Capítulo 27

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—¿Qué pasa aquí?

Nathaniel apareció de repente de entre unos árboles. Se le veía cansado y su ropa estaba llena de manchas de sangre. Tenía un arañazo a un lado de la cara, pero por lo demás parecía estar bien. Había visto a Sirah e inmediatamente corrió hacia donde la dragona había descendido. Al verme con un chico que nunca había visto frunció el ceño molesto.

—¿Quién es él?

—Es Leo.

Parecía realmente enfadado. Le había desobedecido y también a las indicaciones de Enzo.

—Lo siento Nathan, era mi oportunidad, tenía que ir a por él —respondí levantando a Leo cogiéndole del brazo.

—Te ayudaré —dijo resignando agarrando a Leo por el lado opuesto.

Me despedí de Sirah con la mano y esta volvió junto a sus bebés. Por suerte la bala que la había alcanzado solo fue un pequeño rasguño para ella.

A los pocos minutos llegamos al campamento y bajo la curiosa mirada de la gente que se encontraba en la calle entramos en la enfermería. Allí, Thomas estaba sentado leyendo un libro que le habían conseguido los soldados en su última excursión.

—¡Oh dios mío! —susurró el doctor al vernos entrar con Leo en brazos—. Traedle a la camilla, recostarle cuanto antes.

—Por favor Thomas, tiene que ayudarle —supliqué al doctor mirando a Leo que se encontraba casi inconsciente tumbado en la camilla.

—Así que por esto te ausentaste.

El doctor empezó a examinar superficialmente a Leo.

—No tiene nada grave, algunas heridas y está deshidratado y mal nutrido. Déjalo descansar un par de días aquí y estará como nuevo.

—Muchas gracias doctor.

Miré a Leo por última vez antes de salir por la puerta. Realmente le había echado de menos, ¿pero de qué manera?

Nathaniel me miraba preocupado. No había pensado en el aspecto que debía de tener en ese momento. Miré mis ropas, la camiseta púrpura estaba llena de sangre y junto con el pantalón estaban llenos de rotos a causa de las peleas. Estaba hecha un desastre, casi como él, pero al fin y al cabo viva.

—Emma, estaba preocupado.

Colocó una de sus manos tras mi nuca acercándome a él en un gran abrazo.

—Lo siento de verdad, mi intención fue volver antes de que te dieses cuenta, pero no salió como lo planeé.

Le miré a los ojos apenada.

—¿Te hicieron algo? —preguntó jugueteando con un mechón de mi pelo.

Sabía que era algo que le encantaba hacer.

—No, estoy bien.

—¿Y Leo? ¿Qué pasa con él?

Sabía que esa pregunta llegaría en cualquier momento.

—Lo encontré en una de las celdas y le saqué de allí.

—Sabes que no me refiero a eso.

Se alejó unos centímetros de mi.

Sabía exactamente a lo que se refería, desde la primera vez que había hablado sobre Leo en su presencia, Nathaniel se ponía tenso. Sabía que Leo había sido muy importante para mí los últimos días en la Tierra y no por simple amistad. Aunque quisiera esconderlo, sabía que le molestaba que estuviera en aquel campamento junto a mí. Ni siquiera yo sabía cómo interpretar mis sentimientos. Mi intención siempre fue hacer justicia, salvar a los prisioneros de Cassiopeia y acabar con Krumm. Necesitaba centrarme solo en eso, pero... ¿cómo?

CASSIOPEIA Parte 1 -COMPLETA-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora