Capítulo 28

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Comenzamos a pasear por el campamento, muchos de los habitantes aún seguían en sus cabañas lo cual era perfecto, no escucharía susurros indeseados.

—Aquello es la herrería —dije mostrándole una de las cabañas—. Seguro que cuando te recuperes te entregarán una espada.

—Y si no perderían a un valioso guerrero.

Sonrió de nuevo para terminar riendo a carcajadas. Estaba feliz por haber salido de aquella celda. Volvía a ser libre.

—Estoy de acuerdo —respondí colocando su brazo sobre mis hombros para que pudiera andar más cómodo.

Continuamos unos metros hasta que Julie salió corriendo de la casa de Nathaniel. Levanté a la pequeña en brazos y la abracé.

—Buenos días, Julie.

—Buenos días —contestó ella con una gran sonrisa—. ¿Quién eres tú? —preguntó refiriéndose a mi nuevo compañero.

—Hola pequeña.

Leo se inclinó un poco.

—Me llamo Leo, ¿y tú?

—Yo soy Julie —respondió tímidamente.

En ese momento apareció Nathaniel por detrás de nosotros, ¿habría estado ahí todo este tiempo? Julie salió despedida a saludarle. Nathan miró de arriba a abajo a Leo. Pareció como si le disgustase que estuviéramos juntos, a pesar de eso, no dijo nada al respecto.

—Supongo que no nos conocemos oficialmente, me llamo Leo —dijo este presentándose amablemente.

Inocente.

—Nathaniel —respondió correspondiendo al saludo de manos algo molesto.

—Es mi papá —dijo Julie desde abajo.

—¿Tu papá?

Leo también estaba confundido, como yo la vez que me enteré de su paternidad, aunque ahora lo veía con total normalidad.

—Si —respondí acercándome a ellos.

—Te estaba buscando, Emma —dijo Nathaniel después de unos cuantos segundos incómodos.

—¿Pasa algo?

Me agaché unos segundos para ayudar a incorporarse a Leo.

—Enzo quiere que alguien vaya de cacería para esta noche y había pensado en nosotros —respondió sin dejar de mirar como el brazo de Leo recorría mi espalda de hombro a hombro.

—¿Vosotros dos? —preguntó Leo.

La tensión se empezaba a palpar en el ambiente.

—Bueno a los dos se nos da bastante bien eso de cazar —respondí quitándole importancia.

—Está bien —dijo Leo resignado—. Volveré a la enfermería entonces.

—Yo te acompaño —sugirió Julie alegremente.

Nathaniel miraba duramente a Leo. Le golpeé suavemente con el codo en sus costillas para que cambiara de expresión.

—Deja que vaya —le susurré a Nathaniel para rebajar su tensión.

Julie buscó la mirada de su padre y este asintió con la cabeza con bastante esfuerzo.

—Gracias Julie —respondió Leo.

Se apoyó en el bastón y buscó mi mirada.

—Nos vemos más tarde.

Nathaniel y yo nos quedamos solos, tenía preparado dos arcos entre sus manos. Me ayudó a colocar la bolsa de piel con las flechas en mi espalda y nos pusimos en camino.

CASSIOPEIA Parte 1 -COMPLETA-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora