Capítulo 42

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La cena fue bastante tranquila, los ciudadanos de Cassiopeia nos dieron una bienvenida muy cálida a su ciudad, todos parecían muy contentos. Estaba feliz por todo lo que habíamos conseguido, pero dentro de mi cabeza se hallaba una lucha emocional. Miré a mi alrededor, estaba sentada en una mesa gigante con unos platos vacíos frente a mí. La cena había sido fabulosa, teníamos música de acompañamiento, y además, algunos ciudadanos nos explicaron cosas básicas de la vida moderna, que a nosotros nos costaba entender en un principio. Todo habría sido maravilloso si no fuese porque a mi lado estaba Nathaniel sentado y justo de frente tenía a Leo. No había conseguido darle ninguna respuesta, la situación se había vuelto muy incómoda. Me levanté de la silla y me dirigí a la salida del ayuntamiento. La sala donde nos encontrábamos era enorme, había hasta lámparas de araña adornando los techos, pero de alguna manera empezaba a estresarme aquellas comodidades. Salí por una de las puertas que daba a los jardines. El porche estaba lleno de columnas blancas que sujetaban el piso de arriba, apoyé mi espalda en una de ellas y me dejé caer. Resoplé fuerte hasta quedarme sin aire y volví a respirar. A los pocos segundos una figura me sorprendió.

—¿Qué haces aquí? —preguntó con su dulce voz.

—¡Lauren! Me has asustado.

Se sentó a mi lado y apoyó su cabeza en mi hombro, y así, dejamos que nuestras miradas se perdieran entre los hermosos jardines de Cassiopeia.

—Sé que te preocupa algo, dímelo.

—No me pasa nada —mentí descaradamente.

—No me mientas, sabes que te pillo al vuelo las mentiras.

Tenía toda la razón, siempre que intentaba mentirla se me notaba enseguida y viceversa.

—Espera no digas nada, primero cuéntame acerca de Nathaniel, pensaba que te gustaba Leo.

Me había pillado, era increíble. Puse los ojos en blanco y resoplé de nuevo.

—Lo sabía, es sobre eso, dime qué te pasa —insistió.

—Es algo complicado, cuando huí de Cassiopeia conocí a Nathaniel en el campamento y con él desde el primer momento sentí algo especial, pero, Leo siempre ha estado ahí, no sé, él también me gustó desde el principio...

No supe que más decir, estaba confusa.

—¿Y? —insistió de nuevo.

—Leo y yo nos acostamos antes de la pelea y dejamos claro que eso era una despedida, pero justo antes de la cena, cuando he ido a buscarle, me ha besado. Al parecer no puede ni quiere renunciar a mí tan fácilmente.

Lauren pegó un chillido y enseguida se tapó la boca.

—No me lo puedo creer, ¡tengo una hermana rompecorazones! —exclamó emocionada.

—Lauren, esto es serio.

—Lo siento tienes razón, solo puedo decirte que te dejes llevar por el corazón, suena muy típico, pero solo entonces encontraras la respuesta, estoy segura —respondió con una gran sonrisa.

Di un gran abrazo a mi hermana, echaba de menos aquellas conversaciones con ella, estaba tan feliz de tenerla de nuevo conmigo.

En cuanto llegó la hora de dormir, todos nos despedimos y cada uno se fue a dormir a sus respectivas casas. Enzo, Tania y el bebé se bajaron primero del ascensor. Seguidamente fue Lauren quien se despidió cogiéndome de la mano. A los pocos segundos Nathaniel, Julie y yo llegamos a nuestro nuevo hogar. Acostamos a Julie que rápidamente se quedó dormida. Cerramos su puerta para que no se despertara y nos dirigimos a nuestra habitación, no había hablado mucho con Nathaniel esa noche y mucho menos me había mostrado cariñosa con él, algo que claramente había notado en mí.

CASSIOPEIA Parte 1 -COMPLETA-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora