CASSIOPEIA Parte 1 -COMPLETA-

Capítulo 19

Su cabaña era más grande que la mía, estaba distribuida en tres espacios. En la primera sala había una mesa con tres taburetes de madera. Al otro lado una diminuta cocina con varios utensilios colgando de la pared. Una pequeña puerta separaba la habitación de Julie, donde una cama con una sábana rosa y unos pequeños peluches hechos a mano la decoraban. Finalmente estaba la habitación de Nathaniel, había una gran cama de matrimonio en el centro y una manta naranja sobre ella. En el suelo podían verse varias armas perfectamente guardadas en sus estuches.

—No es mucho, pero las circunstancias son las que son, ya sabes.

—Sabes donde duermo —respondí riéndome mientras le acariciaba el brazo vendado—. ¿Te duele?

Lo miré a los ojos. Desde la primera vez que los vi, supe que no podría dejar de hacerlo.

—No mucho, todas las heridas terminan por curarse, solo se necesita algo de tiempo.

Su mirada bajó al suelo.

—Sé algo sobre lo que pasó, pero lo importante es que Julie esté bien.

Él se sentó en la cama. Me acerqué, sentándome a su lado, no sabía cómo continuar así que agarré sus manos suavemente.

—Esa historia fue hace mucho tiempo, pero de vez en cuando me viene a la cabeza y pienso en cómo alguien puede desatenderse tan fríamente de una criatura tan pequeña. Julie tan solo tenía tres años —murmuró aceptando mis manos entre las suyas—. Ella... simplemente desapareció de nuestras vidas—. Estaba jugueteando con mis dedos, nervioso, mientras proseguía su historia—. Lo bueno es que cada día que pasa, Julie se acuerda menos de Sigrid, ya casi no pregunta por ella.

—Y te tiene a ti —agregué en un susurro, intentando reconfortarle de alguna manera. Podía sentir como, al hablar de ese tema, su pecho se resquebrajaba en su interior.

—En tal caso —agregó levantando la mirada y posándola sobre la mía—. Me gustaría saber algo más de ti. ¿Qué ha tenido que hacer una chica como tú para que le hicieran tal marca? —preguntó de nuevo sobre mi cicatriz.

Elevó una de las palmas de sus manos y acarició mi mejilla, ahí dónde todavía ardía aquella marca que me recordaba todos los días quién era.

—No debieron de verme con tu ojos, al parecer.

Intenté sonreír para no dar importancia al asunto, pero los recuerdos sobre esa cicatriz solo me traían malos pensamientos. Le conté todo lo que ocurría en mi aldea cuando los niños llegaban a su etapa de madurez, y lo que hacían con los que no aceptaban. Nathaniel me miró con cara de preocupación y posó su otra mano sobre mi vientre, donde debería de estar mi aparato reproductivo, pero en este caso me lo habían robado. Seguí contándole cómo se diferenciaba a los "no elegidos", y así nació aquella cicatriz que cruzaba mi mejilla. 

—Yo nací en este campamento —dijo fijando sus ojos en la pared—, mis padres huyeron de Cassiopeia hace muchos años.

—¿Ellos...? —Tenía miedo de terminar la pregunta por la respuesta que podría encontrarme.

—Murieron hace años... Hubo una masacre, antes de que Julie naciera —. Tragó saliva, parecía que ese tema le incomodaba—. Los soldados de Cassiopeia siempre han estado atacándonos desde tiempos remotos, nunca hemos estado cien por cien a salvo, pero lo intentamos, y hacemos todo lo posible para que nuestros hijos vivan y crezcan a salvo.

—Hacéis un buen trabajo —. Busqué su hombro con mi mano para dar todo mi apoyo.

Terminamos tumbados en su cama, uno frente al otro, él me acariciaba la mejilla y yo posaba mi cabeza en uno de sus bíceps, mientras acariciaba su pecho sobre la camiseta negra que llevaba ese día.