Capítulo 30

41 1 0
                                    


Cuando abrimos los ojos a la mañana siguiente ya era tarde, nos habíamos quedado dormidos más de la cuenta. Julie no estaba en la casa, así que supusimos que seguía con Enzo y Tania. Comimos algo antes de salir. Nathan se fue a buscar a su hija y yo me dirigí a la enfermería a visitar a Leo.

—Buenos días —saludé al entrar por la puerta.

Leo seguía dormido en su cama. Sonreí y me acerqué a él.

—Leo despierta, es tarde.

—¿Qué pasa? —preguntó confundido, en cuanto me miró se tranquilizó.

—Es tarde —respondí mientras se incorporaba.

—Vaya, pues si que he dormido —dijo entre risas.

—Thomas quería dejarte descansar esta mañana. Anoche trasnochamos demasiado.

—Ya prácticamente no me duele —respondió animado moviendo su rodilla de un lado a otro.

—Vamos a buscar al doctor, él podrá decir algo al respecto —sugerí saliendo por la puerta con él.

A lo lejos estaban Thomas y Robyn charlando. En cuanto el doctor nos vio, echó a andar hacia nosotros.

—¿Cómo te encuentras hoy, Leo? —preguntó el doctor.

—Bien , me encuentro mejor.

—Dentro de un par de días estarás como nuevo —aseguró Thomas colocándose la bata blanca sobre sus hombros.

—Perfecto —dije contenta— porque hoy quiero llevarte a un sitio.

—¿A mí? —preguntó confuso.

—Bueno me gustaría que conocieras mejor a alguien. Tengo que pedir un par de caballos si queremos llegar antes —añadí.

Le agarré con delicadeza del brazo para que me siguiera a casa de Enzo y Tania.

—¡Hola a todos! —saludó Leo al entrar en la casa.

Enzo y Nathan estaban sentados alrededor de una mesa hablando, y Tania y Julie en otro cuarto peinándose.

—Buenos días chicos —saludó Enzo levantándose de su silla—. ¿Queréis tomar algo?

—No gracias, veníamos por otra cosa —respondí.

Nathan me miró fijamente sin comprender.

—Quería coger un par de caballos prestados —pedí a Enzo sin mirar a Nathaniel a la cara.

—Eso está hecho —respondió el capitán.

El enfado que tenía tras haber desobedecido sus ordenes por segunda vez había desaparecido completamente.

—¡Gracias Enzo!

—¿Podemos hablar, Emma? —preguntó Nathaniel levantándose de su silla y acercándose a mí.

Enzo invitó a sentarse a Leo mientras nosotros hablábamos.

—Dime.

—¿Os vais Leo y tú? —preguntó algo molesto.

—Bueno, sí. Tenía pensado visitar a Sirah, después de todo lo que hizo por mí creo que se merece algo de atención.

—Entonces que sea un caballo más —dijo sin vacilar acoplándose a nuestro plan.

Claramente la idea de que Leo y yo fuéramos solos no le había hecho nada de gracia.

—Que sea uno más —replicó Julie por sorpresa detrás de su padre sonriendo sin parar ante la aventura que le esperaba—. Por favor —suplicó ante la estricta mirada de su padre.

CASSIOPEIA Parte 1 -COMPLETA-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora