CAPÍTULO 110: DESDE LA RAÍZ

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19 de mayo de 1742

El camino sinuoso entre los árboles acojona de miedo hasta al más fiero de los piratas de la tripulación. Incluso el mismísimo Ragnar avanza con paso tembloroso mientras sujeta firmemente su hacha en las manos.

Catherine sigue liderando el camino junto a Arden. Andrew va cuidando sus espaldas, a pesar de todo aquello que le ha dicho hace unas horas en el descanso, no piensa permitir que algo malo le suceda.

La selva en ese lugar se siente silenciosa, ya no hay aves que revolotean y cantan entre las copas, ni siquiera los insectos realizan sus típicos sonidos agudos, que al menos los tranquilizarían un poco más; pues esa calma espectral les da la sensación de que algo va a saltar en cualquier momento para llevarlos a las profundidades de la oscuridad que los rodea.

Portgas además de conseguir el agua, también consiguió algo de leña, e hicieron algunas antorchas improvisadas con los pocos recursos que les quedaron.

Gotas de sudor recorren la frente de la capitana, entre más se adentran en el lugar, el calor comienza a incrementar, y no cree que sea la antorcha cerca de su cara la que lo provoque.

—No me gusta este lugar —murmura Arden.

—A mí tampoco —coincide Catherine.

De cuando en cuando, voltea a mirar atrás para cerciorarse de que Cassia sigue con ellos. Digby ha hecho bien su trabajo al mantenerla bajo cuidado, pero ella ya sabe de lo que es capaz, así que no se fía de sus intenciones.

Algo le dice que Cassia está planeando hacer algo estúpido. Es muy consciente de que están yendo; no solo a buscar oro y joyas; sino también una pieza milenaria con el poder de los mismos dioses.

—¿Crees que este lugar haya sido de los dioses? —pregunta Lin, quien camina a un lado de ella.

—No lo sé, podría ser. Esta es la mítica isla de donde provino Burchard, pero no entiendo cómo es que terminó en este lugar.

—Creo que hay mucho más de lo que sabemos que realmente sucedió en la historia —asegura la capitana Lin.

Un ruido extraño a lo que parece ser unos cuántos pasos de ellos los hace detenerse.

—¿Qué fue eso? —pregunta Andrew con la espada en mano.

Los demás piratas se ponen alertas y se cierran en una formación en la que flanquean todos los lados expuestos por donde los podrían atacar.

Esperan en silencio un minuto entero, pero nada pasa.

—Me parece que estamos un poquito paranoicos —dice Catherine con una risita.

—Luego de ver un maldito calamar gigante, creo que es la reacción natural de cualquiera —señala Ragnar relajando un poco su postura.

—Tienes razón, y no olvidemos el remolino que nos arrastró hasta aquí —agrega Andrew.

—Y la tormenta, la cual nos dejó sin barco, por cierto —finaliza Jacob.

Catherine, Lin y Arden voltean a mirarlo con mala cara. El muchacho se encoge de hombros y agacha la cabeza escondiéndose detrás de Andrew.

—Siempre hay una forma de salir, no nos preocupemos por eso ahora —anima Catherine.

Ser la líder de todos los piratas de ahí se le hace mucho más difícil de lo que quiere aparentar. Es ella quien debe parecer segura, confiada y fuerte ante los problemas que se les presenten en el camino. No poder sentir preocupación la está afectando, y eso se manifiesta en los síntomas físicos que está experimentando ahora.

Deseo ProfundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora