Capítulo 34

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Tuvimos a esos cerdos apuntándonos con sus armas durante la mayor parte del camino. Estábamos prácticamente todos los del campamento, formábamos una fila india y nos habían colocado unas esposas de metal en las muñecas tras la espalda, lo que nos dificultaba más escapar. Los guardias nos rodeaban por todos los lados, tanto caminando como en sus automóviles, no recordaba aquel camino hasta Cassiopeia, pero pronto llegamos a las desdichadas dunas que se encontraban cerca de la ciudad. Estábamos bastante alejados de la montaña y aun así todavía no podíamos ver Cassiopeia a lo lejos.

—Me das mucha pena —admitió Sigrid acercándose a mí por detrás.

Un pie se me hundió en la arena por lo que tropecé y caí al suelo estrepitosamente.

—No sé cómo se ha podido fijar en ti —añadió.

En ese momento, Nathaniel estaba lejos de nosotras por lo que no podía escuchar la conversación.

—Déjame en paz.

Me levanté y me dispuse a caminar de nuevo.

—En cualquier caso, en cuanto lleguemos a Cassiopeia tengo un trabajo especial para ti. El Doctor Krumm quiere verte, está muy ansioso desde la última vez —me informó.

—Que te jodan —susurré.

Me escuchó claramente, ya que acto seguido, hincó su codo en mi espalda haciendo que tragara arena de nuevo.

—¡Levántate! Te mereces eso y más —respondió enfadada—. Por cierto, en cuanto encontremos a Julie volveremos a ser una familia feliz, hice todo esto por su bien y no voy a dejar que te interpongas, te lo aseguro.

Me amenazó clavando sus ojos azules en los míos.

No volvió a dirigirme la palabra hasta que hicieron un descanso. Estaba amaneciendo, lo cual significaba que llevábamos horas caminando y lo único que habíamos encontrado era arena y más arena. Por fin pude sentarme a descansar, busqué con la mirada a Nathaniel y a Leo. A este último sí que le vi, se le veía muy triste y desmotivado, claramente no quería volver a ese infierno, pero a Nathaniel no conseguí encontrarle. También pude observar que ni Rick ni Robyn estaban entre los presos, tal vez habían escapado como lo habían hecho Tania, Enzo y Julie. Empecé a preocuparme al no ver a Nathaniel por los alrededores, los guardias habían montado una especie de tiendas de campaña de lona beige en medio del desierto, de una de ellas salieron Nathan y Sigrid. Ella tenía una expresión demasiado feliz como para haber sido una conversación acalorada.

La mujer se acercó de nuevo a mí, no me apetecía hablar con ella en absoluto.

—Tal y como había pensado. Nathaniel no quiere decirme dónde está Julie, un padre muy protector para mí desgracia, aunque le haya prometido que solo quiero que seamos una familia de nuevo, vaya humor que tiene, ¿verdad?

Estaba muy tranquila para haber mantenido una conversación de ese tipo y haber salido perdiendo.

—En cualquier caso, hice un trato con Krumm cuando decidimos todo esto. No le tocarán ni un pelo a Nathaniel ni a Julie, en cuanto a ti...

Se acercó a mí y me agarró por la melena.

—Tu destino no será tan beneficioso como el de ellos, me dirás dónde está mi hija o te mató aquí mismo.

Presionó su pistola sobre mi sien con rabia.

—No creo que eso sea lo que quiere Krumm —contesté sonriendo.

Sabía que si alguien quería darse el gusto de acabar conmigo, ese era Krumm, por lo cual, Sigrid no podría hacerme nada. Me miró enfadada y me dio una bofetada.

CASSIOPEIA Parte 1 -COMPLETA-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora