueva York. 

Observé todas las casas de la calle, eran muy similares, todas conservaban una escalera quizá construida cincuenta años atrás, pues no aparentaban mucho más. Parecía una de esas calles utilizadas para un común musical de Broadway, en el cual, se encontraban los principales protagonistas y surgía el amor. 

La Mafia #2 (Harry Styles)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora