Capítulo 39

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Seguíamos en la misma planta, de eso estaba segura, pero la decoración comenzaba a cambiar radicalmente a la que recorríamos los pasillos. Los muros se volvieron de hormigón gris, me recordaban vagamente a las celdas. En cuanto llegamos a nuestro destino, abrieron una puerta de hierro y nos empujaron a dentro cerrándola con llave, estábamos atrapadas. Me acerqué corriendo a mi hermana para cerciorarme de que no la habían hecho ningún daño en el viaje, tenía unos cuantos arañazos en las rodillas, pero el resto estaba bien. Me habían quitado las armas y la bata que me había puesto para pasar desapercibida. Estábamos encerradas en una celda de hormigón, la única escapatoria era la puerta que habían cerrado con llave tras nuestras espaldas. Lauren comenzó a llorar.

—No, por favor Lauren —dije intentando tranquilizarla mientras le acariciaba el pelo.

—Esto siempre es así, ¡no tienes ni idea de lo que he tenido que pasar!

Ahora parecía más enfadada y llena de ira que triste.

—He venido para salvarte, para que todo esto acabe.

Una lágrima empezó a recorrer mi mejilla. En ese momento, una de las paredes empezó a deslizarse hacia arriba, nunca había visto algo así, pero era real, ante nosotras, otra sala apareció. Esta sala era diferente. Lauren se puso a llorar y gritar en cuanto lo vio, era una sala de operaciones, algunos artilugios de metal junto con unos libros estaban colocados ordenadamente sobre las estanterías, dos camillas se encontraban en el centro y en una de ellas ya había alguien amarrado. Me fijé un poco mejor, era Nathaniel.

La ira comenzó a brotar por los poros de mi piel. Salí corriendo hacia él, pero dos guardias me detuvieron en seco agarrándome de los brazos y empujándome contra el suelo.

—¡Emma! —gritó Nathaniel desde la camilla.

Estaba totalmente retenido con cadenas, no podía moverse de ahí.

—Ya estamos todos, por fin, empezaba a impacientarme —bramó Eliott apareciendo vestido de doctor.

—Tú —susurré al verle, cada vez estaba más enfadada.

—Tenía muchas ganas de este reencuentro, por suerte será el último —amenazó Krumm—. Lauren, que alegría verte por aquí —murmuró acercándose a ella.

—¡No la toques ni un pelo! —grité rozando la locura.

Me revolví lo máximo que pude, pero los guardias me tenían bien agarrada.

—Vaya, la heroína al rescate —respondió él con ironía agarrando uno de los mechones de Lauren para olerlo—. Acaso no sabes lo valioso que es lo que tiene dentro. Las células madre de un embrión son las más poderosas y nadie se había percatado hasta que comencé a experimentar con tu querida hermanita —abrió los ojos tanto que parecía que se le salían de sus órbitas—. Hasta entonces no había tenido el placer de experimentar con una embarazada, por eso se asusta tanto, no es la primera vez que pisa esta habitación.

—¡Cállate! ¡Eres un monstruo! —grité de nuevo descontrolada.

Él ni se inmutó, chasqueó los dedos y los guardias me tumbaron en la camilla vacía. Intenté resistirme, pero en cuestión de segundo, tenía las cadenas sobre mis muñecas y tobillos.

—Lauren, hoy podrás descansar, tengo cosas mejores que hacer —dijo Eliott sonriendo de oreja a oreja mientras se frotaba las manos.

Alcanzó el bastón que le ayudaba a andar y se acercó a mí.

—Deseaba este día con ansias —fijó sus ojos en mí.

—¡Aléjate de ella! —gritó Nathaniel enfurecido desde su camilla.

CASSIOPEIA Parte 1 -COMPLETA-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora