CAPÍTULO 70: THEODORE KOCH

4 3 0
                                    

03 de marzo de 1742

Una gran flota de barcos del rey está dispuesta por varios kilómetros a lo ancho del mar. No hay forma de eludirlos, tendrían que desviarse demasiado del camino para poder salir de su vista sin que los interceptasen. Catherine observa la situación con impotencia. La flota no está demasiado lejos de la isla; su primer pensamiento es que tal vez, ya los han encontrado.

—¿Cómo demonios vamos a pasar eso? —cuestiona en voz alta.

—No hay forma —musita Arden.

—Es la primera vez que veo al destructor en mar abierto —comenta Andrew. Todos voltean a verlo con incertidumbre.

—¿El destructor? —Cooke es el primero en hablar.

—Es ese barco de ahí —dice señalando al navío más grande de todos los que se ven—. El rey lo conserva solo para batallas de guerra. Dicen que puede albergar hasta a quinientos marineros. Tiene más de trescientos cañones y es muy veloz. Es un monstruo.

Catherine vuelve a mirar por el telescopio con preocupación. Alcanza a ver el barco al que se refiere. En efecto es muy grande, y si parece tener bastante espacio para muchos cañones. Ni siquiera ella podría salir bien librada de algo así. Su barco es grande e imponente, pero ni de chiste alcanza a albergar trescientos cañones.

—¿Qué hacemos? —pregunta Catherine en voz alta.

—Si no nos han visto, podríamos dar la vuelta y rodearlos —sugiere Berry.

—Rodearlos nos quitaría mucho tiempo para llegar a Birronto, si es que no lo han encontrado ya. Me parece muy sospechoso este bloqueo, deben saber la ubicación de la isla... —La capitana habla muy rápido mientras se acrecienta su respiración.

—Cath, relájate. No podemos hacer nada, aunque queramos, o pasamos por donde están ellos; sabiendo que es una muerte segura, o los rodeamos.

—No necesariamente —interviene Andrew.

—¿Qué opción das?

—Si se dejan capturar, los llevarán a Queen Bay para enjuiciarlos por sus... hazañas. —Duda de decir la última palabra, así que decide cambiarla por una más amistosa.

—¿Estás loco? —Arden lleva las manos empuñadas, está furioso con él por haber interrumpido la propuesta. De no ser porque está viendo con sus propios ojos que hay una flota a unas cuantas millas delante de él, habría jurado que los interrumpió a propósito—. Claro, eso es lo que has querido desde el principio, supongo que en venganza por haberte secuestrado.

—En Queen Bay yo puedo ayudarlos a escapar —ofrece Andrew, ignorando los cuestionamientos del pirata.

—No lo creo Andrew, muchas cosas pueden salir mal si hacemos eso. Además, ¿qué pasaría con nuestro barco?

—Podrían confiscarlo.

—O destruirlo —vaticina Arden—, además no confío en ti. ¿Quién nos asegura que no es una trampa tuya para cumplir con tus deberes de comodoro?

Andrew lo mira con recelo. Aprieta las manos en puños igual que el pirata. Catherine se da cuenta y le da la sensación de que están a punto de golpearse.

—Yo sí confío en él. —Las palabras de Berry sorprenden a todos. La tripulación voltea a mirarlo con evidente sorpresa.

—¿Qué dices? —cuestiona Arden.

—Desde que está aquí no ha hecho más que demostrar apoyo. Nos ha salvado el trasero en varias ocasiones, incluyéndote a ti —señala con el dedo al pirata.

Deseo ProfundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora