CAPÍTULO 43: CULPA

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30 de noviembre de 1741

Uno de los sentimientos más agobiantes que aqueja al ser humano es la culpa, y no hay peor verdugo que tu misma mente, socavando hasta lo más recóndito de tu ser en un intento por obligarte a admitir todo eso que llevas por dentro. La capitana lo sabe mejor que nadie; cuando tuvo que desembarcar del lado opuesto de la isla, cuando tuvo que esconder el pequeño barco a vela, porque no sería capaz de confesarle nunca a Arden dónde había estado, ni mucho menos con quién. Y ni que hablar de lo que hacía con él.

¿Realmente ama a Arden?

Sus debates morales sobre el amor no la dejan en paz. Piensa en Arden y siente una calidez, una sensación de familiaridad y calma. Él es su primer amor de verdad. Luego piensa en el comodoro y el cuerpo se le eriza. Andrew Sallow es todo lo prohibido, lo que no puede tener, pero aun así lo quiere. Andrew es pasión, es riesgo e incertidumbre.

Corre hasta su casa tratando de que nadie se percate de su presencia. Cosa que es un poco difícil al ser una de las pocas mujeres pirata, y tener un distintivo cabello rojizo que grita a todas luces "mírenme, aquí estoy".

La capitana no puede dejar de pensar en lo que sucedió en el escollo. La forma en la que él la toco y la hizo suya fue tan intensa, tan ridículamente excitante, que de solo pensarlo ya se le mojan las bragas otra vez.

Logra llegar a su casa sin tanto problema. La última vez que vio a Arden todavía estaban peleados. Él no quería hablarle por lo que hizo con los saqueadores, y eso que todavía no le había contado ni la cuarta parte de lo sucedido.

Cierra la puerta tras de sí con cuidado de no hacer ruido, como si a alguien le pudiese molestar su bulla a media mañana.

—Al fin apareces —escucha una voz masculina que le reclama a sus espaldas.

—¡Arden! —exclama con el tono tembloroso.

—Te desapareciste desde que volví —reclama con los brazos cruzados.

—Lo siento, creí que querías tu espacio. —No es que esta sea la primera vez de Catherine mintiendo, pero por alguna razón está muy nerviosa.

Tal vez sea el hecho de que la mentira es tan grande como sus deseos impuros por el comodoro.

—¿Dónde estabas? No te encontré por ninguna parte de la isla.

—Estaba con mi padre.

La capitana sabe que decir eso es más que suficiente. Arden nunca se atrevería a averiguar directamente con la fuente si eso es verdad, porque aún no conoce a Lytton Riley en persona.

—Berry no ha podido descifrar cómo funciona el medallón que conseguiste. —Cambia el tema de forma drástica, no le preguntará nada más.

Catherine respira aliviada, pero todavía se sigue sintiendo culpable por lo que ha hecho.

—Déjame verlo —le pide, tampoco quiere hablar sobre el tema, y no sabe cómo abordar lo que pasó ese tiempo que estuvo sin él.

Arden camina hacia ella y pasa de largo, abriendo la puerta otra vez. Catherine se siente extrañamente diferente ahora. Sus sentimientos por el pirata no han cambiado, pero, aunque él no lo sepa, es como si en el fondo, la estuviera castigando.

Lo sigue sin decir una palabra, hasta que llegan a la casa de Berry.

Muy pocas veces ella había estado allí, sin embargo, el lugar siempre se ve diferente cada vez que va. Berry es una especie de ratón de biblioteca. También es un marinero sinigual, mas, su gran pasión por la cartografía le ha hecho coleccionar cientos de mapas y libros al respecto. Conocer el mundo es lo que más le apasiona.

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