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Lord Mairi y el rostro de un antiguo amor.








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El sol que brillaba sobre mi cabeza lo hacía con un resplandor envolvente. Su poderosa luz se perdía entre la sombra provocada por las diminutas hojas del árbol que se erguía sobre nosotros brindándonos una atmósfera cálida y perfecta.

Como en un plan divino acompañando al sol ,el viento de verano acariciaba nuestros cuerpos con caricias frescas que buscaban aliviar la intensa calidez de mi corazón, todo parecía tan perfecto... como si los dioses hubiesen decidido regalarme un instante de luz y felicidad luego de tanta oscuridad.

Eso era Liam para mi, una luz cálida, brillante y llena de esperanza. Mi pecho se llenó de un intenso sentimiento que amenazó con romper mi piel. Tan puro, tan real... me bastaron solo unos segundos para reconocerlo como parte de mi. El hermanito que siempre desee , el niño al que me habría encantado acompañar en sus travesuras, el pequeño que habría deseado oír llamarme hermana mayor.

La fuerte presión que mis dientes hacían sobre mi lengua me indicaba que pronto la haría sangrar en ese debate interno que tenía conmigo misma sobre ceder o no a los impulsos primitivos de mi humanidad. Estaba usando todo a mi control para no echarme a llorar por la inmensa emoción que sentía.

La mano del adolescente rubio estrechaba la mía con suavidad y en su rostro una sonrisa amable e incluso tímida me parecía lo más bonito que había visto en muchísimo tiempo.

Liam era brillante como un amanecer, la nobleza de su juventud era fresca como una lluvia mojando un campo entero de flores... era mucho mejor a las versiones que mi mente había creado.

- ¿Eres invitada de mis padres...?- volvió a preguntar sin dejar de ver curioso como no era capaz de soltar su mano.

- Si... algo así. - me limité a responder sin dejar de sonreír, en un gesto que me servía como máscara para el llanto que estaba reteniendo. Seguro ante sus ojos estaba pareciendo una loca.

Su voz era tan bonita. Suave, aterciopelada , incluso podía notar una pizca de rebeldía en ella, pero mayor a todo eso, el rubio con apariencia de ángel emanaba una paz que logró hacer sentir a mi desgastado cuerpo como si se hubiera encontrado un oasis en medio de un árido desierto.

Habría deseado conservar mi propia voz para poder comparar a ambas en ese mismo espacio invisible, deseando encontrar ese parecido del que habían hablado Cecilia y la coronel. Ser comparada con la figura de alguien tan perfecto a mis ojos sería posiblemente el mayor halago que alguien me hiciera en la vida.

Por primera vez maldije tener que usar una ilusión con alguien. De verdad habría dado lo que fuera porque mi hermano pudiera comunicarse conmigo de manera normal.

Corazón traidor. (Fourth Wing fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora