Preparé unas gachas en un viejo cazo, ya que la noche anterior no pude probar bocado. Estaba muy confusa por todo lo ocurrido. Me pasé la tarde con Ansel jugando con una pequeña pelota en la entrada de nuestra casa. Lauren se quedó con nuestra madre ayudando en el huerto mientras charlaban sobre su nuevo objetivo por y para la aldea, ella se lo estaba tomando como algo natural que terminaría por pasar; no lo entendía muy bien, ¿tenía que resignarme a esta vida?
No sabría decir cuánto tiempo llevaba sobre ese colchón, pero seguía despierta dando vueltas, las sábanas blancas se enrollaban entre mis huesudas piernas mientras la luz de la luna iluminaba levemente la habitación. De repente, escuché un sonido extraño a lo lejos. Me levanté de un salto, sorprendida, me calcé las botas y me aventuré tan solo con el camisón rosa de algodón ligero que usaba para dormir sobre mi cuerpo. Me quedé absorta por un momento observando las pequeñas llamas danzantes de las lámparas de aceite que iluminaban mi paso. El ruido se escuchó de nuevo, esta vez más cercano que el anterior. Levanté la mirada y observé como un chico joven golpeaba con un bate de madera unos cubos de basura.
—¡Eh, tú! ¿Qué estás haciendo? —exclamé para llamar su atención.
El chico me miró y salió corriendo hacia un callejón entre casa y casa; un pequeño camino me separaba de los pobres cubos que se habían tragado la rabia y los golpes del chico. Le perseguí, presa por la curiosidad, en cuanto di unos pasos más, me percaté del error que había cometido. Varios hombres claramente mayores que yo, me habían rodeado, eran cuatro junto al chico y tres de ellos llevaban unos palos de madera entre sus manos.
—¿Eres una de ellos, verdad? —preguntó el más alto con una sonrisa macabra.
Los demás comenzaron a sonreír del mismo modo.
—No tengas miedo —murmuró de nuevo acercándose lentamente hacia mí.
Era demasiado tarde, mi impulsividad me había jugado una mala pasada y en ese momento, mis piernas comenzaron a temblar.
Otro de ellos me agarró por los hombros desde atrás, con un giro brusco me zafé de él, pero no fue suficiente para poder huir. No podía distinguir las caras por culpa de la oscuridad y la leve luz que titilaba desde la lámpara de aceite más cercana, tan solo me dejaba ver unos rostros donde las sonrisas llenas de maldad y los ojos brillantes eran los protagonistas. Miré a mi alrededor por última vez y cerré los ojos mientras rezaba por salir de allí con vida. Todo se convirtió en oscuridad cuando sentí un golpe seco en la cabeza.
Sentía frío y humedad a mi alrededor, estaba consciente y a la vez no podía mover ningún músculo de mi cuerpo. Mi cabello empapado se pegaba por todo mi rostro. En cuanto pude abrir uno de mis ojos, supe que algo iba mal. Tenía el camisón totalmente mojado, igual que las botas. Intenté moverme, pero no pude. Me encontraba dentro de una especie de cajón de madera. El frío comenzaba a abrazar mis huesos y me sentía sin fuerzas. La boca me sabía a metal, algo amargo, saboreé unos segundos hasta que una hilera de sangre comenzó a brotar por ella. La cabeza me martilleaba cada vez que hacía cualquier movimiento brusco. De un momento a otro, los débiles rayos de sol se colaron por las rejillas, entre las tablas de madera de la caja en la que me encontraba. ¿Cuánto tiempo había pasado allí dentro?
Los minutos pasaron y las fuerzas volvieron a recorrer mi cuerpo poco a poco. Coloqué mis manos en la tabla de madera que se encontraba encima de mi cabeza e hice fuerza intentando abrir la tapa, fue bastante difícil a causa de mi debilidad, pero conseguí abrirla levemente, a pesar de eso, algo impedía que lo abriera del todo. Volví a intentarlo, esta vez con algo más de fuerza, pero en ese momento escuché una voz y me paralicé. Una figura humana se acercó hacia mí golpeando sus zapatos contra la arena sonoramente, se detuvo y golpeó la caja con uno de sus pies.
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CASSIOPEIA Parte 1 -COMPLETA-
Science FictionCassiopeia fue una ciudad fundada hace cientos de años en un planeta habitable no muy lejos del nuestro. Las personas ricas y con más recursos fueron afortunados y pudieron viajar hasta allí para fundar una nueva civilización. En cambio, los que no...