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Kalel, el dragón maestro.
Dueño de los vientos.

Nunca había sentido tanto miedo como el que sentí en esos momentos. Ondine y yo habíamos escuchado historias sobre aquellas majestuosas criaturas de boca de los aldeanos, el dueño de la sastrería solía presumir como su hijo era Jinete de un dragón en Basgiath el colegio militar. Ese chico debía ser muy valiente para montar una bestia como esa, yo había olvidado incluso como respirar, los únicos sonidos que podía escuchar era el de los gruñidos de aquel ser , el de las pequeñas ramas que se rompian con mis pasos adoloridos y el del golpeteo en el  corazón. Iba a morir , estaba segura. Eran muchas las historias que hablaban de estudiantes asesinados por los dragones mucho antes de siquiera convertirse en jinetes, dioses... iba a morir, al menos había vuelto a ver a Sophía. 

Sophía...¿ que sería de ella en mi ausencia?   El rostro arrugado de la madame vino a mi mente haciéndome su prisionera incluso en mis últimos instantes , oh no... esa mujer era capaz de hacer lo mismo con mi hermana al igual que lo hizo conmigo, seguía siendo una niña la primera vez que me vendió, sin mi no había ninguna garantía de que aquello no ocurriera con ella.

-Por favor, no me mates...- rogué en mi mente , implorando a los cielos que aquella criatura mística pudiera escucharme, al igual que yo escuché su voz segundos  atrás o tal vez me lo había imaginado, daba igual si de todas maneras me mataría no perdía nada con intentarlo.

La bestia acercó su enorme cara a mi , abrió la boca mostrándome unos enormes y afilados dientes color marfil , el olor a azufre invadió mis fosas nasales y supe que ya había tomado una decisión, iba a quemarme viva.

Escuché un gruñido gutural tan fuerte que aturdió mis oídos por unos segundos. Cerré los ojos temiendo lo peor, no estaba lista para ver la muerte a la cara.

-No he venido a matarte...- habló de nuevo aquella voz en mi cabeza.

Abrí los ojos creyendo haber caído por completo en una espiral de locura y desesperación, la criatura me observaba como si buscara algo, como si estuviera poniendo a prueba mis reacciones.

-¿Qu- quién eres...?- pregunté temerosa.

- La pregunta correcta es, ¿ quién eres tú? ¿por qué me has despertado de mi sueño eterno? -

Mis ojos se abrieron mucho por la impresión. Una ráfaga de esperanza me sacudió  de pies a cabeza. Tal vez y solo tal vez mis plegarias se habían escuchado por fin.- ¿ Eres un dios...?-

El dragón ladeó la cabeza con un gesto de confusión, escuche su risa en mi mente y como mi cuerpo se relajaba al saberlo ... tranquilo.- Si, supongo que soy lo más cercano  a uno de ellos. ¿ Qué clase de humana eres? Este lugar no es Basgiath.  Estás muy lejos del valle y tus pensamientos son todo lo contrario a lo que debería pensar un jinete. Deseas matar, ya has elegido a tus victimas desde hace tiempo. ¿ Por eso me despertaste? Escucho tus lamentos desde hace mucho tiempo... eran insoportables. -

-¿Cómo es posible... cómo puedo escucharte?-

Su aliento tocó mi piel quemada y de haber podido gritar lo habría hecho. Nunca antes había experimentado tanto dolor. Sentía como si mi piel se derritiera y cayera a pedazos, segundos después  la sensación desapareció.

- Niña humana, eres un enigma. Me retiré hace tanto, mi último jinete fue asesinado por los tuyos, igual que los anteriores. No me temas a mí, los verdaderos monstruos tienen una apariencia como la tuya... aunque por lo que guardan tus memorias lo sabes muy bien.-

-¿Qué harás conmigo?- un rayo de esperanza iluminaba mi interior, quería que aquel dios blanco tomara a Sophía, que nos sacara ambas de este lugar, también a Ondine y Vincent, los niños que estaban recluidos , no podía pedir algo solo para mí, quería liberarlos a todos...-

Corazón traidor. (Fourth Wing fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora