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La lealtad del corazón.

Un par de días después de que él se marchara aún podía sentir bajo mis pies la sensación de estar caminando sobre nubes esponjosas en lugar de la nieve blanca del bosque

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Un par de días después de que él se marchara aún podía sentir bajo mis pies la sensación de estar caminando sobre nubes esponjosas en lugar de la nieve blanca del bosque. Y aunque mis pies en mi andar torpe terminaran hundidos en la blancura que cubría el suelo yo me sentía tan ligera como el aire... nunca antes me había sentido así de bien, creo que por primera vez en mi vida estaba experimentando la dulzura de la felicidad en todo su esplendor.

Yo, Ariadne Aisereigh por fin pude sentir lo que es ser completamente feliz... de haber conservado mi voz habría gritado a los cuatro vientos la magnitud de los sentimientos que habían nacido en mi corazón.

De haber sido posible salir de mi anonimato por unos instantes le habría informado a todo Navarre del milagro que había ocurrido. Un gran y hermoso hombre me quería, a alguien tan sucia, tan rota... la querían.

Brennan era mágico, siempre lo había sospechado pero ya no tenía duda de aquello. Había bastado tan poco para que se adueñara de mi mente, de mi corazón , de mi fe... era milagroso, un ser divino, un poco de luz solar convertida en humano.

Apenas se había marchado y su ausencia se notaba en cada detalle del horizonte que se extendía frente a mi. 

Faltaban sus ojos, sus hermosos hoyuelos junto a esa sonrisa, me faltaba él y sus palabras amables, sus bromas divertidas que siempre me arrancaban un par de sonrisas, me faltaba ese lado amable  que tenía cuando me ayudaba a entretener a ese par de niños que seguro lo extrañaban tanto como yo o incluso más pues yo no era tan divertida como él..., me faltaba el maestro que me ayudaba a entender temas complicados  de historia y geografía  de Navarre en la biblioteca, el entrenador que ayudaba a fortalecer mi cuerpo, me faltaba mi aliado... por fin caí en cuenta que su presencia en mi vida había eclipsado a la soledad y sin él , el enorme vacío no hacía mas que crecer.

Incluso respirar se tornaba difícil, bastante irónico para alguien que podía controlar el aire a su antojo.

Dioses, lo extrañaba muchísimo...

El recuerdo de ese último beso invadió mi memoria dejando un sabor dulce en mi boca. Antes que el día comenzara , cuando los primeros rayos del sol se asomaban en las montañas cercanas y con los dos dragones aún durmiendo él me había vuelto a besar, había dicho que deseaba despedirse de mi a solas y en un descuido sus labios ya se habían vuelto uno con los míos. Que sensación más maravillosa...

Mis dedos en un acto reflejo ,  tocaron esa zona que el había marcado como suya y la sonrisa que adornaba mi rostro cada vez que pensaba en él volvió a aparecer, ya me dolían las mejillas de tanto sonreír...

Corazón traidor. (Fourth Wing fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora